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                     Más de veinte años en la élite, ha 
					sido campeón de liga, lo ha sido de copa y ahora ha vuelto a 
					la segunda división, tras permanecer dos décadas entre los 
					grandes, él era uno de esos grandes. 
					 
					La noche del domingo fue de infarto, desde las diez hasta 
					las doce, con la sombra del descenso que se paseaba por 
					varios campos, pero desde muy pronto se colocó el punto 
					negro en Riazor, desde el preciso momento en que el Valencia 
					se adelantó en el marcador. 
					 
					En otros campos, tampoco, se arrimaba la ropa al cuerpo, 
					especialmente en el campo de la Real Sociedad que desde muy 
					pronto se puso por detrás en el marcador, o un Mallorca, 
					donde el Atlético de Madrid, también, se adelantó muy 
					pronto. 
					 
					Pero ..., en Riazor el primer gol del Valencia no fue 
					respondido por nada positivo de los coruñeses, que pasaban 
					los minutos y no eran capaces de marcar. 
					 
					Hubo ratos, durante muchos minutos, en los que un gol en 
					Riazor hubiera podido mandar “al infierno” a otros, y el que 
					peor lo pasaba, aun estando salvado era el Mallorca que con 
					sólo haber marcado el Coruña se hubieran ido a segunda. 
					 
					Y volviendo al Coruña y acercándonos al Valencia, este 
					parece la mala sombra del guardia civil sobre el gitano, 
					porque desde 1994 le ha roto el pasodoble, cuando del mismo 
					Valencia dependía algo positivo para los coruñeses. 
					 
					En 1994, en los últimos instantes, un penalti detenido por 
					el meta González, del Valencia, privó a los coruñeses de 
					lograr la que hubiera sido su primera liga, que fue a parar 
					al Barcelona. 
					 
					Y ahora, en 2011, es el Valencia, en el último encuentro el 
					que con ese resultado, 0-2, hace que los gallegos se vayan 
					de la primera división, tras los años de gloria en liga, en 
					copa y en champions. 
					 
					Parecía imposible, parecía que el Coruña iba a estar siempre 
					entre los grandes, pero Lendoiro que, en su momento, tuvo de 
					todo, llevaba tiempo sin encontrar esos recursos para seguir 
					siendo grande. 
					 
					Ahora es jugar con ventaja al comentar ciertos aspectos, 
					pero el Coruña siempre estuvo allí de forma artificial, 
					especialmente cuando tuvo un “fondo de armario” que parecía 
					la ONU o la Torre de Babel. Se fichaba todo lo que fuera 
					preciso, más de la cuenta y el vestuario, hubo años que, fue 
					un infierno. 
					 
					Es más, circunstancias especiales de la zona, que fueron 
					atajados en su justo día, privaron de muchos de los recursos 
					al Deportivo de la Coruña, que ahora, ya veremos como está 
					la economía y cuando puede volver a subir. Eso será otro 
					cantar. 
					 
					El descenso, si miramos para atrás, parece un imposible, 
					pero es la realidad, ahora bien, mirando al presente no debe 
					extrañarnos, porque un equipo que, en toda la temporada, tan 
					sólo ha marcado 31 goles, no parece haber contado con 
					recursos verdaderos para quedarse en la categoría. 
					 
					Ahora ya, todos de vacaciones, el Coruña, el Almería y el 
					Hércules han tenido que soportar el amargor de la derrota, 
					con lo que, desde mañana, tendrán que volver a empezar, para 
					lograr, si es que lo logran, el ascenso, cuanto antes. 
					 
					Y si en La Coruña hubo lágrimas, en Zaragoza, San Sebastián, 
					Getafe, Pamplona y Palma de Mallorca la tensión cambió por 
					alegría. Eran seis los que corrían riesgo, cinco se salvaron 
					y el Deportivo de la Coruña se va, con lo que Galicia se 
					queda sin equipos de primera división. Ahora, vuelta de 
					tuerca, y a buscar el ascenso. 
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