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                     Buen sol, todavía no excesivo 
					calor, poco viento y todos los ingredientes necesarios para 
					pasar un buen día, solos los que a nadie tienen a su lado, 
					con sus familias los que viven todos aquí. 
					 
					Antes de todo, en la mañana del domingo, aquellos que no 
					queríamos dejarlo para más tarde, fuimos a cumplir con un 
					deber/derecho como era votar, cosa que hizo un buen número 
					de personas que, además, madrugaron más que en otras 
					ocasiones, no sé si para irse a la playa o para demostrar 
					que no se dejaban convencer por quienes tanta lata han 
					venido dando, a lo largo de la semana, con ese otro tipo de 
					democracia, dicen ellos, a la que, de momento no hemos 
					llegado. 
					 
					Aunque parezca mentira, el personal no se deja intoxicar con 
					proclamas o llamadas a otras cosas, fácilmente. 
					 
					Y a lo que sí se apunta la gente, porque así lo ha venido 
					haciendo, año tras año, es a irse a la playa, aquí en Ceuta, 
					en cuanto va asomando un poco la oreja el verano, o en 
					cuanto las condiciones ponen, a tiro, la posibilidad de 
					pasarlo ahí bien. 
					 
					Y cada vez parece que es más llamativa la playa en Ceuta, 
					las instalaciones mejoradas cada año un poco más, el fácil 
					acceso y los servicios que, hace una veintena de años, 
					parecía imposible que llegaran hasta aquí, han hecho que, 
					mayores y pequeños, hombres y mujeres, en cuanto el tiempo 
					lo permite y no es día de otras ocupaciones, se cojan los 
					bártulos, desde por la mañana temprano y se instalen en la 
					parte que más va con sus gustos o con su forma de pasarlo 
					entre el sol y el agua. 
					 
					Hasta ahora, en lo que va de año, no han sido muchos los 
					días que han permitido estas “aventuras”, mayo, 
					especialmente, no ha dado mucha tregua para poder instalarse 
					al lado del mar, pero, es de suponer que, a partir de ahora, 
					la situación se pondrá como de verano, aunque nos falta un 
					mes para llegar a ese verano, astronómico, claro que una 
					cosa es eso y otra el buen tiempo para no quedarse en casa. 
					 
					Y, a pesar del “buen tiempo”, la mañana del domingo tuvo 
					vaivenes, una neblina recorría las costas y parecía que le 
					costaba trabajo levantar el vuelo, hasta bien entrada ya la 
					mañana. Por una vez, y que siga así, el sol se impuso a las 
					sombras o al mal tiempo de otros muchos días pasados. 
					 
					Mirándolo bien, un día de elecciones con lluvia o mal 
					tiempo, cuando ha terminado el campeonato liguero de fútbol 
					y cuando no hay otro tipo de competiciones, al menos aquí, 
					quedaría muy aburrido y tras el voto no se sabría a donde 
					ir, algo que el domingo no sucedió. 
					 
					Pero a domingos de este tipo, a partir de ahora, hasta 
					finales de agosto, habrá que irse acostumbrando, por cuanto 
					las competiciones deportivas, de larga duración, ya no nos 
					quedan y otro tipo de actuaciones con tirón, no parece que 
					sean lo más fuerte, al menos en Ceuta, por ahora. 
					 
					Es el paso, pues, de los graderíos de los campos de fútbol o 
					de los polideportivos a las arenas, removidas y 
					acondicionadas de las playas, que habrá que pisar, al menos, 
					los fines de semana y cuantos días sean posibles, de lunes a 
					sábados. 
					 
					Y he dicho de lunes a sábados, porque el domingo está como 
					día fijo, mientras que los demás de los días dependerá, 
					especialmente, de las ocupaciones o del tiempo libre de cada 
					uno. 
					 
					Así es como van a transcurrir los domingos, a partir de 
					ahora, como transcurrió el pasado domingo que repartimos 
					entre ir a votar, eso por una vez, y pasarse el resto del 
					día en la playa. 
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