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					Un trabajador apela a su colega con un, como si se 
					tratase de un insulto, término referido a la homosexualidad. 
					Coincide con que, en ese momento, Mar Cambrollé Jurado está 
					pasando por su lado. “Por desterrar esas conversaciones es 
					por lo que luchamos”, apunta esta activista transexual. 
					Cambrollé es la presidenta de la ‘Coordinadora Girasol’, una 
					entidad que agrupa a las asociaciones de lesbianas, gays, 
					transexuales y bisexuales de Andalucía, Ceuta y Melilla. 
					Acompañada de su equipo, se ha desplazado hasta la Ciudad 
					Autónoma para presentar el ‘Orgullo del Sur’, una 
					movilización que tendrá lugar en Sevilla el próximo 25 de 
					junio, y que pretende reivindicar los derechos de la 
					comunidad LGTB. 
					 
					Pregunta.- ¿Qué es el ‘Orgullo del Sur’?  
					 
					Respuesta.- Es una convocatoria que se hace desde Andalucía, 
					Ceuta y Melilla. La convoca la ‘Cordinadora Girasol’, que 
					trabaja con el colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales 
					y bisexuales) y se suma a todas las manifestaciones que 
					internacionalmente se hacen para reivindicar todos los 
					derechos de esta comunidad.  
					 
					P.- ¿Sigue siendo necesario reivindicar el ‘Orgullo’? 
					 
					R.- Creo que sí es necesario porque es, ha sido y será la 
					herramienta política que ha posibilitado los cambios. Por lo 
					tanto, es vinculante al día del ‘Orgullo’, y en el caso 
					hipotético de que consiguiéramos todos los derechos, habría 
					que seguir saliendo para celebrarlo, para no olvidar que es 
					un colectivo que ha sido marginado de derechos: hemos sido 
					criminales para la justicia, enfermos para la medicina y 
					bufones para la sociedad. Superar esa etapa es motivo 
					suficiente para festejarlo. El ‘Orgullo’ tiene dos caras 
					complementarias, una lúdica y festiva, por haber superado 
					etapas, y otra reivindicativa, para seguir avanzando en 
					igualdad real. 
					 
					P.- ¿En qué situación se encuentra actualmente el 
					colectivo LGTB? 
					 
					R.- Ha habido muchos avances y eso ha permitido que seamos 
					más visibles, que las parejas muestren públicamente su 
					afectividad; pero es algo que todavía provoca rechazo en 
					muchas personas, lo que conlleva a casos de homofobia o 
					transfobia. Por eso pedimos un marco jurídico que garantice 
					la no discriminación. Estamos, a nivel legal, pendientes de 
					que se apruebe en junio la ‘Ley de Igualdad de Trato’. Es un 
					marco para la igualdad general, no sólo por orientación o 
					identidad sexual, sino también por racismo, discapacidad... 
					Queremos que cualquier delito que se cometa tenga ese 
					agravante, para que no suceda lo que ocurrió aquí en Ceuta, 
					que pegarle a una lesbiana se quede en una multa de 600 
					euros. No queremos que se sumen derechos, sino que se 
					garanticen los que ya hay. Por otro lado, la única batalla 
					que nos queda es la igualdad real, que se consigue a través 
					de la educación. Educar a la sociedad y a los niños en 
					valores de respeto, en saber que existen diferentes tipos de 
					familia y distintas formas de amarse, y que todos y todas 
					entramos en esta sociedad. 
					 
					P.- ¿Cree que son necesarios la visibilidad y los 
					referentes? 
					 
					R.- Sin visibilidad no se hubiese alcanzado nunca la 
					normalidad ni la integración a nivel social. Lo que no se 
					visibiliza no existe, y lo que no existe, no se normaliza. 
					Si no hubiéramos tenido unos referentes positivos a nivel de 
					personajes de la cultura, de la política, de cantantes, de 
					escritores, la gente no lo vería con normalidad. En las 
					series de televisión se trata con mucho respeto cualquier 
					relación afectiva entre personas del mismo sexo, eso ayuda a 
					que la sociedad lo acepte, a que se normalice. Hay 
					diferentes formas de amar y de ser y todas tienen cabida.
					 
					 
					P.- ¿El activismo está en crisis? 
					 
					R.- El activismo está más potente que nunca. Los activistas 
					creíamos que cuando se fueran alcanzando derechos, esto se 
					iba a debilitar. Pero no, porque te das cuenta de que sí, 
					existen leyes que, por ejemplo, permiten a una lesbiana 
					casarse con otra mujer, pero después esas mujeres salen a la 
					calle y les dicen ‘Mira, una tortillera’; entonces, te das 
					cuenta que la igualdad legal es una cosa, y la igualdad real 
					otra. Los activistas en España estamos muy organizados y 
					somos el movimiento social y político con más poder de 
					convocatoria.  
					 
					P.- Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, ¿Difiere 
					el modo de afrontarlo?  
					 
					R.- Dentro del colectivo existen diferencias y un 
					denominador común: nos oprime el heteropatriarcado y el 
					sexismo. Vivimos en una sociedad machista. Eso hace que haya 
					un ‘handicap’ para las mujeres, que no sólo estamos 
					discriminadas como mujeres, sino también por nuestras 
					circunstancias añadidas: si eres mujer estás discriminada 
					como mujer, si eres lesbiana como mujer y lesbiana, y si 
					eres mujer, lesbiana y transexual, suma. Por eso, sin 
					visibilidad no se alcanza la normalidad. Las mujeres también 
					necesitamos referentes, por eso, yo desde aquí invito a las 
					intelectuales, a las cantantes, a las escritoras, a las 
					periodistas, a las amas de casa... a que sean visibles. No 
					podemos decir ‘Es que los gays son más visibles que 
					nosotras’. Sí, señora, pero salgamos del armario también 
					nosotras para que nos hagamos visibles como ellos. 
					Visibilidad es empoderamiento. 
					 
					P.- ¿Cree que es más difícil en ciudades pequeñas como 
					Ceuta?  
					 
					R.- Yo creo que la visibilidad es necesaria en todos lados 
					porque abre debates, y el debate social siempre es bueno, 
					porque nunca va en una dirección, sino que hay gente que se 
					posiciona y aquellas posturas que son intolerantes siempre 
					quedan aisladas. Estamos en una sociedad donde la 
					pluralidad, el respeto o la diversidad son los valores 
					sociales que deben prosperar. La intolerancia ya no cabe en 
					este juego democrático ni entra en las relaciones humanas de 
					una sociedad madura y adulta. 
					 
					P.- ¿Cuánto hay de miedo al ‘qué dirán’ y cuánto de 
					autorechazo?  
					 
					R.- Yo creo que va todo junto. El éxito de cualquier norma 
					es que tú la interiorices, porque tú te conviertes en cárcel 
					de tu propio cuerpo, en vigilante de tus propias emociones.
					 
					 
					P.- ¿Cómo llegó usted al activismo y a ser presidenta de 
					‘Girasol’?  
					 
					R.- Yo vengo de los primeros inicios del activismo en 
					España. La primera asociación que Andalucía conoce por la 
					libertad sexual y por la evolución de los derechos la fundé 
					yo en 1977, se llamaba ‘Movimiento homosexual de acción 
					revolucionara’, todavía en la clandestinidad porque había 
					una ley que metía en la cárcel a los gays sólo por serlo. 
					Hasta ahora he estado luchando por los derechos del 
					colectivo LGTB. Fundé la ‘Asociación de Personas 
					transexuales’, y formamos parte de la ‘Coordinadora 
					Girasol’, de la que me propusieron ser la presidenta. Y yo 
					estoy muy orgullosa, primero de ser una mujer transenxual, y 
					después de defender los derechos del colectivo LGTB. 
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