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                     Cuando los llamados “Indignados” 
					se concentraron en la Puerta del Sol, mostrando su 
					descontento con el sistema y con los banqueros, hay que 
					reconocer que sus protestas hizo ganar las simpatías de 
					muchas personas no tan jóvenes como ellos que se sumaron a 
					su movimiento. 
					 
					Pero esa simpatía y ese apoyo, que recibieron desde el 
					primer momento, se ha ido diluyendo como un azucarillo en el 
					café, La perdida de esa simpatía y apoyo que tuvieron desde 
					un primer momento la ha tenido el cambio experimentado en 
					los que hoy participan en esa acampada, muy lejos de ser 
					aquellos chicos y chicas educadas que, incluso cuando 
					estaban durmiendo a las puertas de un establecimiento y el 
					dueño les rogaba se marchasen, para poder abrir sus puertas, 
					lo hacían con toda la educación del mundo, limpiando el 
					lugar. 
					 
					Eso se ha acabado, muchos de los acampados no sólo no se 
					levantan, ni hablan con educación, a los propietarios de los 
					establecimientos, sino que llegan al insulto y ha colocar 
					letreros provocativos contra esos comerciantes. ¿Qué ha 
					pasado para que se dé este cambio, en los “indignados”?. 
					 
					Sencillamente que los “indignados” que fueron en primer 
					lugar, que se ganaron el apoyo y las simpatías del personal, 
					no son estos últimos que han llegado a formar parte de esa 
					acampada.  
					 
					Desde un punto de vista objetivo entre estos últimos, que 
					han llegado a la acampada, pueden que existan verdaderos 
					profesionales de la agitación que estén aprovechándose de la 
					buena fe de los primeros “indignados” para hacer su trabajo. 
					 
					Es curioso pensar que si estos chicos y chicas no tienen 
					dinero alguno, de dónde sale el dinero para conseguir comida 
					e incluso grupos electrógenos para tener luz durante al 
					noche. La contestación a esta sencilla pregunta nos podría 
					llevar a pensar que quizás esto sea una trama perfectamente 
					organizada donde los chicos y chicas de la primera acampada 
					han sido, perfectamente, utilizados como las cobayas de 
					laboratorio. 
					 
					A los que una realizado su trabajo, se les ha apartado para 
					dar pasos a quienes han de sustituirles para terminar el 
					trabajo que la trama había perfectamente organizado. Dicen 
					que por le hilo se saca el ovillo. Sólo es cuestión de tirar 
					del hilo para que él nos lleve a la madeja. 
					 
					Entre los requisitos que han de cumplirse para esta 
					manifestación está el de fijar el tiempo de duración. Cosa 
					que no se ha hecho, además de quebrantar varias ordenanzas 
					municipales que reglamentan cuestiones tan dispares como la 
					salubridad, la seguridad o la invasión de la vía pública. 
					 
					Ellos, los que ocuparon el espacio público al margen de la 
					legalidad, dicen estar dispuestos a desobedecer la 
					resolución que tomen las autoridades democráticas. De esa 
					forma no están enfrentándose al sistema, están chantajeando 
					al Estado. 
					 
					La pregunta es quiénes no quieren aceptar la legalidad, los 
					primeros que llegaron de forma pacifica o esos últimos que 
					se han unido a la acampada- Contéstese a esta pregunta y 
					sacará algunas conclusiones en las que usted no había 
					pensado. 
					 
					De todas formas, por la manera últimamente de actuar, están 
					perdiendo las simpatías que habían despertado y el apoyo de 
					muchísimas personas. 
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