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                     A sólo dos días del Lunes de 
					Pentecostés, la Hermandad del Rocío de Ceuta ha partido 
					hacia la aldea onubense de Almonte para rendir tributo a la 
					Blanca Paloma. Duro Camino, dulce caminar. Fuerte la 
					penitencia pero enorme la recompensa. Con ese sentir, los 
					más de ciento veinte ceutíes acuden al encuentro del Rocío 
					de las Marismas. Las sevillanas rocieras, los pinos del 
					coto, el romero en la varilla, las carretas, las botas 
					camperas, el salto a la reja y las guitarras y tamboriles 
					sonando... Un año más, el ‘Simpecado’ de Ceuta estará en 
					Almonte representando a los rocieros de esta tierra, los que 
					viajan y los que se quedan. Ya falta menos para ver a la 
					Señora. 
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