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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE JUNIO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Fátima Hamed merece ocupar su lugar


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Ha olvidado tal vez Mohamed Alí lo que le debe la Coalición Caballas a Fátima Hamed?. Esa es la pregunta porque el resto son zarandajas. Y lo cierto es que ayer la joven abogada no ocupó el puesto que le corresponde como número dos junto a Mohamed Alí en el orden de los escaños, siendo ocupado su lugar institucional por Juan Luis Aróstegui. Fátima no compareció a prestar juramento y por mucho que alegue en nota de prensa que se debió a una “indisposición” no hay quien se trague la versión, pero no por dar pábulo al chismorreo ni a la rumorología, sino porque alegan que la vieron a en el Palacio de la Asamblea, luego desapareció y Alí no excusó desde un principio públicamente su ausencia, sino que se limitó a musitar de manera deslavazada que “debía” encontrarse indispuesta.

Por supuesto que sí, aquello era para “indisponerse” pero contra los números uno y tres, porque por activa y por pasiva a lo largo de la campaña se ha repetido la evidencia de que, ante “la extraña pareja” Alí-Aróstegui, el musulmán y el marxista, cada cual con su ideología y partiendo de valores y principios radicalmente opuestos, el “pegamento” de la Coalición y la única imagen capaz de atraer a los votantes era la abogada Fátima. Sin ella es más que probable que ni Mohamed Alí ni Juan Luis Aróstegui hubieran tenido ni un mínimo de posibilidades de ocupar un escaño porque juntos no suman sino que restan y las cifras cantan. ¿Habrá impuesto Aróstegui asumir una especie de “papel” de número dos relegando a Fátima Hamed y saltándosela? Eso sería un fraude a los electores, un fraude en toda regla, porque ellos han votado a una lista con un orden de candidatos esperando el cumplimiento de ese orden y no van a tolerar “apaños” de última hora que desvirtúen el sentido de sus sufragios y que aúpen al sindicalista por encima de la abogada cuando ella ha sido el único vivero de votos y la única “imagen” capaz de hacer levantar cabeza a la Coalición Caballas.

El orden de los escaños, ilógico, antinatural, fruto sin duda de pactos y componendas amañados a toda pastilla, es una ofensa a la número dos que se ve relegada y menospreciada ¿A cambio de qué? De un tipo en vaqueros que aparece para “montar el numerito”, dar el toque discordante y acaparar flashes en plan “que hablen de mí aunque sea mal” ¿Hubiera consentido la educada Fátima Hamed que es una joven señora muy distinguida la actitud de Aróstegui? Presumimos que no. En absoluto. Y menos aún que el culpable de la escabechina de votos sufrida por la Coalición la humille ocupando lo que por derecho y por las urnas le corresponde. ¿Fue puro machismo y ninguneo del género femenino? ¿Pensaron tal vez Alí y Aróstegui que Fátima era “el florero” que daba “buena imagen” como número dos al grupo? Equivocados van, les garantizo que la abogada es cualquier cosa menos un “florero” e intelectualmente les da la vuelta a cada uno de ellos por separado y a los dos juntos les da vuelta y media. ¿Estrategia fallada? Porque podemos garantizar que “la indisposición” poco tuvo de excusa y mucho de realidad cuando la legítima número dos se encontró con la maña tramada entre Alí y Aróstegui para defenestrarla. Lo cierto es que mucho se ha argumentado acerca de que el sindicalista aspira afanosamente a su cota de protagonismo y que lo suyo no es permanecer tranquilo en su puesto dejando labores y tareas de portavoz a Mohamed Alí ni a la Secretaria General Fátima Hamed que es sin duda la mejor oradora y quien mejor domina el léxico porque dialécticamente es muy ágil mientras que los otros dos son monótonos y repetitivos. ¿Cómo acabará el dilema? Fátima no es de las que guardan un sumiso silencio ni se va a dejar avasallar por intereses espureos, aunque haciendo comparaciones si chirría la Coalición Alí y Aróstegui “los musulMarxnes” el “todavía más difícil” de asumir es ver a la abogada con ese tandem “¿Que hace una chica como tú en un sitio como este?” Pintar no pinta nada, pero hacer puede hacer mucho, lo primero es exigir su lugar e imponer el respeto a su posición, eso resulta innegociable y lo segundo asumir las funciones que le son propias porque tiene un fuerte compromiso moral con sus votantes a quienes ha prometido una serie de cosas que tiene que luchar por cumplir. Ni obediente, ni mansa, ni sumisa, ni subyugada, Alí y Aróstegui van muy errados si piensan que la juventud de Fátima y su educación les van a conceder una “licencia de corso” para trajinar y hacer malabarismos pactados.

La nota de prensa remitida ayer a las cuatro de la tarde tuvo que estar precedida de arduas negociaciones y fue “un lavado de cara” por parte de la Coalición. Pero Fátima es electa y merecía estar en la foto de familia y compartir con el resto la solemnidad y la belleza de la jornada y disfrutar de la emotividad de lo allí vivido. Faltó por estar “indispuesta” pero les aseguro que si llega a presenciar la actitud de Aróstegui y sus salidas de tono no es que se “indisponga” sino que le da algo malo de verdad.¿Será capaz Mohamed Alí de no permitir ocupar su lugar a la auténtica lider moral de la Coalición Caballas? Pues habrá indignación-reacción, las féminas se revolverán y los de la antigua UDCE puede que se amotinen. Mal comienzo en todos los aspectos y a todos los niveles, Fátima Hamed faltaba en la foto de familia ocupando el puesto en el que merece estar.
 

 

...y Juan Luis Aróstegui “dio la nota”


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 


El protocolo institucional dicta una serie de normas y reglas de obligado cumplimiento y que tienen carácter imperativo, es decir que son irrenunciables. Y su acatamiento es una cuestión de respeto en primer lugar y de buena educación en segundo lugar. Así “saltarse el protocolo” no es algo muy “progre”, ni muy “fashion” ni muy “anarco” ni muy “antisistema” sino la muestra evidente de que quien lo hace, es a la par un ignorante y un paleto.

Y en la jornada de ayer durante la Constitución de la Asamblea de la ciudad las normas protocolarias se cumplieron a rajatabla. Chaqueta y corbata para los caballeros y traje corto de media gala para las damas, todos impecables como requería la solemnidad y la trascendencia del acto que se celebraba, porque seguir el protocolo es antes que nada una muestra de respeto, cortesía y reconocimiento tanto al acto en sí como a los asistentes, las normas sociales solo las transgreden los antisistema que hacen gala de marginalidad y de salvajismo, el resto de la sociedad se atiene a ellas porque los límites y las directrices existen para dotar de mayor calidad de vida a los ciudadanos al hacerles atenerse a unos principios básicos de urbanidad y de cortesía que hacen más cómoda la convivencia.

En la Constitución de la Asamblea todo funcionó pero... Inevitablemente hubo un “pero” que vino, lógicamente, de los escaños de la Coalición Caballas. Rectifico el vocablo “lógicamente” porque no era lógico el que quienes ocupaban los dos primeros escaños de la oposición, Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui se dedicaran a cuchichear entre ellos contraviniendo la educación más primordial. Pero eso no es todo : Juan Luis Aróstegui, sin duda buscando dar la nota discordante,bordar la patochada, quedar por “el rebelde” como si fuera un adolescente, caer en la “boutade”, enjaretar la falta de respeto al acto, demostrar desprecio por todos los asistentes y hacer quedar a su Coalición a la altura protocolaria del betún, apareció en vaqueros y en mangas de camisa.

Pacientísimos los concurrentes porque si con esa pinta trata de entrar en una buena discoteca o en un restaurante elegante no le permiten el paso. Y no digamos si comparece de esa guisa en algún evento solemne, sencillamente le echan. Pero se ve y se palpa la retranca del Presidente Juan Vivas y las magnánimas tragaderas del resto de los asistentes ante la “jaimitada” de Aróstegui y aún se apercibe más el sometimiento de un trajeado y maqueado Mohamed Alí que sí sabe guardar las formas pero que no fue capaz de invitar a su coaligado a irse a su casa y vestirse en condiciones porque aparecer con esa pinta era un escarnio para toda la Coalición Caballas y dejarles en conjunto como a unos cazurros que no saben ni cuando hay que aparecer de traje. Infumable, indigerible, inaguantable, intragable, inasumible y una cutrería sin paliativos. ¡Y luego dicen que “les atacan”! ¿El culpable? El encargado de protocolo que no debió permitir que nadie faltara al respeto a los asistentes sentándose en un escaño con ese lamentable aspecto. Normal que más tarde no formara parte de “la foto de familia” donde aparecen todos los electos, con excepción de Fátima Hamed y el desaliñado Aróstegui, Fátima porque no estaba y el otro porque no estaba presentable para retratarse. ¡Vaya adquisición la de Mohamed Alí! Desde luego que para ese viaje no se necesitan alforjas y a la que nunca ha usado bragas las costuras le hacen llagas. Dando la nota horterizante desde el primer minuto del primer día y usando y abusando de la educación o tal vez de la absoluta indiferencia del resto de los ocupantes de los escaños. ¿Y que consiguió con la balandronada? Pues irritar al público porque su gesto fue una falta de respeto y un menosprecio para todos los ceutíes.

Allí se encontraban los salidos de las urnas, los representantes del pueblo soberano y como tales y por ser la ocasión la que era, un evento de enorme solemnidad y lleno de emoción y de contenido, se imponían las normas y las formas, la clase y la distinción y la pública demostración al pueblo de Ceuta de cómo “se sentían” los electos. Emocionados, reconocidos, impregnados de respeto y de gratitud por la confianza otorgada y bastante conmovidos durante el juramento. Porque esa acción tiene un inmenso significado de ahí la indignación colectiva ante la nueva conculcación formal por parte de Juan Luis Aróstegui alterando la promesa o juramento para de nuevo “dar la nota” y avergonzar aún más si cabe a “su” grupo político.¿Y cómo acabará ese “invento”? ¿Con Mohamed Alí enmudecido y abochornado o con un público “tirón de orejas” obligando a Aróstegui a disculparse públicamente por la “fantasmada”? En la reacción de Alí encontraremos la respuesta al dilema, es decir si “traga quina y consiente” o si por el contrario pone pie en pared y requiere a Aróstegui para que pida perdón a los asistentes al acto institucional. Esperamos reacciones.
 

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