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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE JUNIO DE 2011

 
 discurso / JUAN JESÚS VIVAS (PRESIDENTE DE CEUTA) EN EL CONGRESO

“Señor presidente, señorías, defendemos
una iniciativa plenamente justificada”

Por  J.Alfonso


Según queda acreditado, la Ciudad de Ceuta comparece ante esta Cámara para defender la toma en consideración de una iniciativa legislativa que tiene por objeto consolidar y mejorar el régimen de bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social que fue aprobado en diciembre de 2003, en orden a situar la bonificación en el 50% de las referidas cuotas –ahora es del 40%– y de extender su aplicación a todos los sectores económicos. Una iniciativa que merece ser calificada de excepcional y trascendental.

Excepcional, por ser la primera vez que nuestra ciudad utiliza este recurso legal contemplado en nuestro Estatuto de Autonomía; y trascendental por afectar a un asunto de vital importancia para el presente y porvenir de nuestra ciudad. La necesidad de poner al día y fortalecer los incentivos económicos y fiscales que están concebidos para atender las especiales dificultades que en nuestras dos ciudades concurren en relación con la cobertura de determinados servicios esenciales, el desenvolvimiento de la actividad productiva, y la creación de empleo. Unos incentivos que, en suma, son expresión material del principio de solidaridad territorial que sanciona nuestra Constitución y que, por tal motivo, no deben verse perjudicados por la obligada, e inexcusable, contención del gasto no esencial que impone la dura situación presupuestaria y financiera que estamos sufriendo.

Siendo consecuente con la comentada trascendencia del asunto, y considerando que, en la medida de lo posible, el reconocimiento del hecho diferencial de nuestra ciudad no debe estar sometido a la confrontación partidista; la iniciativa que hoy defendemos ha contado, y cuenta, con el respaldo de todas las formaciones políticas de nuestra Asamblea y de todos los agentes económicos y sociales. Con base en estos mismos argumentos y procurando ser fiel al mandato recibido, mi intervención tendrá un carácter marcadamente institucional, al servicio siempre del deseado encuentro y acuerdo.

Señor presidente, señorías, creo que defendemos una iniciativa plenamente justificada, y, sin duda alguna, necesaria.

Justificada y necesaria porque no existe ningún otro lugar de España en el que concurran, de manera simultánea y acumulada en cuanto a sus efectos, los condicionantes, las limitaciones y las dificultades que, para el desarrollo económico y la creación de empleo, se dan en nuestras dos Ciudades Autónomas. No existe ningún otro lugar dentro de España en el que, a las dificultades propias de la extrapeninsularidad, se sumen la extrema escasez de suelo y otros recursos naturales; los elevadísimos precios de las comunicaciones con la península; el reducido tamaño del mercado local; y el asimismo singular hecho fronterizo.

Un hecho fronterizo que, al margen de provocar una fuerte presión migratoria en todas sus variantes y altas cotas de exigencia en la cobertura de determinados servicios esenciales –dadas las abismales diferencias de niveles de vida y de protección social entre ambos lados de la frontera–, no supone en la práctica una oportunidad para abrir nuevos horizontes a la economía local en condiciones de estabilidad, por causa de conocida actitud de las autoridades del país vecino que estrangulan, coartan e impiden cualquier posibilidad de desarrollo conjunto basada en la complementariedad, en la cooperación y en la normalización de las relaciones económicas y comerciales.

Como consecuencia de todos estos condicionantes, unos costes de producción y de distribución de bienes y servicios sensiblemente superiores a los del entorno territorial más próximo; unas peores condiciones de competitividad; y un tejido productivo que se ve y se siente, con razón, incapaz para sortear tan acuciantes dificultades. Como consecuencia, un paro endémico que supera el 30% de la población activa. Como consecuencia, condiciones de marginalidad y grave riesgo de inestabilidad y quiebra social. Además, estos mismos condicionantes penalizan la residencia en nuestras dos ciudades, por la vía del encarecimiento de determinados bienes y servicios indispensables.

Esta es, señorías, una realidad singular e incontestable y, por tanto, verificable; como también lo es, que gracias al esfuerzo de todos, se ha experimentado una profunda transformación urbana y dotacional, con avances notables en equipamientos e infraestructuras de diversa índole, con mejoras significativas en la calidad de los servicios, y con un evidente proceso de convergencia con la renta per cápita nacional. Pero, insisto, la potenciación del tejido productivo y de su capacidad para generar empleo sigue siendo una asignatura pendiente desde que nuestra integración en la Unión Europea junto con otras decisiones vinculadas al interés nacional acabaron con un modelo económico que estaba basado en la condición peculiar de ser territorio franco aduanero.

Casi todas las voces autorizadas consideran que para afrontar, de manera realista y responsable, la mencionada asignatura pendiente se requiere activar, con la suficiente determinación y amplitud de miras, los incentivos que sean eficaces para amortiguar los efectos de los condicionantes singulares en el coste de producción y distribución de bienes y servicios; para hacer atractiva la inversión y la localización empresarial; para mejorar la competitividad y la productividad; y para, en definitiva, aprovechando las fortalezas y oportunidades existentes, explotar todo el potencial de crecimiento con que cuentan los sectores del turismo, las actividades portuarias, el comercio, y los servicios en general. Se requiere, en suma, fortalecer uno de los renglones más relevantes de los señalados incentivos: el vigente régimen de bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social cuya mejora constituye el objeto de la iniciativa que nos convoca; una medida que, por otra parte, ha tenido, desde su implantación, un impacto positivo en el mantenimiento y creación de empleo, según demuestran las evaluaciones practicadas.

Al hilo de lo hasta ahora manifestado, dos precisiones merecen ser subrayadas:

Una, que la medida ha de tener carácter estructural, dado que también tienen naturaleza permanente e irreversible los condicionantes que la justifican; y

La otra, que, de acuerdo con la actual regulación, su aplicación debe repercutir tanto en las empresas como en los trabajadores, al objeto de, en este caso, contribuir a paliar los efectos que en el coste de la vida provocan los tantas veces mencionados condicionantes, y de esta forma despenalizar la residencia en nuestras dos ciudades y favorecer el arraigo de la población en las mismas.

Confío en que la unanimidad con que fue respaldada en nuestra Asamblea la aprobación de la iniciativa que hoy defendemos tenga fiel reflejo político en esta Cámara a la hora de tomarla en consideración, máxime si se aprecia que ello no impide aprovechar la correspondiente tramitación parlamentaria para, con base en las negociaciones llevadas a cabo y trabajos realizados desde el mes de octubre del pasado ejercicio, concretar, acotar y graduar lo que se estime apropiado. Como tampoco impide la referida toma en consideración plantear en un futuro próximo otras vías alternativas que conduzcan al mismo fin.

Pero sobre todo confío en la sensibilidad de esta Cámara para comprender las especiales circunstancias que en nuestras dos ciudades concurren; para entender, por encima de posiciones partidistas, que Ceuta y Melilla necesitan del apoyo solidario, decidido, suficiente e insustituible, de los poderes públicos del Estado, si de verdad se quiere viabilizar una estructura productiva que permita combatir, en condiciones de estabilidad, el drama social del paro que de manera crónica se sufre, y favorecer el arraigo de la población. Unos objetivos vitales para el porvenir de dos ciudades, atractivas y abiertas, que quieren mirar al futuro con ilusión y optimismo; que se sienten respaldadas por el resto de España; y que realizan, de manera natural y cotidiana, una decidida apuesta por un modelo de convivencia digno de ser observado; un modelo de convivencia basado en el respeto y aprecio por la diversidad cultural, en el imperio de la ley, y en la supremacía de los valores democráticos.

Antes de terminar con esta breve intervención, y considerando tanto la ya comentada trascendencia del asunto como el hecho de que han trascurrido cerca de tres años desde que se presentó la iniciativa que hoy se aborda, me permito solicitar de esta Cámara que, en caso de que prospere su toma en consideración, se impulsen y agilice los ulteriores trámites parlamentarios hasta el límite de lo posible.

En fin, señorías, creo, con toda sinceridad, que la ciudad de Ceuta está defendiendo, y ustedes van a valorar, una causa justa y de gran calado; una iniciativa que encuentra el más sólido de sus argumentos en dos pilares de nuestra Constitución:

El derecho de todos los españoles a ser iguales en niveles de vida, en el acceso a los servicios públicos, y en oportunidades, con independencia de que residan en la península, en las islas o en nuestras dos Ciudades Autónomas; y,

La obligación de los poderes públicos de velar por un equilibrio territorial adecuado y justo.
 

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