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OPINIÓN - LUNES, 13 DE JUNIO DE 2011

 
OPINIÓN / EL ALA OESTE

La insoportable levedad de Europa (II)

Por Juan Carlos Hernández


Europa ha sido débil, militarmente hablando, desde hace tiempo pero solo recientemente se ha revelado esa debilidad. La Segunda Guerra Mundial eliminó a las naciones europeas de la lista de las superpotencias, y la post guerra mundial les impidió utilizar fuerza suficiente en ultramar para mantener sus colosales imperios en Asia, África y Oriente Medio. Esto les obligó a una retirada a escala masiva después de cinco siglos de dominio imperialista, quizás la retirada mas significativa en toda la historia humana. Sin embargo durante mas de medio siglo esa debilidad ha quedado enmascarada por las circunstancias geopolíticas de la Guerra Fría. Europa quedó empequeñecida flanqueada por las dos superpotencias, no obstante de servir como teatro de operaciones de la guerra mundial entre el comunismo y el capitalismo. Su única y además vital estrategia era defender su propio territorio contra las tropas de la Unión Soviética, al menos hasta que llegaran las tropas de los Estados unidos. De este modo conservó Europa muchos de los privilegios tradicionales de Superpotencia al convertirse en un pivote del juego geopolítico. Eso, junto con los hábitos adquiridos al haber sido líder mundial, permitió a los europeos el mantener una influencia internacional mucho mayor de lo que su capacidad militar hubiera permitido pensar.

En fin, Europa perdió definitivamente su centralidad estratégica al terminar la guerra fría; tuvo un atisbo de recuperar su papel de superpoder cuando se enfrentó, por decir algo, a la crisis balcánica de 1990, lo que tuvo a europeos y americanos centrados en la importancia estratégica del continente y en el mantenimiento de la relevancia de la OTAN. La propia ampliación de la OTAN a costa de los miembros del Pacto de Varsovia y la consolidación de la victoria en la Guerra Fría mantuvo a Europa en el frente principal de la polémica estratégica.

La “Nueva Europa” convertida en una sola unidad prometía recuperar la grandeza europea y bajo la forma de “Unión Europea, convertirse en la siguiente superpotencia no solo económica y políticamente, sino también militarmente.

No obstante, las expectativas no se cumplieron; el conflicto balcánico reveló la incapacidad política y militar europea. Los Balcanes y el conflicto de Kosovo demostraron la incapacidad europea de proyectar una fuerza decisiva sobre regiones y territorios mas allá del continente. Se puso en evidencia su imposibilidad para desplazar fuerzas de combate significativas en un territorio hostil, incluso dentro del espacio europeo.

Como mucho podrían efectuar un despliegue de mantenimiento de la paz posteriormente a que se hubieran desplegado fuerzas estadounidenses previamente.

Toda esta situación nos lleva a concluir que, después de la Guerra Fría, Europa no puede pagar para sacar fuerzas de su territorio, ni siquiera en conflictos menores si no es con la ayuda de los americanos. Los europeos vieron el colapso de la URSS no como una oportunidad para desarrollar músculos propios, sino mas bien como la posibilidad de recoger los dividendos de la paz.

La meta de muchos europeos y americanos que pretendían que Europa asumiese papeles estratégicos fuera del continente no era mas que una fantasía inalcanzable.

En la actualidad el problema transatlántico no es una cuestión de Bush si o no, o de cualquier otra administración americana. Es un problema de poder. El poderío militar norteamericano ha creado una tendencia a la utilización de la fuerza y, la debilidad militar europea ha producido una perfectamente comprensible aversión a la utilización del poder militar.

Ha creado, en resumen, un poderoso interés europeo en un mundo donde no se pueda utilizar la fuerza, donde predominen las leyes e instituciones internacionales, donde se prohíban las acciones de poder unilaterales, donde todas las naciones independientemente de su poder tengan los mismos derechos y la misma protección bajo el Derecho Internacional. En fin esto, en líneas generales, es irreprochable; es lo que los americanos planteaban cuando se veían sometidos a la brutalidad del sistema imperialista de Francia o Gran Bretaña.

Es mas, los Estados Unidos, nunca actuaron basándose en la razón de estado como lo hicieron Luis XIV de Francia o jorge III de Inglaterra. Los americanos nunca han aceptado los principios del antiguo orden europeo y jamás han asumido la perspectiva maquiavélica de la política. Los Estados Unidos es una república liberal, que cada día avanzan mas en el sentido de una sociedad progresista abierta. Y es cierto que creen en el uso del poder, y en lo que esa creencia significa, que no es otra cosa que el progreso de una civilización liberal y de un orden liberal mundial. Los americanos incluso comparten el deseo de los europeos de un orden mundial basado en el imperio de lay y no en el uso de la fuerza. Sin embargo, Europa sigue oponiéndose a las acciones unilaterales de los Estados Unidos, básicamente porque ella es incapaz de llevar a cabo acciones unilaterales; y por eso apelan al multilateralismo que les ofrece mayor protagonismo político, aunque no mayor capacidad de resolver los problemas reales y las amenazas potenciales.

En definitiva, la explicación de la mayor tolerancia europea contra las amenazas se encuentra en su propia debilidad para desactivarlas. La psicología de la debilidad es muy fácil de entender. Un hombre armado solamente con un cuchillo puede decidir que un oso agresivo en el bosque es un peligro tolerable, mucho mas que la alternativa que se le ofrece que cazar el oso con el cuchillo, así que decide esperar sin hacer nada y asumir que el oso nunca va a atacarle. El mismo hombre armado con un rifle de repetición, es mas que probable que piense de manera diferente con respecto a la tolerancia de la amenaza potencial del oso. Aún así la psicología no lo explica todo.

La Europa de hoy es sin duda una conquista que es celebrada en ambos lados del Atlántico y que debe ser guardada y protegida y que, no lo olvidemos, se ha podido construir gracias a la sangre de miles de soldados americanos y de billones de dólares invertidos en su crecimiento y fortalecimiento. La nueva Europa lo es hoy gracias a la intervención norteamericana en dos guerras mundiales sobre territorio europeo y en la definitiva derrota del comunismo soviético sobre el mismo campo de batalla. Aún mas la contención militar e ideológica de ese comunismo en Asia y en el mundo entero ha permitido la expansión económica de Europa y el mercado global que existe en la actualidad.

Europa es en muchos sentidos fruto de la política de fortalecimiento de los Estados Unidos en los últimos sesenta años. Europa Unida fue un sueño americano desde los tiempos de Dean Acheson y a pesar de ello, muchos europeos no son conscientes de la gran paradoja: su paso a la historia moderna se ha debido a la fuerza de los Estados Unidos porque Europa no ha tenido ni la voluntad ni la habilidad de proteger su paraíso de paz; y ni siquiera es moral o físicamente capaz de admitir su dependencia de Norteamérica para permanecer libre e independiente.
 

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