A mi, precisamente, no se me pude
negar mí particular lucha contra el actual sistema electoral
que lo creo caduco y trasnochado. He pedido, desde estas
mismas páginas, por activa y por pasiva, el cambiose la Ley
Electoral que nos acerque mucho más a una autentica
democracia.
Por eso, en un principio creí y compartí la situación de los
indignados y sus manifestaciones, pero el paso del tiempo me
ha llevado a pensar, aquella frase queme decía la sabia de
mí abuela. “Piensas mal y acertarás”. Y hacia esa frase,
viendo ciertas actuaciones de los llamados indignados, me ha
llevado a pensar que, toda esa actuación, es una trama
perfectamente organizada, que no se ha hecho en un día por
una convocatoria en Internet. Eso llevaba mucho más tiempo
fraguándose.
Se los dije a los indignados y se lo vuelvo a repetir, las
cosas en un país democrático se cambian ajustándose a las
reglas del juego, es decir mediante los votos depositados en
las urnas. Y no incumpliendo ciertas normas de convivencia,
impidiéndole derecho a la libre circulación por las plazas
donde ellos se habían instalado.
Ni, por supuesto asaltando Hipermercados, incursiones sin
permiso en sedes particulares o enfrentamientos con la
policía. Todo ello deja mucho que desear, y repercute contra
los organizadores de estos indignados.
Como de la misma forma repercute en su contra que, cientos
comercios y hoteles, se vean perjudicados en sus ventas por
algo que es ilegal. Y rizando el rizo, aparece un señor con
más de setenta años, que daba la sensación de personajes de
otra época, agitando al personal, mientras estos le gritaban
¡presidente, presidente!. Escuchando este grito, pensé que
aquello más que una reunión de indignados, era una chirigota
gaditana.
Con su presencia, estos llamados indignados, han tratado de
reventar los actos de toma de posesión de los nuevos
municipios o CC. AA. Y las otras noches para demostrar su
indignación, abuchearon, e insultaron al alcalde de Madrid
cuando paseaba su perro por las cercanías de su domicilio.
Los auténticos indignados son todos aquellos que se han
quedado sin trabajo, que han perdido sus viviendas por no
poder pagar sus hipotecas y toda esa juventud que no se
puede emancipar y han tenido que volver a casa de sus
padres, que con una pequeña pensión tienen que darle de
comer a sus hijos y a toda su familia, pues mucho de ellos
están casados y tienen hijos.
Indignados son todos aquellos que han tenido que cerrar sus
comercios, al no contar con la ayuda necesaria para tenerlos
abiertos, porque los bancos se han negado a darles el
prestamos, a veces escasos, para poder seguir adelante.
Sin embargo todos estos auténticos indignados, siempre han
demostrado la mayor fidelidad a la democracia, con la
esperanza puesta que ella, la democracia, les devuelva sus
puestos de trabajo o puedan volver a abrir sus
establecimientos, porque los bancos le han dado el préstamo
necesario para ello.
Qué la democracia, como dijo aquel, es el menos malo de los
sistema. De acuerdo. Qué hay que cambiar la actual Ley
Electoral, De acuerdo. Pero todo desde la legalidad que nos
permiten las urnas.
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