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					El pasado 3 de diciembre, Jorge y Ángel llegaron al 
					aeropuerto de Málaga con la intención de coger sendos vuelos 
					para llegar a los destinos donde tenían planeado pasar 
					varios días de fiesta. Sin embargo, la huelga de 
					controladores que provocó el cierre del espacio aéreo les 
					obligó a cambiar a última hora sus planes. Como ellos, miles 
					de personas en España no pudieron volar esos días. Por ello, 
					se han unido en la Agrupación de Demandantes Afectados por 
					el Cierre del Espacio Aéreo para demandar a AENA por 
					cantidades que podrían alcanzar 10.000 euros. El plazo para 
					reclamar daños a la compañía estará abierto hasta diciembre. 
					 
					En Ceuta, son 77 los afectados que seis meses después aún 
					están pendientes de la demanda interpuesta a AENA tras la 
					huelga de controladores que provocó el cierre del espacio 
					aéreo en España el pasado 4 de diciembre. Un caos que truncó 
					miles de viajes, la mayoría planeados para disfrutar del 
					puente de la Constitución que se celebraba durante esos 
					días. Este fue el caso de Ángel y Jorge, dos ceutíes que 
					desde Málaga tenían contratados vuelos hasta Barcelona en 
					caso del primero y hasta el País Vasco el segundo.  
					 
					Jorge, acompañado por su pareja y dos personas más, había 
					planeado una visita a las bodegas de la zona de Bilbao y 
					Vitoria para esos días festivos. El principio de su viaje 
					comenzó en Málaga, hasta donde llegó en coche con el resto 
					del grupo que debía coger el vuelo hacia Bilbao. “Fuimos a 
					coger el avión y nos dijeron que había más de una hora de 
					retraso. Hasta ahí lo vimos normal, suele pasar”, relata 
					Jorge. Sin embargo, había algo más:“Después empezaron a 
					decir por la megafonía que estaba cerrado el espacio aéreo y 
					que no podían salir los aviones”. 
					 
					Eran las siete de la tarde del día 3 de diciembre. 
					“Decidimos esperar un poco para ver si abrían el espacio 
					aéreo, pero a las nueve de la noche, viendo que no se 
					solucionaba pusimos una reclamación en AENA”, cuenta este 
					afectado. En la compañía donde habían contratado el billete 
					de avión, les ofrecieron reubicarlos en un vuelo para el día 
					siguiente, que nunca salió. “Nos ofrecieron pagarnos un 
					hotel, pero nosotros cogimos el coche y nos fuimos para 
					Bilbao por carretera”, explica Jorge y añade: “Si 
					esperábamos un día más, habría demasiada gente en la cola y 
					era probable que se retrasará otro día. No nos interesaba 
					perder dos días”. 
					 
					A las cinco de la mañana, Jorge ya estaba en Bilbao, aunque 
					se retrasó su viaje y tuvo que hacer un trayecto largo, de 
					noche y con temperaturas que llegaron a alcanzar los trece 
					grados bajo cero, al menos pudo disfrutar de sus vacaciones. 
					Eso sí, con el coste adicional de perder una noche de hotel 
					y tener que pagar los gastos del recorrido por carretera. No 
					obstante, pudo reclamar el dinero del billete que su 
					compañía le devolvió una semana después.  
					 
					Caos e indignación 
					 
					Distinta suerte corrió Ángel, ya que lo que iba a ser un 
					viaje de placer se convirtió en “una odisea”, como el mismo 
					relata. “Tenía programado el vuelo desde Málaga a Barcelona 
					a las 19.30 horas”, recuerda y explica: “Ya había facturado 
					las maletas y había rumores de que había retrasos por culpa 
					de una huelga, aunque los responsables de AENA nos decían 
					que era falso y que los retrasos se debían al tiempo y la 
					saturación de tráfico”. Sin embargo, poco después, por 
					megafonía se escuchaba: “Por abandono máximo del personal 
					aeronáutico se cierra el aéreo español. Vuelvan a sus 
					compañías respectivas a tratar el asunto”. “Ahí empezó el 
					caos”, señala Ángel. Un desorden donde reinó “la indignación 
					y el enfado”, pero que se solventó “sin peleas ni 
					histerismos”.  
					 
					Tras recuperar su maleta, aunque “estropeada”, Ángel comenzó 
					un peregrinaje de más de 13 horas hasta Barcelona. “Los 
					trenes estaban llenos”, cuenta, por eso buscó un trayecto en 
					autobús. Este afectado consiguió el último billete de un 
					vehículo que salía con destino Granada y después Barcelona. 
					En la ciudad de la Alhambra le quisieron bajar del autocar, 
					“el chofer no me encontraba en la lista de pasajeros y me 
					obligaba a bajarme”, relata Ángel, que finalmente consiguió 
					continuar el trayecto y llegar a su destino. Eso sí, al día 
					siguiente, con demasiadas horas a sus espaldas.  
					 
					Ángel también recuperó el dinero de su billete de avión, 
					aunque aún le falta el del autobús. No obstante, está a la 
					espera, al igual que Jorge de ver como se desarrolla el 
					proceso abierto contra AENA. Una demanda colectiva, a la que 
					ya se han sumado más de 10.000 personas de toda España, y 77 
					ceutíes que, ante todo, esperan no volver a repetir la 
					experiencia. 
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