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					Rodellar, en Huesca. Hasta allí se desplazaron Antonio, 
					Ángel, Mariano y Javier, cuatro amigos ceutíes, para hacer 
					montañismo. “El pueblo es una referencia a nivel europeo”, 
					explica Ángel. “Habían venido montañeros incluso de 
					Australia”, agrega.  
					 
					Hace unos meses, con el objetivo de compartir la afición al 
					monte, constituyeron ‘Salamandra Ceuta’, un club de 
					escalada. Esta ha sido su primera gran salida. Fue el jueves 
					9. Un vuelo Tánger-Madrid, y de allí a Huesca. Aunque ya son 
					quince socios, sólo ellos cuatros se decidieron al viaje. 
					Unas buenas botas y traje de neopreno para hacer 
					barranquismo, y al monte. 
					 
					“A mí me apasionaba estar al aire libre pero no hacía 
					montañismo de manera federada hasta que llegué aquí”, 
					explica Javier. “Me gusta porque no es un deporte que 
					fomente la competitividad, sino el compañerismo”, explica, y 
					añade: “Promueve valores de esfuerzo, de superación, de 
					amistad”.  
					 
					Así, los cuatro juntos subieron el viernes a la cadena 
					montañosa del Parque Natural de la Sierra y Cañones de 
					Guara, “un enclave en escalada y barrancos”. Les acompañó un 
					guía amigo suyo, Miguel Bermejo, que les subió hasta ‘La 
					Pasoza’, un trayecto que duró cerca de seis horas. “Subir a 
					un pico no es demasiado peligroso, pero hacer barranquismo 
					sí, porque son dinámicos y cambian de un año para otro”, 
					explica Javier. “De hecho -continúa-, la Guardia Civil 
					rescata constantemente a gente de los barrancos, bien sea 
					por traumatismos o por principios de hipotermia, porque el 
					agua suele estar hasta menos seis grados”. 
					 
					El sábado era el gran día, tocaba subir al Cañón de Mascún, 
					considerado por muchos uno de los entornos más bellos de la 
					Sierra de Guara. Está considerado de nivel 3 de dificultad, 
					es decir, el grado más alto. “Es muy exigente”, explica 
					Javier, “pero la experiencia es impresionante”. Tras el gran 
					momento, el domingo, último día de viaje, los cuatro amigos 
					decidieron separarse. “No porque nos peleáramos, sino porque 
					decidimos tomar dos rutas”, anota Javier. Él y Antonio 
					escalaron el pico Alto del Tozal, y Ángel y Mariano 
					continuaron su escalada por Rodellar. Una de las ventajas de 
					esa zona es que está habilitada para la escalada deportiva, 
					es decir, ya están preparadas las presas para el escalador. 
					“Es que escalar es duro y necesitas de una buena preparación 
					física”, explica Ángel. Aunque él tiene claro que hay algo 
					más importante que estar en forma: “Escalar es un estado 
					mental”. Y concluye: “La clave está en el cerebro. Si 
					piensas que vas a poder subir, lo consigues”. 
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