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					En 2007 la inmobiliaria Bentata compró una propiedad sin 
					llaves ni escritura. Se la había vendido el vicario quien 
					defendía que el local pertenecía a la Iglesia. Sin embargo, 
					también reclabama esta titularidad Antonio Luis Ferrer. Pero 
					la falta de documentos ha llevado esta disputa a los 
					juzgados. Ahora, un juez ha dictaminado que los Ferrer no 
					obstentan la titularidad, que por tanto es de Bentata. 
					 
					El pasado 11 de mayo, el Juzgado de Instrucción Número 2 
					acogió el juicio en el que la inmobiliaria Bentata 
					solicitaba la propiedad del local que había comprado en 2007 
					al vicario, Francisco Correro Tocón. Un bajo que adquirió 
					sin llaves ni escritura y sobre el que también reclama la 
					titularidad Antonio Luis Ferrer, quien durante los últimos 
					años ha defendido en diversos pleitos que este inmueble ha 
					pertenecido a su familia. Sin embargo, el juez no lo ha 
					entendido de esta manera y así lo ha reflejado en su 
					sentencia.  
					 
					El fallo declara que Ferrer no tiene el dominio del local 
					situado en el Paseo de las Palmeras y por tanto “no procede 
					la cancelación o anulación de los asientos registrales que 
					contradicen su posesión”. Una sentencia que Ferrer ya ha 
					decidido recurrir ante la Audiencia Provincial. El máximo 
					órgano judicial de la ciudad tendrá que decidir quien es el 
					verdadero propietario de este local. 
					 
					Mientras, Ferrer espera que la balanza se decante en su 
					favor ya que defiende que esta propiedad ha estado en manos 
					de su familia desde 1976, cuando su padre la adquirió. Su 
					abogado, Manuel Marfil, está convencido de que finalmente se 
					reconocerá esta titularidad ya que la familia ha ejercido 
					una titularidad “pública, pacífica e ininterrumpida durante 
					30 años”, tal y como defendió en el juicio. Un hecho que ha 
					desestimado el juez de instrucción alegando que en 1976 el 
					entonces dueño, Ibáñez Trujillo y el padre de Ferrer 
					“convinieron la compraventa de una cosa existente y 
					simplemente acordaron que en tanto no se concluyeran ‘las 
					operaciones pendientes’ el vendedor se reservaría el 
					dominio”, por lo que el magistrado entiende que la posesión 
					no comenzó en esa fecha ya que el comprador “sabía que no 
					adquiriría la propiedad en tanto no se formalizaran todos 
					los elementos del contrato”.  
					 
					Sobre este punto tendrá que arrojar luz el máximo órgano de 
					justicia en Ceuta, ante el que Antonio Luis Ferrer recurrirá 
					la sentencia que no le reconoce la propiedad.  
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