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					Abdelnebi Hamido Abselam denunció el pasado mes de abril a 
					la Residencia Nazaret por los malos tratos que afirma 
					reciben los ancianos residentes, quienes “son maltratados 
					con empujones, zamarreos y otras acciones físicas con 
					violencia, además de proferirles insultos y palabras 
					vejatorias”. Precisamente Hamido resalta que en el mes de 
					abril recibió una carta de expulsión de la residencia debido 
					a que durante los últimos siete meses de su estancia en 
					Nazareth comenzara a observar estos tipos de maltratos y los 
					denunciara ante el vicario de Ceuta, Francisco Correro 
					Tocón. 
					Abdelnebil Hamido Abselam, ex-residente de la residencia de 
					Nazareth tras su expulsión el pasado mes de abril, ha 
					querido denunciar públicamente a través de EL PUEBLO los 
					maltratos que reciben los ancianos que residen en Nazareth 
					por algunas de las trabajadoras de la citada residencia. 
					Hamido Abselam, quien acudió a este medio con la denuncia 
					interpuesta en el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº1 
					de Ceuta el pasado día 3 de abril y cuyas diligencias las 
					está instruyendo el Juzgado nº5 de Ceuta, donde acudió 
					Hamido Abselam para ratificarse en todo lo expuesto en la 
					denuncia el pasado día 7 de junio. Además, resalta que antes 
					de proceder a interponer la denuncia notificó de todo lo que 
					ocurría en la residencia al vicario de Ceuta, Francisco 
					Correro Tocón, de quien asegura que “ha hecho caso omiso” a 
					todo lo expuesto. 
					 
					Este ceutí de 66 años de edad ha estado durante dos años 
					residiendo en Nazareth, y destaca a este medio que en los 
					últimos siete meses vino observando y sufriendo cómo se 
					practicaban malos tratos, de obra y de palabra, por parte de 
					tres trabajadoras de la residencia, de quienes da nombre y 
					apellidos en la denuncia. 
					 
					Hamido resalta que durante su estancia en Nazareth ha 
					intentado siempre ayudar y colaborar en todo lo posible, 
					afirmando que a su edad todavía se siente útil, pero que vio 
					cómo desde que denunció estos malos tratos las represalias 
					hacia él fueron constantes hasta que finalmente lo echaron 
					de la residencia. 
					 
					En la denuncia interpuesta por Hamido destaca que las tres 
					trabajadoras a las que hace referencia se dedican a 
					“dispensar empujones, zamarreos y otras acciones físicas con 
					violencia” así como “insultos y palabras vejatorias” a 
					algunos de los residentes, habiendo visto incluso como 
					“alguna persona mayor era amarrada durante la noche”. 
					 
					Hamido también hace constar en la denuncia que “niegan cosas 
					básicas para la higiene personal y duchan a algunos de los 
					internos con agua fría a pesar de los gritos de estos”. 
					 
					El denunciante afirma que para hacerle “la vida imposible” 
					en los últimos meses de su estancia en Nazareth ha sufrido 
					“continuos cambios de compañeros de habitación para 
					perturbarle constantemente” así como que una de las 
					enfermeras, que debe dispensarle una medicación en los 
					horarios y en cantidades prescritas debido a sus problemas 
					de salud, “hace caso omiso a las indicaciones” y muchas 
					veces “se salta los horarios” o no le da la medicación 
					correspondiente. 
					 
					Finalmente, Hamido afirma que ha “denunciado muchas veces 
					estos maltratos al padre Curro y no me ha hecho caso, y lo 
					único que he conseguido es que me expulsen de la 
					residencia”. 
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