| 
                     
					Año 1846. Málaga. La ‘Liga Internacioanl de Protección del 
					Caballo’ tenía como objetivo luchar contra el maltrato 
					animal. Con los años cambió de denominación, pero no de 
					intenciones. Y así se convirtió en la ‘Sociedad Protectora 
					de Animales y Plantas de Málaga’ (Spapm), declarada de 
					Utilidad Publica, por parte del Ministerio del Interior, 
					desde 1.969. 
					 
					Algunos kilómetros al oeste. 1872. Cádiz. Sociedad 
					protectora de animales y plantas de Cádiz. En sus orígenes, 
					dedicada en exclusiva al cuidado de plantas, hasta que nueve 
					socios adquirieron un terreno de 5.000 metros cuadrados para 
					poder alojar a los animales que iban acogiendo. Con el 
					tiempo se edificaron en estas tierras veinte naves. 
					 
					Dos ejemplos, al otro lado del Estrecho, de protectoras de 
					animales en ciudades vecinas. “La base está en la dignidad y 
					el respeto”, apunta, en una entrevista a EL PUEBLO, Carmen 
					Manzano, la presidenta de la protectora de Málaga, conocida 
					por todos como ‘El Refugio’. “El problema es que la gente no 
					está concienciada, se siguen creyendo que los animales son 
					juguetes. Y se empeora porque no hay ordenanzas que 
					castiguen legalmente el maltrato animal”, agrega, antes de 
					explicar cómo funciona la protectora. 
					 
					En ‘El Refugio’ hay tres módulos para perros, los cuáles 
					disponen también de una guardería para cuando son cachorros 
					y de un geriátrico, donde permanecen cuando son viejos, 
					puesto que nunca se les sacrifica. “Intentamos que el 
					espacio sea lo más parecido a una casa, no salas y verjas, 
					sino como un hogar”, añade Carmen. También hay un hospital, 
					con sala de operaciones y sala de cuarentena, en la que 
					permanecen todos los perros cuando llegan a fin de descartar 
					cualquier enfermedad que pueda traer el animal. Por su 
					parte, para los gatos hay cinco patios, dos para animales 
					sanos y tres para enfermos. Actualmente tienen acogidos en 
					la protectora, explica la presidenta, “más de trescientos 
					perros y más de doscientos gatos”. Además hay un iguanario, 
					en el que actualmente viven doce miembros, y una casa en la 
					que habitan 28 tortugas.  
					 
					Algo que se sustenta gracias a la colaboración económica de 
					1.400 socios y la labor que realizan unos setenta 
					voluntarios. 
					 
					Una de las posibilidades que ofrecen es ser para los 
					animales casa de acogida, es decir, cuidarlos durante un 
					tiempo determinado, ya sea mientras esperan hasta pasar a su 
					familia fija, por ejemplo los que van a viajar al 
					extranjero, o animales que están enfermos y necesitan 
					cuidados. Por ello, las acogidas suelen ser entre tres 
					semanas y dos meses, aunque depende de cada caso. En cuanto 
					a voluntariado, existe además, gracias a un convenio con la 
					Universidad de Málaga, la posibilidad de realizar acción 
					social en la protectora a cambio de créditos para la 
					titulación. Otro perfil es el de las personas que vienen de 
					centros de inserción social y que encuentran en la 
					protectora un modo de realizar trabajos en beneficio a la 
					comunidad. 
					 
					Además de los voluntarios, seis personas conforman la junta 
					directiva de ‘El refugio’ y seis trabajadores conforman la 
					plantilla, cuatro cuidadores y dos auxiliares de 
					veterinaria.  
					 
					Las fuentes de ingreso de la protectora de Málaga vienen 
					también de mano de las numerosas actividades que realizan, 
					como tenderetes de venta de cosas, actividades teatrales, 
					galas musicales... O la recogida de animales en centros 
					comerciales. “Una vez al mes nos vamos al centro comercial y 
					las tiendas ponen el pienso más barato. La gente compra para 
					ella, pero también para nosotros. Además, es una buena 
					oportunidad para conocernos y para captar socios”, explica 
					la presidenta que fue precisamente de ese modo como ella 
					ingresó en la protectora. Era el año 1985.  
					 
					La protectora gaditana comparte con la malagueña la 
					inquietud y la numerosa cantidad de actividades que realizan 
					para financiar la protectora y que los animales vivan en las 
					mejores condiciones.  
					 
					Unos 155 perros, 22 gatos y un conejo residen actualmente en 
					la protectora de Cádiz, conocida por todos como ‘Kimba’, en 
					recuerdo de una leona que tuvo esta protectora. Lo que en 
					Cádiz no reciben son ayudas estatales. “Porque para recibir 
					dinero del Ayuntamiento teníamos que sacrificar animales y 
					nosotros eso no lo hacemos; así que nosotros nos financiamos 
					sobre todo gracias a la aportación de los en torno a 600 
					socios que tenemos, los cuales pagan cuotas de entre cinco y 
					treinta euros”, explica Concha Santamaría, una de las 
					voluntarias que cooordina el refugio ‘Kimba’ desde hace 
					siete años.  
					 
					En total son unos cuarenta voluntarios, “entre los que van 
					siempre y los que van de vez en cuando”. Asegura que lo que 
					más necesitan son alimentos y medicamentos. Al igual que en 
					la de Málaga, tienen muy organizadas las casas de acogida. 
					“Nosotros les damos el pienso y todas las facilidades y 
					ellos ponen la casa y cuidan al animal”, explica Concha, que 
					asegura que incluso se forman listas de espera. 
					 
					La protectora de Ceuta 
					 
					Victoria Santana Ortega asumió el cargo de presidenta de la 
					Protectora de Animales de Ceuta el pasado mes de abril, en 
					sustitución de Juan José Tuset. Lo hizo tras aceptarse que 
					la entidad fuese dirigida de manera conjunta entre las dos 
					opciones que se postulaban a la dirección. María Teresa 
					Hernández representa a la otra parte de ese organigrama. 
					Tras una selección de Junta directiva repleta de 
					contratiempos, ambas aseguraron, durante una entrevista a EL 
					PUEBLO, que la relación entre los integrantes de la 
					protectora de Ceuta es buena y que, en cualquier caso, 
					tienen los mismos objetivos, proteger a los animales. 
					 
					“Queremos, en primer lugar, un reglamento de protección 
					animal, que en Ceuta no existe”, explicaron las dos chicas, 
					que también solicitan jaulas de aislamiento y medidas de 
					acogida para los perros callejeros. 
					 
					Para realizar estas y otras actividades necesitan 
					financiación. La Ciudad les otorgó 40.000 euros, “unos 4.000 
					menos que el año anterior; y una cifra que no nos da para 
					cubrir nuestros gastos, que suelen rondar los 60.000 euros 
					al año, dependiendo del volumen de gatos y perros”. 
					 
					Uno de los aspectos que más reivindican es la castración de 
					gatos callejeros. Le plantearon el tema a la anterior 
					consejera de Sanidad y Consumo, competente a su vez en 
					Sanidad Animal, Adela Nieto, la cual se mostró dispuesta a 
					negociar el asunto.  
					 
					Ahora es Abdelhakim Abdeselam, actual titular del cargo, el 
					que ha tomado el relevo. El consejero aseguró el pasado 
					jueves a EL PUEBLO que la Ciudad Autónoma “está estudiando 
					el tema”, aunque están pendientes de concretar cuál es la 
					sensibilización de la población en este sentido. “La 
					población es muy dada a tener animales domésticos en casa, y 
					en la calle a darles de comer, y eso ha creado una especie 
					de masificación de los felinos. Por eso estamos trabajando 
					en encontar el equilibrio entre la protección de los 
					animales y evitar la proliferación de las enfermedades o 
					plagas que puedan portar”, anotó el consejero durante la 
					entrevista. 
					 
					A este respecto, desde la protectora aseguran que ellos los 
					castran de manera gratuita, a veces con la ayuda de los 
					vecinos que como ya tienen confianza con los miembros 
					felinos, propician al voluntario el acercamiento al animal. 
					“Nos gustaría implicar al Gobierno de la Ciudad, pero 
					también a los veterinarios. Si cada clínica se comprometiera 
					a esterilizar a cinco hembras, ya sería un número 
					importante. En la península, se asigna un dinero a los 
					veterinarios para que realicen este trabajo”, añaden, y 
					agregan: “Habría que trabajar también en una línea de 
					concienciación a la población, que aún no entienden los 
					beneficios de la castración”. 
					 
					“Castrar a los machos es sencillo, pero el problema se 
					plantea con las hembras, ya que necesitan un período de 
					posoperatorio que suele durar unos siete o diez días y que 
					sería conveniente que lo pasaran en casas”, explican las 
					voluntarias, que aseguran que en Ceuta ni existen esas casas 
					de acogida que serían necesarias, ni disponen de recursos 
					económicos suficientes.  
					 
					“Necesitamos voluntarios” 
					 
					En este sentido, desde la protectora apelan a los ciudadanos 
					para que se ofrezcan como casas de acogida, tanto de gatos 
					como de perros: “Casas nodrizas, normalmente para gente que 
					tenga espacio y tiempo, aunque depende del animal. Sería 
					para animales enfermos, cachorros o ancianos”. 
					 
					“También habría que recordarle a la gente que si se 
					encuentran por la calle con un gato pequeño es mejor que no 
					lo cojan, porque si es aún lactante, su madre estará 
					seguramente cerca y si lo separamos, lo más probable es que 
					no sobreviva”, concluyen Victoria y María Teresa. 
					 
					Los voluntarios, como en toda protectora, son una parte 
					esencial. En Ceuta hay algunos, como los que suben los fines 
					de semana, pero necesitan más personas. Más que de tiempo, 
					es cuestión de ganas: “Pueden subir a pasear a los perros, a 
					bañarlos, a ayudarnos con el cuidado de los gatos; o incluso 
					si no tienen tiempo para subir a la protectora, siempre se 
					agradecen colaboraciones con la página web, o con la 
					difusión. O profesores que quieran llevar allí a sus 
					alumnos. Voluntarios veterinarios, que ahora tenemos sólo a 
					una, Gabriela Larrea. O también nos vendría genial 
					voluntarios electricistas o albañiles. Cualquiera puede 
					ayudar. Estamos abiertos a cualquier propuesta”. 
   |