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OPINIÓN - DOMINGO, 26 DE JUNIO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Paco Márquez y el estilo Stephen Hawking


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La moral del esfuerzo, el estudio, la disciplina y la voluntad son colosales factores para la evolución y el crecimiento del ser humano. Moral-valores-principios, la trilogía esencial que dignifican al hombre y si a ello se une la capacidad intelectual resulta más que probable que ese hombre en concreto no tenga una vida fácil. Y todo esto se relaciona con la entrevista concedida por Paco Márquez, consejero en dos áreas tan procelosas como son Hacienda y Recursos Humanos, unos sectores plagados de dificultades en estos tiempos de crisis, máxime cuando se encauza hacia la optimización del rendimiento y una decidida política de contención del gasto público.

Así los asuntos que el consejero se ve obligado a abordar dentro de su cometido y en el ejercicio de sus funciones tienen mucho de “agujeros negros” y requieren una estrategia puramente científica, de ahí la automática asociación del trabajo que ha de afrontar Márquez con las técnicas que emplea el genial científico y matemático inglés a quien se considera una de las mentes más preclaras del siglo XX. Stephen Hawking representa la inteligencia en estado puro y la prevalencia de la mente sobre un cuerpo gravemente enfermo y totalmente inválido que no obstante no deja de desempeñar otro papel que el de continente y proveedor de nutrientes a un cerebro privilegiado. Por fortuna el consejero de Hacienda y recursos Humanos no presenta una biografía tan traumática y dolorosa como la del matemático, pero pertenece también al club de los altísimos CI, de los coeficientes intelectuales que van elevándose a partir del 125 pero que han de coincidir para ser fructíferos con un igualmente elevado coeficiente de inteligencia emocional. El uno sin el otro y el otro sin el uno quedan discapacitados e imposibilitados para un pleno rendimiento.

Los tiempos de crisis acuciantes, cuando en esta ciudad el Gobierno tiene que recortar gastos pero no empleos, suponen una labor plagada de dificultades. Hay que ahorrar sin que eso vaya en detrimento de la buena gestión y optimizar el rendimiento de todos los servicios concienciando al funcionariado de que en la coyuntura actual son unos privilegiados y que por coherencia para con el resto del espectro social han de dar ejemplo de trabajo bien hecho, de eficacia, de profesionalidad y de cumplimiento de objetivos. Y la motivación existe desde el momento en que en España vamos a pasar de cinco millones de parados y el hecho de poseer un trabajo fijo y bien remunerado es haber sido alcanzados por la fortuna, que les haya mirado Dios máxime cuando si por cualquier eventualidad hay que reciclar empresas públicas no existe en la voluntad de la ciudad el recorte de personal. Auténticos malabarismos económicos y financieros, mucha labor de análisis, virtuosismo a la hora de mirar hacia la síntesis y obligatoriedad de estar en una continuada fabricación de ideas, propuestas, soluciones a cuantos problemas puedan surgir y alternativas factibles en todo momento.El mundo de las soluciones matemáticas es complicado, el dominio de los entresijos del sistema financiero requiere una extraordinaria sobreactivación del lóbulo temporal izquierdo con el consiguiente esfuerzo intelectual y el consiguiente riesgo de agotamiento adrenal. De ahí la admiración que muchos sentimos por las cualidades de Paco Márquez para el cuadriculado y árido universo de las cifras y de los números, es un tipo de inteligencia distinta que nada tiene que ver con quienes brujulean por letras,conceptos, postulados, frases e ideas y se nutren de pensamientos subjetivos. El pragmatismo del economista y del matemático poco o nada tiene que ver con el consustancial aturrullamiento y el idiosincrásico despiste de quienes bucean en el crepúsculo de las ideologías.Afortunadamente las dos grandes mentes pensantes en logaritmos de Ceuta, el Presidente Juan Vivas y el Consejero Paco Márquez van diseñados de fábrica para la gestión económica y financiera, para el marketing puro y duro y para dar largas cambiadas a los análisis contables y eso es tranquilizador, sobre todo en estos momentos cuando se necesita desesperadamente a los técnicos por mucho que se elucubre románticamente con eso de que “las revoluciones las ganan los poetas”. Concepto irrebatible el que los pensadores y los poetas ganan revoluciones, pero siempre que se tenga en cuenta que son los técnicos, los gestores y los expertos quienes hacen funcionar la economía, espían las fluctuaciones de los mercados, incentivan, promueven, potencian y generan trabajo que es decir el pan nuestro de cada día.

La fiabilidad que se otorga a un Gobierno no se basa en elementos emocionales ni en sentimientos, eso tal vez en la vorágine de una campaña y coreando eslóganes, pero tras la pasión viene la obligación de cumplir y para poder responder hay que contar con una sólida base de conocimientos consolidados, ser expertos gestores y técnicos cualificados, porque la sociedad no se mueve a fuerza de versos ni de frases grandiosas que acaban transfromadas en grafitis, la sociedad se mueve con números, con informáticos, con mucha tecnología, al compás de las matemáticas puras, al son de las teorías cuánticas y al empuje de los mejores brokers capaces de reventar los parquets. En el Consejero Márquez hay como en el científico Hawking un punto de reservada frialdad, una pauta algo distante que a la postre no son tales, ni frialdad, ni british style ni distancia, sino empeño y compromiso por dar con “la respuesta” ya puede ser a una operación financiera, a un dilema, a una ecuación o a un cálculo de mercado. Y como intelectualmente se implican hasta los tuétanos en “responder y resolver” van tirando siempre de un grado de abstracción. Mejor. Eso es lo que tiene que hacer el Consejero, abstraerse y enjaretar mil resultados, quedarse en una especie de trance y surgir con “la respuesta” precisa y eso es lo que siempre se ha esperado y se espera de él, sin posibilidad alguna de hacer un quiebro ni de escaquearse porque está de sobras preparado y equipado académicamente y profesionalmente para ser el mejor en el desempeño de su tarea. Por eso está ahí ¿Por qué si nó?
 

 
OPINIÓN / LA OTRA CRONICA

Crónicas y andanzas de un piano casquivano


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Para arte y poderío la boda de Farruquito! ¡Ese convite en una plaza de toros! ¡Esos novios entrando en un caballo de doma entre filas de antorchas! ¡Ese caballo que se impresiona, pega un brinco y hace que la novia acabe rodando por los suelos entre tules, lentejuelas y tiara de brillantes falsos! ¡Ese griterío de las invitadas al ver a la gitanita despeñada y a pique a pasar una desgracia! ¿Y faltaron peladillas? ¿Y dejaron los selectos invitados de romperse las camisas? ¿Y faltó la “arrejuntaóra” para sacarle a la desposada el pañuelo con las tres rosas de sangre de mocita? No. Allí no faltó ni la bendición de Dios.

Pues aquí en Ceuta se ha superado porque al bailaor no le llevaron un pedazo de piano para que un propio le diera a las teclas. ¿Y que es una boda sin piano? Insulsez, decadencia, aburrimiento, sosería y como mucho pachanga de barrio fusilando “Las bodas de Luis Alonso” que es la música de los pobres o perpetrando el socorrido y cutre recurso de “la salsita” que es música populachera de caseta de feria de la malagueña localidad de Churriana.

Porque se celebró un bodón y a última hora se les ocurrió que sin piano la cosa quedaba sin el toque refinado, de hecho los niños de Nati Abascal nunca habrían acudido como invitados a una boda donde no hubiera un pianista. ¿Y de donde se saca en Ceuta deprisa y corriendo un piano? Indagaciones, investigaciones, lamentos, nervios y requerimientos, moviendo más hilos que para hacer una colcha de encaje de bolillo hasta dar con el artilugio, un trasto que respondía al apelativo de “piano casquivano”. No obstante a la iniciativa se le dio el “nihil obstat” porque el siguiente desvelo era transportarlo al lugar de celebración del evento. Nuevos conciliábulos, piticlines telefónicos y a esto que aparece vehículo oficial-oficioso y capataces de relevancia para dirigir el traslado ¡lo que es tener mano! ¡Ala, maestro, a darle a la tecla y que disfrute aquí el personal! ¡Y que no nos falte de ná!

Cuentan los rumores que el polémico traslado del “piano casquivano” será investigado por Carmen Echarri, periodista especialista en críticas azufrosas. Ahí hay material de sobras para darle a la “sinhueso” ante los micrófonos radiofónicos, para recalentar los teclados de varios ordenadores, para montar el “show” mediático, para reventar despotricamientos y para intoxicar con críticas envenenadas.

¿Cómo acabarán las andanzas de “que voy que vengo” piano para acá, piano para allá? ¿Llegará Carmen Echarri hasta el fondo del asunto o perderá la credibilidad de la que tanto presume? ¿Convocará Caballas la rueda de prensa habitual para denunciar el traslado del famoso piano? ¿Dedicará Juan Luis Aróstegui su próxima columna de opinión para criticar a los que trasladaron el piano? ¿O se convertirán todos en pobres seres ‘panfletarios’? Por cierto, ¿cómo volvió el “piano casquivano” a su emplazamiento habitual?

¡Que crónica tan sabrosa! ¡Cuan exquisito “Eco de sociedad”! ¡Ni en el Hola se ve nada igual!
 

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