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OPINIÓN - MARTES, 28 DE JUNIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Aróstegui y el garbancero
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Mohamed Alí, pobre de él, aparece en la fotografía que ilustra la información de un medio digital de la localidad, con cara de sentirse ya postergado como principal dirigente de la coalición Caballas. Una coalición en la que ya impone sus criterios Juan Luis Aróstegui y se hace su santa voluntad. Es decir, lo que a él le sale de los dídimos.

Mohamed Alí, pobre de él, aparece en la fotografía que ilustra la información de un medio digital de la localidad, con expresión de idiocia causada por verse superado por un tío que acabará llamándole tonto en cuanto un día le dé la… vena por ahí.

La vena de Juan Luis Aróstegui es muy conocida. Así que cualquier día se levanta y se acuerda de sus complejos y la toma con el pobre MA. De la misma manera que a veces se echa abajo de la cama y le pone la vajilla del desayuno bocabajo a quien corresponda en ese momento (ay, si Carolina Pérez se atreviera a contar lo que yo sé y que ella sabe también, porque fue testigo de una conversación muy sabrosa que tuve yo con unas personas en un local que ella regentaba. Pero Carolina no está ya para muchos trotes).

Juan Luis Aróstegui es un tipo sometido a estados de ánimos que le impulsan a actuar de forma poco racional. Así que ha vuelto a mostrarse ante los periodistas en su estado más deprimente. Dominado por la ofuscación. Y es bien sabido que cuando a este tío se le ofuscan las entendederas más de lo normal, acaba dando la impresión de haber tenido pocos momentos placenteros en su vida.

Juan Luis es tan mustio, tan triste, tan carente de lozanía, que ha terminado contagiando su infinita melancolía a Mohamed Alí. En la fotografía que ilustra la información de un medio digital local, se nota palpablemente que el otrora dirigente principal de la UDCE es ahora mismo un mandado. Un muchacho resignado a su suerte; alicaído y entregado al servicio del secretario general de CCOO. Quien le ha comido la… moral y lo tiene a su disposición. Más bien haciéndole de chiquillo de los recados.

Juan Luis Aróstegui, perejil de todos los guisos, tiene metido entre ceja y ceja al editor de este periódico, mientras se da el pico con el otro; o sea, con “el garbancero”. Que es el sobrenombre con el que él bautizó al editor del periódico añejo. A pesar de que “el garbancero” ha dicho siempre que todos los negocios que le propuso a Aróstegui salieron a pedir de boca.

Eran los tiempos en que Guillermo Ortega, redactor de Europa Sur, denunciaba situaciones de corrupción en el Ayuntamiento de Ceuta. Obra en mi poder la página publicada en aquellos tiempos.

Pues bien, Aróstegui, dentro de unos días va a tener la oportunidad de demostrar que tiene dídimos suficientes para denunciar un hecho que se puede producir. Eso sí, ese día, cuando se siente frente a los periodistas, para darles la tabarra, una vez más, en vez de mencionar el nombre del editor de este periódico, tendrá que referirse al otro. Al del periódico añejo. Vamos, al garbancero, según lo apodó él.

Ah, espero que Mohamed Alí deje la cara de lelo en su casa.
 

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