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					El arranque de la temporada de playas está siendo este año 
					más complicado que en otras ocasiones. A la prohibición del 
					baño en Horcas Coloradas por la acumulación de residuos en 
					el fondo, se le ha sumado el pasado fin de semana otras dos 
					banderas rojas por motivos diferentes. Si el sábado fue el 
					temporal el que dejó a los melillenses “en tierra”, el 
					domingo la culpa la tuvo una fuga de aguas negras en el 
					antiguo colector que recorre toda la playa hasta el Dique 
					Sur, que ha sufrido en sólo una semana dos averías 
					diferentes.  
					 
					Según explicó ayer en rueda de prensa el consejero de Medio 
					Ambiente en funciones, Ramón Gavilán, la Ciudad Autónoma 
					optó por prohibir el domingo el baño en las playas del Club 
					Marítimo, San Lorenzo y los Cárabos ante la “duda” de si las 
					aguas podrían estar contaminadas por la fuga de aguas, 
					registrada cerca de la desembocadura del Río de Oro, bajo el 
					monolito en honor al Rotary Club. Justo en ese punto, la 
					tubería que recorre longitudinalmente la costa hasta la 
					estación de bombeo del Dique Sur, que tiene 30 años de 
					antigüedad, ha registrado en menos de una semana dos averías 
					diferentes. 
					 
					El primer contratiempo tuvo lugar el martes día 21, cuando 
					fueron detectadas unas filtraciones de aguas negras por una 
					pequeña fisura en la llave de uno de los aliviaderos que 
					existen a un par de metros de profundidad para caso de 
					avería. Los técnicos de Medio Ambiente pudieron repararla el 
					mismo día tras más de 14 horas de trabajo, explicó Gavilán.
					 
					 
					Sin embargo, el sábado aparecieron de nuevo en la misma zona 
					unas filtraciones, lo que obligó a la consejería a actuar de 
					inmediato pese a ser fin de semana. En esta ocasión, el 
					motivo de la avería se encontraba en otra arqueta distinta, 
					concretamente en la llave de fundición, de una altura de 
					cerca de 1,7 metros, que estaba perforada.  
					 
					Ante esta situación, y para evitar nuevas averías en estas 
					válvulas, el área de Medio Ambiente decidió sustituir este 
					tramo de tubería por otro, anulando estas dos llaves, dado 
					que éstas “ya no tienen sentido porque el paso del agua se 
					puede cortar desde la nueva estación de bombeo”.  
					 
					Con esta medida, que conllevó unas 25 horas de trabajo 
					ininterrumpido a los operarios, Gavilán afirmó que el 
					problema está resuelto “definitivamente”.  
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