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                     Me resulta extraño comprobar como 
					en los últimos meses he sido el blanco de una serie de 
					críticas provenientes desde la dirección de un determinado 
					medio de comunicación de la ciudad tan solo, por compartir 
					con los lectores de este periódico mis humildes reflexiones 
					en relación a diferentes cuestiones de la actualidad 
					informativa local desde un punto de vista personal aunque, 
					en todo momento cercanas a mis creencias ideológicas. Por 
					cierto, deseo puntualizar antes de iniciar esta 
					colaboración, que desde mis comienzos en el año 2002, esta 
					labor ha sido siempre completamente altruista es decir, sin 
					remuneración económica alguna. 
					 
					Mi relación con los medios de comunicación se remonta a mis 
					primeros éxitos deportivos aunque, no fue hasta la llegada 
					al Gobierno de nuestra ciudad del Grupo Independiente 
					Liberal cuando decidí compartir mis pensamientos primero, a 
					través de colaboraciones escritas en mi tiempo libre y 
					publicadas en la sección “Cartas al Director” para, 
					posteriormente compartir mis artículos en una sección fija, 
					titulada “Y digo yo…..”, publicada en la página número tres 
					de El Faro de Ceuta. Mi incorporación al Gabinete de Prensa 
					del Ejecutivo local me alejó momentáneamente de unas labores 
					recobradas años después aunque, en diferente medio de 
					comunicación, El Pueblo de Ceuta, mi casa. 
					 
					Debo señalar, que en ambos periódicos mis reflexiones han 
					estado argumentadas en profundos principios ideológicos 
					cimentados en un exhaustivo conocimiento de la actividad 
					política local por tanto, en nada se han diferenciado mis 
					planteamientos iniciales de los actuales. Artículos 
					publicados en El Faro de Ceuta titulados “Ceuta, ciudad en 
					obras”, “Discriminación positiva”, “Duda razonable” o 
					“Realidad virtual” que se asemejan argumentativamente a 
					otros muchos publicados en los últimos años en este 
					periódico por tanto, desconozco los motivos reales de unas 
					afirmaciones vertidas por un “magnate” de la comunicación 
					ceutí en las que me ha acusado de defender la labor 
					desarrollada, en los últimos años, por el Presidente de 
					todos los ceutíes aunque, seguramente no sea este el motivo 
					de dichas críticas sino, el medio en el que publico 
					actualmente dichas reflexiones. 
					 
					No obstante, todos los españoles sin excepción alguna, desde 
					la entrada en vigor de nuestra Carta Magna en 1978, tenemos 
					el derecho a expresar y difundir libremente nuestros 
					pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el 
					escrito o cualquier otro medio de reproducción por tanto, 
					cualquier ataque al respecto debe ser entendido como un 
					incumplimiento de este principio constitucional, como un 
					ataque directo contra la libertad de expresión protagonizado 
					por quien se vanagloria de ser su máximo defensor. En 
					definitiva, una incoherencia más de quien amparó y respaldó 
					a quien suscribe y hoy critica abiertamente. 
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