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                     La administración del vecino país 
					se ha volcado, tanto por los medios normalizados como con 
					otros digamos “paralelos”, en intentar conseguir hoy una 
					abultada participación en el referéndum constitucional, la 
					nueva Carta Magna que articulará el ordenamiento jurídico 
					del país cara al futuro. Así como la revisión de la 
					“Mudawana” o Código de la Familia, aprobada en 2004, generó 
					tiranteces de todo tipo, la nueva Constitución nace envuelta 
					por la polémica pero, aun con todos los defectos que se le 
					quieran atribuir (y son bastantes), no deja de ser un 
					significativo avance de progreso fruto del coraje reformista 
					del joven soberano Mohamed VI quien, aun reservándose su 
					propio campo de juego, ha intentado dotar a la ciudadanía 
					con una carta de derechos lo más amplia posible, teniendo 
					siempre en cuenta el contexto imperante que encorseta 
					cambios más profundos y en consonancia con la convergencia 
					del Reino de Marruecos hacia Europa, como la libertad de 
					conciencia, vetada por poderosos sectores conservadores 
					tanto legales como alegales cuyos intereses abiertamente 
					reaccionarios y veladamente oscurantistas volvían a marchar, 
					en esta ocasión, en sintonía y convergencia.  
					 
					Están convocados a las urnas 13.106.948 de votantes (66% de 
					ellos menores de 35 años) sobre una población total que 
					rondaba los treinta millones según el censo del 2004, a los 
					que probablemente habría que añadir algún importante 
					porcentaje de los marroquíes residentes en el extranjero (MRE), 
					cuyo número se estima en unos cinco millones. Lo que leen. 
					Para éstos se habrían dispuesto 520 oficinas en embajadas y 
					consulados, once de ellos en España. Incluso los emigrantes 
					en tránsito a Marruecos, tienen habilitadas para el voto 
					sendas oficinas en los puertos de Algeciras y Málaga 
					mientras, algunas voces y barriendo para casa, para su casa… 
					más allá del Tarajal obviamente, han querido dejarse oír 
					“reclamando” oficinas en Ceuta y Melilla. Petición ilógica 
					pero nada baladí en ambas Ciudades Autónomas, como no se le 
					escapa al atento lector… Seamos serios: los ciudadanos 
					españoles que mantienen la doble nacionalidad marroquí, si 
					lo desean pueden perfectamente acudir a votar al otro lado 
					de la frontera, a la populosa y vecina Castillejos cuya 
					población ya es similar (y en claro crecimiento) a la de 
					Ceuta. Siempre dije que la estadística no deja de ser un 
					alucinógeno de masas y a ver qué ocurre a lo largo del día 
					de hoy con el recuento de votos pues, atención, sobre la 
					cifra oficial que líneas arriba les adelanté de las listas 
					electorales según datos facilitados por el ministerio de 
					Interior a fecha de 6 de junio, habría que “sobreponer” 
					teóricamente (soy de letras y más de campo que las amapolas, 
					así que no acabo de entenderlo) las del Alto Comisariado del 
					Plan, que avanzó para el año de 2011 una cifra de ¡21 
					millones de personas! en edad de votar. Cifras todas que, 
					debidamente tratadas, permiten jugar a varias lecturas… y 
					camaleónicos resultados, ¿no les parece?. 
					 
					El “chergui” del desierto, conocido entre nosotros como 
					“siroco” o “saruq” en árabe popular, sopla su hálito seco y 
					caliente entre el Gorges y el Dersa, envolviendo la blanca 
					Tetuán en un horno. ¿Será aprobado hoy el “Sí a la nueva 
					Constitución en el referéndum…? Seguro, ni se les pase por 
					la mente dudarlo. Otra cosa será el porcentaje, ya veremos, 
					pues aquí no basta con ganar y aplicar la legalidad, hace 
					falta conseguir una amplia mayoría sobre la que asentar la 
					legitimidad. En cualquier caso, con este hábil proyecto de 
					“ingeniería jurídica” Mohamed VI ha ganado tiempo. Pero hace 
					falta algo más para seguir ganando la partida… 
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