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OPINIÓN - LUNES, 4 DE JULIO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

El primer control


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Yo al menos lo considero el “primer control” y es el que han de pasar los vehículos en el puerto antes de acceder al gran parking previo al embarque. Se forman filas de coches bajo el escrutinio de la Guardia Civil y como es lógico allí sitúan a los profesionales que presentan mayor similitud con la sepia gigante australiana, ya saben, la que tiene los ojos en forma de W y miran para adelante y para atrás al mismo tiempo. ¡Lo que saben esos guardias! O por experiencia o porque tienen facultades paranormales pero cuando señalan un vehículo y le acercan al guía canino el conductor puede echarse a temblar porque, según estadísticas, no suelen fallar jamás. Y eso que no cuentan con más tecnología ni más escáneres que “el ojo clínico” y les puedo garantizar de que eso de que les implantan un microchip en la retina para dotarles de rayos X y que descubran la droga no es más que una leyenda urbana, vamos, que podría asegurar que es mentira y si aciertan es porque sí, porque “lo detectan”.

¿Y los guías caninos? Saben latín y griego y merecerían ser tratados y transportados tan confortablemente como sus colegas que prestan servicio para la Casa Real, porque a mí me han comentado que los perros de la Realeza son tratados con muchos dengues y muchas pamplinas mientras que estos del control, que están hartitos de trabajar con sus narices- radar creo que andan con un puñado de pienso, una bacinilla con agua y ni un juguete ni un hueso de tripa de esos que adoran morder para pasar el tiempo entre actuación y actuación. Y eso que todo el personal del puerto es muy amante de los animales, yo conozco de verles a los guardias y a la policía portuaria y se les ve y se les nota muy sensibilizados con las mascotas y muy cariñosos con ellas.

Y eso que trabajan en un lugar bastante inhóspito como es el árido parking, el único enclave de la ciudad donde parece que los árboles “no tiran” y se encuentran encanijados y sin dar sombra, me pregunto si estarán los suficientemente cuidados y abonados porque al menos junto a la cafetería que hay en el aparcamiento y a fuerza de regar las plantas crecen y el rincón se va embelleciendo y poniendo frondoso hasta el punto de que da gusto sentarse a la sombrita para tomarse uno de esos cafés “de los de antes” fuerte y condensado que pones la cucharilla dentro del vaso y se queda sola de pie y los bocadillos que sirven tampoco están nada mal. De hecho me consta que a los de la cafetería no les importaría proporcionarles un tentempié a los guías caninos durante sus descansos, pero allí no llevan nunca a los perros ¡pobrecillos! de hecho todos los del puerto tienen derecho a un rato de asueto para desayunar menos los canes ¡que falta de humanidad! y no es culpa de los guardias que son la bendición de Dios sino seguramente la culpa es de “la Superioridad” y las Superioridades suelen tener mucha mala leche ¿A qué les puede perjudicar el que a media mañana los perros se acerquen a la cafetería a tomarse un bocadillo y descansar de tanto detectar drogas? ¡Que malas entrañas!.

Pero para mal cuerpo el que se le debe poner al conductor cuando el guardia se le queda mirado y levanta las cejas, porque esos picoletos parece que cuando miran a un tipo “es que es” y se inicia el protocolo, maletero, mirada acá, mirada allá y mandan a llamar al perro que siempre está porque no le reconocen el derecho de parar para desayunar, el guía canino mira a su cuidador, el cuidador mira al perro, se hacen un guiño casi imperceptible el can olisquea y se vuelve “Amo, aquí está la mandanga” al conductor le corren los sudores de la muerte y ya todo es trámite, papeleo y buenos vehículos que se van amontonando a la vera del puesto de control, justo a la derecha, ahora de hecho hay hasta un narcoautobús en el que aprehendieron unos cientos de kilos. Pura rutina, los de aquí están para quitarles el trabajo a los de la aduana de Algeciras donde también tienen guías caninos pero los de Ceuta son más despabilados y más profesionales y tienen otra seriedad. Son el orgullo de la raza perruna. ¿Y como es que no se les rinde de cuando en cuando un homenaje? Más fieles trabajadores no se encuentran, más motivados y concienciados tampoco y laboralmente me parece que sus contratos son bastante precarios y recogen muy pocos derechos, ni derecho tienen a estar jugando cada cierto tiempo en ese parking desolado para estirar las patas. Cosas de la Superioridad porque los guardias civiles de ese primer control-filtro son muy buena gente y se ve que aprecian a los guías caninos. Pero ese sector del puerto tiene carencias, faltan árboles más crecidos que den buena sombra, faltan lugares de esparcimientos para los canes y falta que les permitan ir a desayunar al chiringuito de allí y a echarse un rato relajados en el pedazo de jardín, con permiso de una gata negra que para en esa parte y que está para asustar a las ratas, no es que haya ratas, pero en el puerto todos son muy currantes y siempre andan liados con algo y la gata no puede estar ganduleando por la cara sino que tiene que tener un cometido y cumplir unos horarios, si no la despiden. Es un ambiente especial el del puerto, cosmopolita, amable, apresurado... Es como es y no lo hay mejor.
 

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