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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 6 DE JULIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Las cuentas de la Federación
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El 22 de junio pasado, escribí una columna en la que destacaba el detalle tenido por Antonio García Gaona, presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, al presentarme a Vicente del Bosque, cuando éste enfilaba sus pasos hacia el comedor del Hotel Tryp.

Detalle de cortesía que yo aprecié en su justo valor y así lo expuse en este espacio. A partir de ese momento, muchos lectores, que los tengo, han creído ver en lo escrito por mí la mejor manera de hacerle la rosca a García Gaona para que éste olvide las muchas veces que le he dicho la necesidad que tiene de hacer una auditoría que nos muestre que los dineros manejados por la FFCE han sido tan bien gastados como justificados.

Y, claro, ante la imposibilidad de ir contándoles a mis lectores, uno por uno, que no es así, he decido volver a la carga. A la carga para pedirle a García Gaona que no tiene más remedio que hacer esa auditoría que le he venido reclamando durante varios años. Sin el menor éxito.

Y ha sido así, porque el presidente de la FFCE ha hecho lo que suelen hacer los dirigentes que saben, sobradamente, que no están en condiciones de afrontar una revisión exhaustiva de la contabilidad de un organismo donde las cuentas son las del Gran Capitán. Cuentas demagógicas. Cuentas arbitrarias y mal justificadas. Desde los tiempos de Maricastaña.

En la Federación de Fútbol de Ceuta ha primado siempre un desorden enorme en los dineros que entraban y salían. Me consta que a veces se han pagado soldadas donde el receptor firmaba la entrega de dinero en una servilleta. Y así podría seguir contando situaciones grotescas ocurridas en un organismo que ha venido recibiendo subvenciones a tutiplén.

Subvenciones mal empleadas y nunca justificadas, porque por encima de esa necesidad se erigía el poder de alguien que estaba al frente de la federación y que estaba considerado como si fuera el inventor de la gasolina. Y ante ese poder no había nada que hacer. Pues cualquier intento de pedir explicaciones era respondido con críticas acerbas contra el columnista. Con el ánimo de hacerle ver que estaba metiendo las narices en terreno prohibido.

Pues bien, en cuanto García Gaona fue nombrado presidente, el columnista no tuvo el menor reparo en recordarle que su primera actuación era, sin duda alguna, hacer una auditoría con el fin de quedar libre de las sospechas de haber formado parte de un juego sucio que está en nuestro conocimiento y que, más pronto que tarde, saldrá a la luz pública. Por más que a quien escribe le duela lo indecible participar en esa denuncia.

Pero en esta vida, y debido a que cada cual debemos velar por nuestros intereses, no hay más remedio que dejar el corazón a un lado a la hora de proceder como mandan las circunstancias. Así que no nos va a temblar el pulso a la hora de actuar con la frialdad que el caso de la Federación de Fútbol de Ceuta merece. Eso sí, cuando aquí se decida enumerar las trampas posibles que hay en las cuentas de la Federación, lo demás vendrá por añadidura.

Lo demás es que recibamos llamadas angustiadas, tachándonos de no haber tenido piedad de quienes empezarán a decir que ellos sólo han cometido errores de humanos. Aunque seguirán en sus trece de no auditar las cuentas del organismo.
 

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