PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales

 

 

sociedad - JUEVES, 7 DE JULIO DE 2011


EL MENOR FAHD. FIDEL RASO.

ENTREVISTA / Fahd A.A. habla de su experiencia en el centro de reforma
 

“Tenía que pasar el policía lo
que he pasado yo”

El menor Fahd A.A., acusado en falso por el policía local David Vega de tirarle de la moto de una patada, se recupera en su casa de las secuelas que le ha dejado el internamiento en un centro de reforma, entre ellas, “pesadillas”
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Tenía que pasar el policía lo que he pasado yo, no poder dormir, tener pesadillas”. El joven Fahd A.A., que ha permanecido un mes en el centro de reforma de Punta Blanca, se recupera ya en la casa familiar de Los Rosales de la experiencia vivida por un “error” que debería haber quedado en una simple multa y que a punto ha estado de arruinarle la vida después de que un policía local, David Vega, le acusara en falso de atentado. EL PUEBLO habló con el chaval, de 17 años, apenas 24 horas después de que fuera puesto en libertad, y cuando habían pasado 11 días desde que el agente se desdijera ante el fiscal de su primera declaración, y reconociera que el menor no le dio una patada, sino que se cayó de la moto cuando le perseguía. Fahd explica que aún no ha salido a la calle y que se sobresalta con cualquier ruido más fuerte de lo normal. Además tiene pesadillas, no ha dejado de tenerlas, afirma, durante todo el tiempo de estancia en ‘Punta Blanca’, de donde llegó a pesar “que no iba a salir”.

El menor habla con la madurez de un buen estudiante, la de un chico cabal que, a pesar de las circunstancias, internado bajo la acusación de un delito grave -atentado a la autoridad- que no había cometido, fue capaz de examinarse y sacar adelante todas las asignaturas de 4º de ESO con una única excepción, el primer suspenso de su vida, en la asignatura de historia. “Me trajeron los libros y a los dos días tenía ocho exámenes, ocho en dos días; aprobé siete y uno lo suspendí, cuando hice el de historia no podía ya..., era mucho temario”, explica.

Pero lo peor llega cuando relata sus primeras 48 horas de internamiento, en las que -como establece la norma- los menores permanecen aislados e incomunicados. Para entonces, él ya había declarado que no le dio patada alguna al policía, en una versión que, por separado y en todo momento, corroboró su acompañante en la moto, otra menor que, al no llevar el casco, se convirtió en detonante de la traumática situación que ha vivido Fahd.

Todo el “error” del chaval, reconocido desde un principio por él mismo y por su madre, que fue quien le llevó a la comisaría al saber que le buscaban, fue huir asustado del alto que le dió otro agente desde un ‘zeta’ al observar que la muchacha no tenía casco. “Pensó que le iban a poner una multa y que su madre le reñiría”, apunta su tío Mohamed, presente durante la conversación.

Aunque afirma que el personal de ‘Punta Blanca’ se ha portado muy bien con él -“todos..., los educadores, todos sabían que yo era inocente”, apunta-y de que no ha tenido problemas con el resto de menores internados, Fahd ha pasado todo este tiempo en un estado de tristeza y zozobra. “Desde la habitación no veía la playa, pero escuchaba las voces de la gente”, relata con gesto aún cansado, pues además de la dura prueba psicológica se recupera de la salmonelosis que afectó a 17 menores de este centro el pasado fin de semana. Uno de los que tuvo que permanecer en observación fue Fahd. Él no da detalles, pero su tío lamenta que, en ese estado de debilidad se le trasladara esposado al hospital. “Se quejó de que las esposas le hacían daño”, cuenta.

La falta de comunicación con el exterior fue, según dice, uno de los aspectos más difíciles de afrontar. Cuando se le pregunta por el apoyo recibido de sus profesores y compañeros de clase, que intercedieron por él para que se le permitiera realizar los exámenes finales, cuenta que no supo de ello hasta que se lo contó su madre en una de sus visitas semanales, pues en el centro “no te pueden meter información de la calle, ni el periódico ni nada”. Cuando conoció este apoyo, le dio, dice, “fuerza”, como las “visitas” de un amigo que, cuando tocaba hora de patio, se acercaba al exterior del centro para saludarle desde una zona alta. “Venía todos, todos los días, y yo pensaba, él ahí fuera y yo aquí...”. La rutina en ‘Punta Blanca’ era “desayuno, quince minutos de tele, clase de apoyo, recreo, clase, comida, dos horas de fútbol, cena y, a las ocho y media, al cuarto, entre cuatro paredes”. “Le das muchas vueltas a la cabeza, como ahora, todavía, lo que he pasado no se olvida, es la cárcel”. Fahd corrobora lo que en su momento contaba su madre, que no paró de llorar, que lloraba “mucho”, porque nunca antes había estad fuera de casa, “lejos de mi familia”. Muchas veces se temió que iba a quedarse en Punta Blanca que se iba a quedar ahí, “mucho rato, años”, afirma, para agregar que “si un día era una eternidad, imagínate dos años”. Su madre le pedía que tuviera fe mientras rezaba para que hubiera “justicia”.

Un profesor decía que el chaval quiere ser Policía Nacional, mientras que su hermano mayor, de 19 años, afirma que lo que le gustaría es “entrar en la academia militar para salir de alférez”. Fahd responde que aún no sabe qué elegirá, porque también le gusta Magisterio, pero tiene claro cuál es su camino: “Ahora, a sacar el Bachiller”, concluye con un horizonte que, de pronto, se le llenó de negros nubarrones y comienza a aclararse.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto