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OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE JULIO DE 2011

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


Lunes 18.

Debo confesar que a veces, más veces de las debidas, me suelo despistar muchísimo. Y para muestra un botón: acabo de enterarme de que Kissy Chandiramani es la directora gerente de los Servicios Turísticos de Ceuta tras haber sustituido a Aquiles Ruiz. Mi despiste es monumental. Ya que la noticia fue publicada el 23 de junio en este periódico. Así se lo confieso a la directora gerente que va acompañada con la señora Mendoza, que es la que me pone al tanto de que Kissy es su nueva jefa. Kissy estudió en La Soborna. Nada más y nada menos. Un lujo para cualquier persona. Kissy es mujer atractiva. De facciones que se meten por los ojos. Y ha dado muestras evidentes, durante bastantes años, de hacer de la prudencia un seguro de vida. De su vida política. Eso sí, en alguna que otra ocasión me percaté de que no sentía mucha simpatía por este periódico. Y no tuve el menor inconveniente en decirle que tratara por todos los medios de enmendar yerros. Pues bien, aunque sea tarde, ya sé que Kissy Chandiramani sigue ocupando un cargo relevante. Así que le deseo que todo le vaya muy bien. Y, desde luego, le aconsejo que siga atenta a cuanto dice este medio. Pues el verde le sienta la mar de bien a su estupenda morenez.

MARTES. 19

Varios diarios de tirada nacional, entre ellos Marca, han publicado las declaraciones de Hamido Abselam Mehdi, árbitro de fútbol que, tras verse descendido de categoría, acusó de corrupción al Comité de Árbitros y a la Federación de Fútbol de Ceuta. A mí, como comprenderán quienes me hayan venido leyendo durante años, no me han sorprendido las denuncias de Mehdi. Puesto que antes que él, o sea, que Mehdi, yo no he cesado de pedir a voz en cuello la necesidad que había de meter la linterna en las cuentas de la FFC. Porque la contabilidad del citado organismo es chapucera. Y cada vez que me pronunciaba, salían poniéndome como chupa de dómine en el periódico añejo. Mientras el mismo periódico nunca ha dejado de hacer campaña contra los dirigentes del organismo federativo melillense. Lo cual me parecía, y me sigue pareciendo, una contradicción enorme. Una forma de actuar discriminatoria con el único fin de proteger a una persona cuya vida como presidente de la Federación fue un desastre en todos los sentidos. El desastre que, sin duda alguna, ha heredado Antonio García Gaona. Porque él ha querido, claro que sí. Y ahora viendo el panorama inmediato al hombre no le llega la camisa al cuerpo. Dirán ustedes, tal y como decía el portavoz del Gobierno la semana pasada, que nada tiene que ver la corrupción arbitral, si la hay, con la auditoria que está pidiendo a gritos la FFC, y se equivocan. Y explico el motivo: si las cuentas de la Federación han sido siempre las del Gran Capitán, el dirigente de ese organismo no tendría por qué pararse en barras a la hora de hacer lo que le viniera en ganas en otras dependencias futbolísticas en las que el también tiene voz y voto.

Miércoles. 20

He venido leyendo, en los últimos días, casi todo lo que se ha venido escribiendo sobre la República y el golpe de Estado que acabó con ella, tras una guerra cruenta. De ella se han cumplido 75 años. Y hay un personaje que siempre suscitó mi atención y, por tanto, siempre me he interesado por conocerle mejor. Se trata de Azaña. Manuel Azaña paró los pies de la Iglesia, aprobó una reforma agraria, trastocó el orden militar y dinamitó el centralismo español. Fue un modernizador ilustrado, liberal y prematuro. “Y antes y después de la guerra sostiene que España debe gobernarse con razones y con votos. Mientras que la generación del 14 pensaba que el problema de corrupción de la democracia era la democracia, Azaña decía que el problema era la corrupción”. En otro país podría haber pasado a la historia como un padre del Estado moderno, pero la campaña en su contra le condenó a la esquina de los malditos. Días atrás, reunido con unos coroneles situados ya en la reserva, saqué a relucir el nombre de Azaña y lo único que me pudieron decir es que en la Academia Militar de Zaragoza les hablaban de él como si hubiera sido un demonio. Lamentable.

Jueves 21

Llevo ya dos días sin pisar la calle y, por tanto, se me echa de menos en los sitios que suelo frecuentar cuando decido pasearla. Así que hoy, cuando la mañana avanza para convertirse en mediodía, ya ha sonado dos veces el teléfono para saber de mí. La primera llamada corresponde a un buen aficionado al fútbol con el que he hecho buenas migas este verano y que, días atrás, me celebró la columna que le dediqué a Juan Arza, conocido como el Niño de Oro, y cuya categoría futbolística no se vio premiada con el número de partidos internacionales que debió jugar el navarro de Estella. Aunque sevillano porque en esa tierra vivió gran parte de su vida y estuvo considerado estrella indiscutible en lo suyo. Pero mi interlocutor quería saber, dado que llevaba dos días sin verme, si acaso había estado yo viendo jugar a la Asociación Deportiva Ceuta en Cartaya. Y le dije que no. Después recabó mi opinión sobre los pareceres publicados acerca de que el equipo entrene fuera de Ceuta. La misma pregunta que me hizo la persona de la segunda llamada. A ambas les prometí hacer una columna relacionada con ese asunto.

Viernes. 22

Vicente del Bosque, como jugador, maniobraba con una lentitud pasmosa. Una lentitud corporal combatida por su velocidad mental. Sus pases a larga distancia eran tan precisos como eficaces. Pues bien, con sus cualidades y defectos, supo hacerse un hueco en el Madrid, tras varias cesiones, y consiguió fama. La que fue aumentando con el paso de los años tanto como técnico de la Casa como cuando se convirtió en entrenador del primer equipo. Su estrella parecía declinante cuando marchó a Turquía. Menos mal que Fernando Hierro insistió para que Del Bosque, su amigo, fuera el sustituto de Luis Aragonés. Y esa decisión hizo posible lo que todos sabemos: que la selección española ganara el Campeonato del Mundo. A partir de entonces, Del Bosque no ha cesado de recibir homenajes y de ser galardonado. Ora aquí, mañana allá, pasado acullá y, cómo no, en Ceuta también. Fechas atrás, nos enteramos por medio del portavoz del Gobierno, Guillermo Martínez, que el Grupo Parlamentario Popular está decidido a proponer a la selección nacional, con Del Bosque a la cabeza, para que sea distinguida con una Medalla Autonómica. Lo cual me parece acertado. Pero cabe la pregunta, y me la hago: ¿con la que está cayendo sobre la Federación de Fútbol de Ceuta, con las declaraciones habidas acerca de la corrupción que existe en el fútbol juvenil y la oscuridad que reina en las cuentas del organismo, con qué cara los dirigentes federativos y las autoridades locales van a recibir a los que están considerados como héroes nacionales del deporte rey?

Sábado. 23

Tras varios días sin salir de casa, hoy, en cuanto he cumplido con mis deberes laborales, he ido de prisa y corriendo a refugiarme un par de horas en la piscina a la que suelo acudir. Y, como siempre, he tenido la ocasión de compartir un rato de charla con una de las personas que, procedentes de la Península, llevan años viniendo a Ceuta por estas fechas. La conversación ha girado en torno al periodismo. Ya que mi interlocutor es gran lector de periódicos. Incluso me consta que le hubiera gustado haber sido periodista. Lo primero que me ha preguntado es si yo creo que el periodismo es más pasión que ciencia. Y se me ha ocurrido responderle que hay quienes defienden a ultranza que el periodismo no es una pasión, sino una ciencia, algo que se adquiere canónicamente en algunas de esas facultades por las que no pasaron muchos que están enterrados en los cementerios o prematuramente confinados en los divanes del Inserso pero que permanecen inmortales en los anales de la profesión y en el corazón de la gente. Y no tengo el menor inconveniente en sacar a relucir varios nombres de los grandes que no pasaron por la Facultad y tuvieron la suerte de no recibir enseñanzas que sólo son útiles si se tiene la suerte de olvidarlas. Otro día, me dijo mi compañero de piscina, a ver si hablamos de por qué en España se les tiene tanta ojeriza a las personas con una formación autodidacta. Y le dije que sí. Que no tenía el menor inconveniente.
 

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