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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE JULIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Todos contra el presidente
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Mi memoria sigue siendo privilegiada. Y decido presumir de ella hasta el punto de que alguien pueda decirme que ésta no deja de ser la inteligencia de los tontos. Lo cual me importa un bledo y parte del otro. Así que me dispongo a hacer uso de mis recuerdos de unos hechos ocurridos en 2003. A finales del mes de julio.

Regresaba yo de Huelva donde había vivido intensamente unas Fiestas Colombinas dedicadas a Ceuta. Durante la travesía de vuelta a esta ciudad, varios de los miembros pertenecientes al Gobierno me preguntaron si yo iba a participar en la guerra que se había desatado entre El Pueblo de Ceuta y El Faro.

Una guerra causada porque al presidente de la Asociación Deportiva Ceuta se le acusaba de manejar las cuentas a su antojo. Y dije que no. Que me parecía una canallada perseguir al presidente de la ADC porque sí. Sin pruebas. Ya que el viceconsejero del ICD, Víctor Iñiguez, había dado su conformidad a una auditoría presentada por el club y realizada por una empresa auditora muy reputada.

En aquellos entonces, yo desempeñaba mi tarea como columnista en El Faro. Y pude darme cuenta de que algunos miembros del Gobierno en aquel tiempo sentían pocas simpatías por el presidente de la ADC. Es más, el comentario generalizado entre ellos era el siguiente: ojalá que la ADC no ascienda con JAM de presidente. Pues entre ese ascenso y siendo editor de un periódico que va adquiriendo mucho poder, cualquiera es capaz de aguantarle.

En El Faro se me pedía insistentemente que yo escribiera reclamando claridad en las cuentas del primer equipo local. Y, cada vez que eso sucedía, yo no me cortaba lo más mínimo en decirle a la directora que esa denuncia le correspondía a ella. Y no tenía el menor inconveniente en redoblar el tambor: el viceconsejero del ICD, Víctor Iñiguez, no cesa de decir que las cuentas de la ADC están auditadas por una empresa de mucho prestigio. Cuyo nombre me ha venido a la mente en estos momentos: Ernst & Young.

Así, durante bastantes días, me estuve negando a acusar al presidente de la Asociación Deportiva de Ceuta de ocultar las cuentas. Y, claro, ni que decir tiene que me fui ganando la inquina de quienes deseaban a toda costa acabar con José Antonio Muñoz cual presidente de una entidad que era ya codiciada por personas afines a los gobernantes y muy cercanas al periódico decano.

Personas que formaban un grupo capaz de resultar homogéneo para conseguir logros que redundaran a favor de intereses particulares aunque en el empeño saliera perjudicado el club. Cuando José Antonio Muñoz decidió dejar la presidencia se produjo entre las autoridades una alegría inaudita. Ya que, al fin, se les quedaba el camino expedito para convertir al primer equipo local en el juguete municipal, federativo y, cómo no, también del periódico añejo. De no ser así, qué coño pintaba un empleado de ese medio como contable. ¿Recuerdan la campaña ‘Un Faro-Una entrada’?

Resumiendo: que haría muy bien JAM en afrontar esta temporada con las ilusiones que suele poner cuando dirige el club. Pero lo más conveniente para él y para El Pueblo de Ceuta es que deje la presidencia cuanto antes. Pues las cosas no han cambiado: la aversión de algunos hacia él sigue viva y coleando.
 

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