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OPINIÓN - DOMINGO, 31 DE JULIO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

¿Y como es la feria de Ceuta?


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Pues se inaugura ventosa y con aromas marineras, con el viento que refresca las calores de julio y pide “una manguita” porque esto es meridional y son esencias andaluzas pero huele a Algarve portugués y parece como si le hubieran hurtado varios rincones a la feria de Málaga para pasearla por el Atlántico con su portada magnífica que es puro encaje de luces ¿Que es portada sevillana? Sí, abrileña, pero también es de Sevilla la decoración del Real de Málaga y son sevillanos su paseo de caballos, pero el olor es Mediterráneo puro y el ambiente festivo se calca en Ceuta y en sus casetas. Aunque este año se supera a Andalucía en diseño y en originalidad con esa Casa de los Dragones que es canelita en rama, exaltación del patrimonio, guiño caballa, reverencia ante el arte y homenaje a un sentir hondo en el que se venera todo aquello que simboliza este gazpachuelo de mundos, de culturas y de sensibilidades que es la ciudad. Invento culinario mejor que los de Ferrán Adriá, golosamente arquetípico y con un inimitable toque de glamour. ¿O es que aquí la mayor parte de las mujeres son clones de Nati Abascal? El elemento femenino “se viste”. Y no es lo mismo decir que van vestidas a decir que “se visten” porque son matices distintos y elegancias que no tienen nada que ver, es como comparar a Nati Abascal con una de las “chonis” de Kiko Rivera.

¿Y como iba de linda la señora de Vivas? Divina de la muerte. ¿Y el vestido “minimal” estampado de la guapísima Yolanda Bel? ¿Y las preciosas Reinas vestidas de espuma blanca y de faralaes? Detallazo el “paseillo” hasta el Real de la feria para que todo el pueblo pueda comentar más tarde el “quien es quien” y el estilazo que lucían las tres niñas que para sí las hubiera querido de modelos un Julio Romero de Torres que, aunque pintó a la mujer morena y una de las Reinas parece de Oslo como poco seguro que también la hubiera querido retratar. ¿Y el encendido de las luces? No se engañen, allí todo muy lindo y muy espectacular pero “aquello” exudaba una organización milimétrica y les aseguro que no hubo ni un segundo de improvisación. ¿Y lo mejor, de lo mejor de lo mejor? La camisa fashion del Delegado de Gobierno, prodigio de diseño y que seguro que hizo palidecer de envidia a más de un caballero. ¡Pero como es de glamourosa la portada del Real! Iluminación muy sevillana en design ceutí pero en mejor, de postal, de foto de guía turística, de pintarla a espátula.

Y tras el protocolo y los “ringorrangos” el festejo en sí y la animación de grandes y de pequeños, me dijeron que en “el tren de la bruja” ejercía de tal un político de la oposición pero asustó tanto a los niños que los padres se amotinaron, aunque era una bruja muy propia y no necesitaba ni maquillaje podía hacer el papel al natural, sin aditivos. Pasé por los carricoches y las atracciones que son el delirio de la chiquillería, como mi delirio es la camisa del Delegado de Gobierno ¡que pasón! mejorando la presente y sin desmerecer al Presidente Vivas que como “siempre” va vestido de economista en ejercicio no presentaba más novedad que su corrección y clasicismo habituales, aunque el próximo año, con el júbilo de estar gobernando el PP espero que haga un guiño a la tradición y se vista con el traje corto andaluz, con sombrero cordobés, chaquetilla y caireles de plata fina, su bota de media caña de Valverde del Camino y de paso que siga con la unificación de la música y del bailongo. Porque les digo que mezclar el “pachanguéo” el “chumba-chumba” y las sevillanas es un atentado al buen gusto, constituye barullo que no música y acaba destrozando los tímpanos y dando dolor de barriga con lo que la gente siente ansias y no come y los de las casetas pierden la venta y no hacen buena caja. ¿Que las casetas que tal? Bien, andaluzas normales y la que más me gustó fue la de los afortunados peregrinos que van a ser bendecidos por el papa Benedicto, teólogo, filósofo, sabio, escritor y hombre de Dios. Pero buen ambiente fiestero, busqué y no encontré Cartojal que es con lo que se achispan en Málaga y eché de menos que “nadie” regale abanicos, es decir que ninguna caseta, ni instituciones ni empresas parecían regalar abanicos conmemorativos que es lo que se hace normalmente para que la dama que no se haya llevado el suyo de su casa espante los calores de la caseta y no se le estropee el maquillaje.

¿El detalle que más me ha gustado? Pues los puestos de turrones y de chucherías que eran en sí mismos un espectáculo de luz y de color, parecía el mercado de la Boquería, todo tan limpio, tan adornado, tan exquisito y tan rebosante de calorías de esas que las paladeas diez minutos y tardas en quitártelas tres meses a base de alcachofa con papaya y ortosifón. ¡La de horrorosos sacrificios que debemos hacer para seguir los postulados de la Duquesa de Windsor cuando alegaba que una mujer nunca es lo suficientemente rica ni está lo suficientemente delgada!.

Preciosa la feria, portada de artesanía, elegancia en el ambiente, buen tono, mejor música y pasarela de moda en movimiento. De verdad que allí había “glamour”.
 

Intensa actividad de la Fiscalía de Menores de Ceuta


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Puede que en un futuro las Fiscalías de Menores de toda España tengan un menor volumen de trabajo ya que la patética Ley del Menor que nació gafada y cojitranqui, bucólica e irreal, fruto del esfuerzo colectivo de unos legisladores que pensaron que la juventud vive entre “Alicia en el país de las maravillas” y las cursis teorías de Rousseau, esa legislación ineficaz tan compasiva con los delincuentes y tan despiadada con las víctimas, tendrá que ser reformada. De hecho el Partido Popular hace mucho que arrancó motores prometiendo y jurando que se va a llevar a cabo una “regeneración” y dentro de ese compromiso habrá que abrir las ventanas, airear las leyes caducas y que de paso entren legisladores que “conozcan” la realidad, que estén baqueteados, que hayan mamado el derecho más chusquero y echado los dientes bregando con la ineficacia y la estulticia del Sistema y que por lo tanto “sepan y sientan” lo que los ciudadanos demandan, exigen y necesitan. El que alguien tan poco sospechoso de ser un “carca” como Ibarra, el Presidente del Movimiento contra la Intolerancia, se haya unido a las distintas plataformas que suplican la reforma de la Ley del Menor para que no hayan más “Rafitas” ni “Cucos” ni padres desesperados como los de la torturada, violada y quemada Sandra Palo, que tengan que soportar el escarnio de ver los privilegios y los melindres de los que disfrutan los criminales menores de dieciocho años, representa el que la petición de reformas es un clamor social. Porque el cúmulo de injusticias y estupideces que se ha ido conformando en los años de la vigencia de ese bodrio normativo, requiere la inmediata intervención de los legisladores (pero no de “los de siempre” sino de tíos que sepan) y más que una reforma, la derogación de la ley actual y la elaboración de un texto nuevo, desde una nueva perspectiva (ahí hay mucho que aprender de las legislaciones de “toda” Europa y más de la de EEUU). Y sin complejos por las lamentaciones de las plañideras oficiosas que ejercen de “profesionales de la buena conciencia” porque aún no han sido víctimas de las fechorías de algún berraco, cuando se es víctima cambian mucho las perspectivas, aunque comprendo que viviendo la vida desde el interior de los coches oficiales y con servicio de escoltas el ser víctima de las actividades delictivas de algún pandillero es más difícil. También es difícil por no decir imposible, el estar preparado para legislar desde la distancia irreal que otorgan los grandes privilegios, los legisladores tienen que estar en las calles, a pelo. Y sufrir lo que sufren todos los españoles y a partir de ahí “merecen” redactar las leyes, porque quien vive la realidad en primera persona es difícil que sea un capullo “buenista”.

Hablo de un tema que conozco y desde la perspectiva de treinta y dos años en el derecho penal, muchos de ellos trabajando con los problemas de las llamadas eufemísticamente “minorías” y de la juventud de esas minorías. Por mis expedientes han pasado una gran variedad de muchachos profundamente equivocados y que opinaban que al ser “menores” todo les iba a salir prácticamente gratis gracias a la Ley del Menor. Es decir que la finalidad de la ley no se cumple, porque sin ser estrictamente punitiva, de castigo, sino que parte de la reeducación y reinserción (siempre que no existan patologías psiquiátricas de por medio) también ha de tener un efecto disuasorio y la disuasión a la hora de delinquir tiene como base el temor al rigor del castigo. Cuando no se teme al castigo derivado de los actos se rompen los frenos en la conducta y la sensación de impunidad prevalece. Y esta falta de miedo a las consecuencias de los actos ilícitos, unido a la cada vez mayor incidencia de patologías psiquiátricas hace que se necesite una nueva ley, con un nuevo planteamiento, más técnica que tendente al ejercicio de las virtudes lacrimosas y del redentorismo compulsivo que es la mayor y más hipócrita abominación moral de la sociedad actual. Lo primero cambiar la denominación y pasar a llamar al texto “Ley del Joven” eliminando ese baboso apelativo de “menor” que hace pensar en pequeñuelos desvalidos y ovejillas descarriadas, un término inadecuado, impropio, absurdo y tremendamente cursi, que es lo peor y que no se adecua a la realidad de que la aplicación de la norma alcanza a adolescentes pero también a tíos que son como armarios con las dos puertas abiertas y que tienen ya los cojones negros. Y dentro del arco de los catorce a los dieciocho años existen jóvenes recuperables para quienes la experiencia de vivir un procedimiento judicial es el “una vez y no más Santo Tomás”. Pero el mayor defecto que siempre he encontrado en esta ley es idéntica carencia que se refleja en toda el Derecho Penal español: la ausencia de un primer diagnóstico de salud mental realizado por psiquiatras con el concurso de todo tipo de pruebas neurológicas desde el momento en que, derivado del propio comportamiento del joven, se tenga la mínima sospecha de que pueda existir una enfermedad mental que a la postre no es más que un trastorno bioquímico fácilmente diagnosticable con las herramientas de las que actualmente se dispone y que derivaría a un gran número de jóvenes para ser tratados y curados. Y por ello la ñoña “Ley del Menor” redactada por ignorantes patológicos debería haber previsto de antemano que en nuestro país no existe todavía una psiquiatría infantil y juvenil especializada y menos aún existen sanatorios psiquiátricos para jóvenes. ¿Se dan cuenta de la concatenación de fallos?. Normal que sintamos envidia ante el sistema americano donde la neurología es una especie de rama-reina, tienen Directores Generales de Salud Mental en todos los Estados y para rizar el rizo los neuropsiquiatras incorporan la medicina ayurvédica y ortomolecular a la hora de diagnosticar y sanar al enfermo, es decir, que nos llevan como poco un siglo de ventaja. Difícil el reto que ha de afrontar el Gobierno de Mariano Rajoy para bregar con lustros de ignorancia patológica y de desprecio de la excelencia a favor del “amigachismo”, ya saben el axioma de que para medrar en cualquier campo y a cualquier nivel no hay que ser “excelente” sino “amigacho”. ¿Una primera y rápida solución fácil de tomar? Rebajar la mayoría de edad a los dieciséis años de manera que a los mayores de dieciséis se les juzgue como adultos pero con la atenuante de menor de dieciocho años y sepan que van a cumplir en el Módulo de Menores de cualquier prisión. Tan solo el efecto psicológico haría descender los delitos cometidos por jóvenes justo a la mitad y ello sin olvidar que el fin último de nuestro Reglamento Penitenciario es como el de la Ley del Menor la reeducación y la reinserción del penado.Es decir “muy” políticamente correcto.

Un gran reto la reforma de esta Ley obsoleta redactada no contemplando la realidad sino para una sociedad irreal y que no constituye freno sino acicate para las conductas delictivas. Por cierto ¡Cuanto queda por regenerar, reciclar, restaurar y reformar! Y se hará. Siempre que lo haga el “excelente” y no el colega, el enchufado ni el “amigacho”, porque de ser así tendremos más mierda de la misma.
 

La inmensa, inenarrable, indescriptible
e inimaginable ilusión del 20-N


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

A, que larguito se nos va a hacer! Largo y lleno de recelos porque después de lo vivido y contemplado estos años parece casi imposible que el Rubalcaba y su peña estén dispuestos a largarse sin liarla y sin maquinar alguna maldad. Eso sí, fue salir ese individuo por la puerta y tratar de apañar otra mamarrachería de Ley de Enjuiciamiento Criminal para pasar el paño y tratar de quitar un poco de la inmundicia en la que nos han tenido chapoteando durante todos estos años. ¡Y ahora vienen estos bichos a prohibir las “detenciones televisadas” que han sido su más idolatrada herramienta de actuación! ¡Ahora!. ¿Cabe mayor ignominia, más grave afrenta a los paseados con los grilletes puestos ante las cámaras y a quienes han visto las fotos de sus fichas policiales vendidas a la prensa y a las televisiones para animar tertulias y dar carnaza al cotarro? Pero nosotros no olvidamos, aunque diga Rojas-Marcos que “para ser felices hay que tener mala memoria” muchos españoles y todos los creyentes preferimos ser “un poco menos felices” y conservar la dignidad, la decencia, la vergüenza, los principios y esa “rara avis” llamada honor. No olvidamos y llegará la hora de echar las cuentas y de hablar, pensar, escribir y contar sin miedo a las represalias, con jueces, fiscales, policías y aviso a las cámaras, periodistas, reporteros y tertulias televisivas de por medio. ¿Y sabe Mariano Rajoy en la camisa no de once, sino de once mil varas que se ha metido con su leal promesa de regeneración? Porque en esta España que nos ha helado el corazón no se trata de “levantar el pico de la alfombra” sino de retirar la repugnante alfombra completa y tirarla a la basura y comenzar a levantar el suelo, a picar, a demoler, a sanear la porquería, a desatascar los desagües atorados y pestilentes, nombrar a jueces honestos para que investiguen, ahonden, indaguen y desmenucen cada “macrooperación” made in Rubalcaba y por favor, que se vayan todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial a trabajar en otros menesteres y que despidan al Tribunal Constitucional al completo y de paso a la Sala II del Tribunal Supremo y a todos los fiscales que hayan actuado a las órdenes de Conde-Pumpido. Eso es “regenerar” porque de lo contrario no sería más que un indecoroso parcheo y un tratar de blanquear malamente los sepulcros. Pero ¿Sabe Mariano Rajoy a lo que le compromete lo que está prometiendo? Porque tiene a un pueblo español ávido de justicia y de ser desagraviado, de que le restituyan su honra y de que le reparen las cuerdas vocales que las tenemos en carne viva y despellejaditas de tanto decir eso de “Ya pagará el inglés el vino que se bebió” y lo de que “A cada cerdo le llega su San Martín”. Hay que regenerar. Pero también resarcir, porque sin resarcimiento los españoles no vamos a sentir el pálpito de que “se hace justicia” y esa amargura honda con la que hemos subsistido asistiendo impotentes al espectáculo de la destrucción de España por parte de estos diabólicos (que Dios les confunda) esa indignación que nos ha venido envenenando no se diluirá ni que nos echen por lo alto un camión cisterna de agua bendita más el botafumeiro completo humeando a toda pastilla, de la catedral de Santiago. Ya lo dicen las Bienaventuranzas “Bienaventurados quienes hacen pagar a los malos, porque se quedarán descansandito y serán merecedores de vestirse por los pies”.

Pero no me lo creo, no me creo que “estos” se vayan por las buenas, por mucho que hayan maquinado largo y tendido el dejarle al PP el “regalito envenenado” de Bildu (se sientan en los escaños sin pasamontañas) y ahora todo sea un “volver a empezar” hasta arrojarles de las instituciones y que prevalezca el honor de las víctimas de ETA. Largo periodo nos queda, de hecho al menos los próximos dieciséis años tirando por lo bajo para llevar a cabo una regeneración democrática que se prevé larga y minuciosamente diseñada, pieza a pieza, como un puzzle gigante, por todos los españoles. ¿Y cual sería el primer e ilusionante regalo para los millones que votemos al PP? Pues ganar el 20-N y el 21-N enjaretar un buen Corpus rebañando los linderos cronológicos de los meses y que por parte de nuestros Ejércitos, se rindan los honores al Santísimo, que rompa en acordes el himno nacional y que se lancen al vuelo todas las campanas de todos los campanarios de España. Porque sí, porque hemos tragado quina y hemos sufrido humillaciones ingentes, porque se nos ha perseguido a los creyentes y como última afrenta unos malnacidos quieren ofender este mes a Su Santidad el Papa en su visita a Madrid organizando una “procesión atea” puro delito contra los sentimientos religiosos, aprovechando a toda prisa el tiempo que les queda de insultar a los cristianos con absoluta impunidad. ¡Ay, a lo que se ha comprometido Mariano Rajoy! ¡Y que larguitos los días hasta el 20-N! ¡Ay la que se va a liar con la Ballena Blanca, la Malaya, la Pantoja, los ofendidos por las detenciones de telediario! ¡Ay que ya están dando número como en la Seguridad Social para poner denuncias e interponer querellas! ¡Ay que con las nuevas leyes se acaban los aforados y los privilegios! ¿Regeneración? Sí. Y resarcimiento. Si esto no es posible lo otro, porque hay que empezar de 0.
 

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