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					El Gobierno ya ha endurecido las sanciones administrativas a 
					las empresas que empleen a trabajadores de forma irregular, 
					con multas que pueden alcanzar hasta 10.000 euros, cantidad 
					superior en cinco veces a las actuales. Para no sufrirlas, 
					los empresarios han tenido un plazo de tres meses para 
					regularizar a sus empleados desde que se puso en marcha el 
					plan de lucha contra el empleo sumergido. 
					 
					El plan establece que una empresa que incumpla la obligación 
					de dar de alta a un trabajador en la Seguridad Social tendrá 
					desde ayer una sanción mínima de 3.126 euros, cinco veces 
					superior a la actual de 626 euros, y máxima de 10.000 euros, 
					mientras que ahora se paga 6.250 euros. Cuando el trabajador 
					compatibilice el cobro de la prestación por desempleo con 
					trabajos “en negro”, la empresa verá incrementada la sanción 
					mínima de 6.251 euros a 10.000 euros, mientras que la máxima 
					se mantendrá en los 187.515 euros. Además, la iniciativa 
					también conlleva mayores actuaciones de vigilancia y control 
					del trabajo no declarado de la Inspección de Trabajo y 
					Seguridad Social. 
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