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					Con una estampa sencilla y profunda, la Virgen de África 
					volvió a recorrer, en su salida procesional coincidiendo con 
					el día de su celebración, las calles de Ceuta. Salió del 
					templo, estrenando parihuela así como el equipo de capataces 
					de la hermandad, para presidir la misa pontifical y 
					posteriormente recorrer las calles ceutíes acompañada en 
					todo momento por un gran número de ‘caballas’ que se 
					lanzaron a la calle para poder observar de cerca la 
					evolución de una procesión con gran tradición en la ciudad. 
					 
					A las 20.00 horas el todavía obispo de la Diócesis de Cádiz 
					y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza, concelebró con el clero 
					de nuestra Diócesis la Solemne Misa Pontifical, donde 
					cientos de ceutíes ya ocupaban los asientos ubicados para la 
					ocasión por la Ciudad Autónoma.Desde su Santuario, y sin 
					escatimar ningún esfuerzo, siendo perfecta conocedora de la 
					devoción que sienten por ella sus hijos caballas, dio 
					comienzo la procesión que este año incluía alguna que otra 
					novedad. 
					 
					Con una parihuela nueva tal y como solicitaron el pasado año 
					los costaleros; un equipo de capataces nuevo formado por 
					José Manuel Agustín como segundo capataz y Ricardo Asensio y 
					Ángel Navarro como contraguías, bajo la dirección de Manuel 
					Creo Rocha, y una composición del cortejo distinta a la de 
					otros años, ya que las hermandades fueron ubicadas cerca del 
					paso por orden de antigüedad, la Patrona comenzó a recorrer 
					las calles de su Ceuta después de haber recibido los 
					primeros elogios en la misa celebrada con anterioridad. 
					 
					Alrededor de las 21:00 horas, Santa María de África percibió 
					los primeros aplausos hondos y con sentimiento, los primeros 
					vivas y los primeros ‘flashes’ dirigidos expresamente a su 
					figura como única protagonista de la noche caballa. 
					 
					Se posiciona firme y recta al son de la música, el público 
					lo percibe y se inicia el habitual enlace de tantos años 
					entre ciudad y ejército. Una sincronía simbiótica 
					perfectamente percibida. 
					 
					La Patrona se desplaza con su primera marcha al fondo 
					sonando en su nombre que la acompaña. Aumenta la expectación 
					y el número de personas que se arremolinan en torno a los 
					diferentes conductos cercanos al cortejo procesional. 
					 
					Con un largo etcétera de participantes desde las Cofradías 
					derivadas de la Virgen hasta las de otras imágenes, como el 
					Consejo de Hermandades o las primeras autoridades civiles y 
					militares, acompañaron de forma solemne a la procesión para 
					conducirla por el lateral de su Santuario y seguir 
					circunvalando a la Plaza de África para tomar la calle 
					Edrisis y la vertiente por la calle Jáudenes. 
					 
					Como cada año, los costaleros llevaron a nuestra Patrona con 
					mucho mimo, andando sobre los pies y al son de las marchas 
					que la Asociación Cultural Banda de Música Ciudad de Ceuta 
					entonaba. 
					 
					Como siempre, desde hace ya quince años, la Virgen de África 
					procesionó portada por los costaleros, en la calle Jáudenes 
					volvió a llover, cayendo miles de pétalos de flores, los 
					cuales fueron acariciando con delicadeza la bella talla de 
					Nuestra Señora, y donde en cada uno de ellos iba el deseo, 
					la petición, el cariño y el amor de toda la buena gente de 
					este pueblo caballa. 
					 
					La procesión desembocó en su trayectoria a Victori Goñalons, 
					encarándose Colón, discurriendo por Padilla, para 
					posteriormente encarar el paseo del Revellín hasta llegar a 
					la Plaza de la Constitución, donde, como marca la tradición, 
					se celebró la Salve conmemorativa, una Salve que cada año se 
					reza con más solemnidad si cabe, mirando hacia el Estrecho.
					 
					 
					Una vez terminada dicha salve, se continuó por la avenida 
					Alcalde Sánchez-Prado y Plaza de África, para posteriormente 
					dirigirse hasta su Santuario, donde nuestra Patrona se 
					despidió de todos los ceutíes hasta el año que viene, aunque 
					todavía hoy el ‘sentimiento caballa’ hacia la Patrona podrá 
					quedar patente durante la celebración del devoto Besamano. 
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