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                     La excelencia y espectacularidad 
					de los fuegos artificiales, que volvieron este año de nuevo 
					al pantalán de donde no tuvo que salir nunca, pusieron el 
					broche de oro a una Feria 2011 que ha sido de un nivel 
					excelente por limpieza, calidad y ambiente. Aunque la 
					madrugada se prolonga pasados los castillos de fuego en un 
					intento de apurar hasta el último minuto la diversión, las 
					Fiestas Patronales ya han dicho adiós, y con ellas dos 
					tercios de verano que se han consumido casi en un abrir y 
					cerrar de ojos. La Feria de esta edición condicionada por la 
					crisis y por la coincidencia del Sagrado mes del Ramadán 
					para los musulmanes no ha sido del todo mala para las 
					aspiraciones de caseteros y feriantes, conocedores del 
					hándicap de estas dos circunstancias. Decir adiós a la Feria 
					es comenzar a ver cómo será la de 2012 y si, por fin, Ceuta 
					puede tener la siempre deseada Feria de Día. 
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