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					Seis países musulmanes patrocinan a las distintas 
					comunidades islámicas distribuidas por nuestro país, a veces 
					con el objetivo de controlarlas y casi siempre con escaso 
					discernimiento. Los fondos que envían caen con frecuencia en 
					manos de organizaciones radicales o de individuos sin 
					escrúpulos, según un informe del Centro Nacional de 
					Inteligencia (CNI) enviado a los ministros de Interior, 
					Exteriores y Defensa y del que ha informado Ignacio Cembrero 
					en El País. 
					 
					Un informe secreto enviado el 16 de mayo por el director del 
					Centro Nacional de Inteligencia (CNI), general Félix Sanz 
					Roldán, a los ministros de Exteriores, Interior y Defensa y 
					del que informa Ignacio Cembrero en El País, analiza con 
					alarma la financiación y las ayudas que proporcionan Arabia 
					Saudí, Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Libia y, 
					sobre todo, Marruecos a los musulmanes en España que ya 
					suman un total de 1,2 millones de personas. 
					 
					El servicio secreto da cuenta en su informe de algunas 
					operaciones puntuales de financiación, como los 300.000 
					euros que pagó Catar para remodelar el Centro Cultural 
					Islámico Catalán, pero no proporciona cifras globales. “En 
					su mayor parte se utilizan cauces alternativos para hacer 
					llegar dichas donaciones que escapan al control de los 
					regulares del sistema financiero español ”, señala. 
					 
					Por otro lado, junto con las subvenciones los países del 
					Golfo inundan las mezquitas de opúsculos que irritan a las 
					autoridades españolas. “La Europa de hoy sigue considerando 
					a la raza blanca superior a las de color”, recalca una 
					monografía en castellano publicada por el Ministerio de 
					Asuntos Islámicos de Qatarbajo el título “Muhammad. El 
					Profeta Ideal”. “Europa, con todas sus pretensiones de 
					iluminar y liderar (…) sigue estando por detrás del Islam”, 
					añade. 
					 
					Informe secreto 
					 
					“Las consecuencias de la financiación derivan en actitudes 
					negativas para la convivencia, tales como la aparición de 
					guetos y sociedades paralelas, tribunales y policías 
					islámicas al margen de la legalidad vigente, 
					desescolarización de niñas, matrimonios forzados etcétera”, 
					señala el documento del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) 
					al que ha tenido acceso El País. 
					 
					“No existe suficiente control de los flujos financieros que 
					suponen las donaciones y ayudas que desde otros países se 
					prestan a la comunidad islámica de España (…)”, advierte el 
					principal servicio secreto español. “Se hace necesario que 
					los países donantes sean plenamente conscientes de los 
					riesgos que entraña financiar demandas individuales”. 
					 
					Arabia Saudí, Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), 
					Libia y Marruecos financian y ayudan a 1,2 millones de 
					musulmanes en España. En el informe del Centro Nacional de 
					Inteligencia (CNI) el peor parado es Kuwait. A través de la 
					Sociedad para el Renacer de la Herencia Islámica (RIHS, 
					según sus iniciales inglesas) ha costeado la construcción de 
					las mezquitas de Reus y Torredembarra (Cataluña) desde donde 
					“se difunde una interpretación religiosa contraria a la 
					integración en la sociedad española fomentando la separación 
					y el odio hacia los colectivos no musulmanes”. 
					 
					La RIHS kuwaití fue incluida en el 2008 por el Departamento 
					del Tesoro de EEUU, y más tarde por Naciones Unidas, en la 
					lista de organizaciones que han financiado a grupos 
					afiliados a Al Qaeda . “El principal beneficiario” de sus 
					ayudas y gestor del dinero saudí en España es, según el 
					servicio secreto, el salafista holandés de origen marroquí 
					Abdelhamid el Hyat. A medio plazo la Sociedad para el 
					Renacer de la Herencia Islámica (RIHS) proyecta abrir una 
					delegación en España. 
					 
					Catar, en cambio, se inclina por donar a la Liga Islámica 
					para el Diálogo y la Convivencia en España “vinculada con 
					los Hermanos Musulmanes” de Siria, según el Centro Nacional 
					de Inteligencia (CNI), que controlan, por ejemplo, el Centro 
					Cultural Islámico Catalán. Sharjah, integrado en los 
					Emiratos Árabes Unidos, tiene, en cambio, preferencia por 
					los conversos españoles reagrupados en Al Morabituna los que 
					costeó la mezquita Albaicín de Granada y está dispuesto a 
					ofrecerles otra en Sevilla. 
					 
					El líder libio Moamar el Gadafi también ha mostrado, cuando 
					aún disponía de medios, predilección por los conversos 
					españoles agrupados en la Junta Islámica de España. Con su 
					presidente, el psiquiatra radicado en Córdoba Francisco José 
					Escudero, que adoptó el nombre árabe de Mansour, fallecido 
					en octubre pasado, estableció una “relación personal”, según 
					el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Ni que decir tiene 
					que el más generoso es Arabia Saudí. A las donaciones 
					directas de la familia real se añaden las de su Embajada en 
					Madrid y de un sinfín de asociaciones benéficas más o menos 
					oficiales. La retahíla de mezquitas y centros receptores de 
					sus ayudas “no se caracterizan por su elevado nivel de 
					radicalismo”, según el CNI, aunque su “sumisión” a las 
					directrices saudíes es total. 
					 
					Oración en la M30 
					 
					No solo los radicales se aprovechan de la generosidad del 
					Golfo sino también individuos que se otorgan “una 
					representatividad impropia” y llegan incluso a “apropiarse 
					de forma indebida de los fondos obtenidos”, advierte el 
					Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Por eso algunos 
					viajes a la zona para recaudar subvenciones “se hacen en el 
					más absoluto secreto y sin conocimiento” de la comunidad 
					islámica en cuyo nombre se piden. Si se consiguen no siempre 
					sirven al fin declarado por el que las solicitó. 
					 
					Medidas preventivas 
					 
					El secretario de Estado de Justicia, Juan Carlos Campo, 
					acompañado de una nutrida delegación de funcionarios de 
					Exteriores, Justicia e Interior, citó hace cuatro meses en 
					el palacio de Parcén a los embajadores del Golfo a los que 
					pidió su colaboración para poner orden en la financiación 
					del Islam en España. “Todos ellos se mostraron receptivos”, 
					asegura José Manuel López Rodrigo, director de la Fundación 
					Pluralismo y Convivencia, que asistió al encuentro. 
					 
					En esa reunión se les entregó un folleto titulado “Sistema 
					de canalización de fondos para el apoyo a los proyectos de 
					las comunidades islámicas de España”. En él las autoridades 
					españolas explican en tres idiomas (español, inglés y árabe) 
					cómo les gustaría que se encauzase el envío de los fondos 
					del Golfo. Bahrein es el único que nunca hizo donaciones. 
					 
					El Gobierno quiere que las ricas monarquías petroleras 
					costeen proyectos presentados por las comunidades musulmanas 
					a través de la Comisión Islámica de España (CIE), el 
					interlocutor oficial que está en plena transformación para 
					ser más representativo. Solo las solicitudes aprobadas por 
					la CIE serían susceptibles de ser financiadas por el Golfo. 
					 
					La intención del Gobierno es, sin embargo, acabar a medio 
					plazo con la injerencia extranjera. “El derecho y la gestión 
					de la libertad religiosa de los españoles, sea cual fuera su 
					creencia, no puede estar supeditada a ningún país 
					extranjero”, señalaba un informe conjunto de los ministerios 
					de Justicia e Interior elaborado en el 2009 y que no se sabe 
					si incluirá al Estado Vaticano en esta afirmación. “(….) la 
					vida cotidiana de las comunidades y su financiación deben de 
					tener una política propia española y no permitir 
					injerencias, aunque se podría producir un espacio de 
					tránsito”. 
					 
					En el folleto entregado a los embajadores de la zona del 
					Golfo se insiste también en que, junto con la ayuda directa 
					a las comunidades musulmanas, sería bueno financiar, por 
					ejemplo, un grado en ciencias religiosas; la formación del 
					clero; libros de texto de religión redactados en España; 
					guías de gestión de servicios públicos para musulmanes; 
					retribución del personal religioso; iniciativas para la 
					normalización del Islam en la prensa etcétera. 
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