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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 10 DE AGOSTO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Ceuta y el terral


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La feria acabó la noche del pasado domingo en un carnaval de estrellas de colores que chisporroteaban por el cielo explotando en centellas que formaban palmeras al caer. Buena traca final que observé desde la frontera del Tarajal en la puerta del negocio de mis amistades que me apañaron una banquetilla y estuve en la platea igualito que una autoridad. ¿Hartos de feria? No, este año ha pasado muy deprisa y todos han disfrutado de ella hasta el punto de que el Universo, como muestra de condolencia y al ver que se desmontaban las atracciones, envió el temido Terral, ese mismo que en las costas malagueñas hace subir los termómetros hasta 39º en el interior de la ciudad. En Ceuta, que está entre dos mares, las temperaturas no alcanzan cotas tan altas, pero con todo y con eso la sensación es de agobio porque no tenemos el cuerpo acostumbrado a estos rigores. Falta la brisa marina que refresca, sobra el viento caldoso, pesado y caliente, igualito que una sopa de jarera, idéntica textura y la comunidad musulmana que está viviendo su mes sagrado debe acusar aún más la atmósfera irrespirable. Porque no pueden ingerir líquido durante el día, entonces la inquietud es el riesgo de deshidratación o de sufrir el temido golpe de calor y si no se incrementan los casos en las Urgencias es porque al vivir con fe y con devoción el ayuno Dios les ayuda para que no enfermen. En nuestras creencias al menos salmodiamos mucho el “Dios pastor del justo” que es el salmo de David “Es Yahveh mi pastor, nada me falta. Él me hace recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas”es nuestro rezo cuando la cosa se pone dificultosa, a su vez en el Islam tendrán sus oraciones para sobrellevar el cansancio que supone el Ramadam. El ayuno con calor debe ser duro, una auténtica penitencia, pero si el calor viene acompañado el temido Terral con su consistencia de emanación de estufa, entonces es sin duda mucho peor.

Todos los vientos que tienen nombre suelen tener como característica su increíble mala leche, la Tramontana en Cataluña es un incordio, el Siroco de Baleares en de lo más desagradable, pese a lo poético que resulta al venir del sureste de la rosa de los vientos, el Cierzo es un coñazo, con perdón de la comparación y sin deseo de ofender a los localismos patrios y el Mistral no le queda muy lejos, quiero decir que geográficamente es muy lejano pero en su acepción de fastidio es muy similar. ¿Y el Niño de Tarifa armando polvaredas? ¿Y ese viento de granadino que baja del Veleta y te hiela hasta las costuras de los pulmones?. Créanme lo que les digo: para que se “bautice” a un viento este tiene que haberlo merecido tras siglos porculeando a los sufridos habitantes de una determinada región. Y no sabría decir cual es peor, con fecha de los dos últimos días el más denostado ha sido el Terral porque además “no aporta nada”, me explico, el levante y el poniente cuando combaten sobre Ceuta cada cual por su lado, alternándose, haciendo diabluras, llevándose a las gaviotas para que naveguen por sus ráfagas, son vientos “bellos”. Traen cúmulos de nubes, pican el mar, lo llenan de crestas de espuma, fuerzan el oleaje que combate sobre playas y espigones, construyen catedrales de nubarrones en el horizonte y realizan unos despliegues estéticos y cromáticos tan espectaculares que te dejan sin aliento, la naturaleza se exhibe con todo descaro en su faceta artística y creativa. Pero con el empachoso Terral ni hay nubes que sean prodigios estéticos, ni te empapas de aromas salobres y marinas, ni se da una invitación al romanticismo contemplando temporales con atisbos de galernas. Al revés, el mar sosaina y casi planchado, el cielo azulón pero no añil y lleno de destellos sino azul opaco y desleído, un muermo. Les digo que es respirar sopa y rectifico al nombrar la exquisita jarera que te da una energía que resucita a un muerto y que yo sorbo con avidez cada noche en casa de mis hermanos Hamadi Amar y Leila con las niñas Randa, Fati y Sara y el niño Nabil , un tazón por noche y es absorber el “prana” yóguico que es la energía vital, vamos, un “prana” de energía kundalini pero con carne y garbanzos ¡la bendición de Dios Padre! mientras que el Terral no es ninguna bendición y entonces lo compararé con sopa de albergue de Cáritas donde ponen más buena voluntad que tropezones de carne y más caridad que nutrientes. Lógico que los musulmanes aguanten las mayores inclemencias metereológicas, las calorinas y los calores, sin alterarse, es porque van bien energizados porque el régimen de comidas del Ramadam es muy saludable y tan nutritivo que resucita a un muerto. Pero la conclusión es que la llegada de este viento inútil y profundamente estúpido, ha sido recibida con desagrado por los ciudadanos y encima aquí no dan los consejos que se dan cada verano para evitar los golpes de calor, así que yo daré uno : huyan de los aires acondicionados como del diablo y opten por ventilador que remueva el aire o por abanico o porque le sople un familiar, el frío del aire acondicionado no es saludable ¿Y saben ustedes si han limpiado, desinfectado y esterilizado los filtros del aparato para evitar los riegos de legionella o de cualquier otro tipo de neumonía? ¿Y si los filtros están comiditos de mierda y reventando de bacterias? ¿A que se les pone mal cuerpo? ¿Y como es que “los de siempre” no han emitido “la nota de prensa” para atacar sañudamente la presunta falta de higiene de los filtros debida a la maldad congénita del Gobierno? Pues no han protestado porque, como todo el mundo, deben andar “planchados” por el Terral.

* Para Antonio Gómez que ya me había avisado del Terral y que siempre está.
 

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