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cultura - JUEVES, 11 DE AGOSTO DE 2011


maria estrada joval. fidel raso.

entrevista / maria estrada joval
 

El hiperrealismo llega al
Museo del Revellín

La pintora catalana María Estrada Joval expone, desde esta tarde a las ocho hasta el próximo día 31, en el Museo de Ceuta, una muestra titulada ‘Acuarelas’, donde destacan las sombras y las texturas de sus pinturas
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Como firma con el apellido, Estrada, a veces se creen que el que pinta es su marido. Pero no, es ella, María, y dice que la única diferencia entre que pinte un hombre o una mujer, es que en el caso de ellas deben compaginar ‘la brocha’ con el “cariño, ¿dónde están mis pantalones?” o “mamá, ¿qué comemos hoy?”. Fue precisamente gracias a uno de sus dos hijos como empezó a pintar acuarelas.

“La niña se casaba y quería seis acuarelas para el salón. Fuimos a comprarlas y yo, muy espléndida, dije que se los pagaba, pero eran carísimas. Estuve dándole vueltas toda una noche y al final, por la mañana, subí a la vecina y le pedí las pinturas del colegio del niño. Me puse a pintar una cabeza de ajo y una cebolla”, explica la acuarelista. “Y cómo disfrutaba...”. Después, le enseñó los cuadros a su hija y le encantaron. No se creía cuando le dijo que los había pintado ella. Desde entonces no ha dejado el pincel -número dos, máximo-, y es que lo suyo es el hiperrealismo. Lo que más le atrae es pintar sombras. “También me gusta mucho la fotografía, pero en las imágenes no se aprecian las sombras, se ven siempre negras, pero las sombras negras no existen en el espacio”, explica. Su método de trabajo empieza por elaborar el color exacto en una paleta. Después realiza una fotografía del motivo a pintar y va creando el cuadro en base a dicha imagen.

Su formación como publicista, profesión a la que se dedicó hasta los años 90, le influye mucho a la hora de pintar. Por ejemplo, en la precisión y en la minuciosidad. “Ahora todo se hace por ordenador, pero cuando yo empecé debíamos hacer los rótulos, los anuncios, todo a mano y muy elaborado, fijándonos en cada detalle”, explica la pintora.

Después de aquellas acuarelas para su hija llegaron las que le pedían los amigos. Hasta que en la casa regional de Canarias en Barcelona, de la que ella, aunque es de la ciudad condal es, por pasión, socia, le pidieron que hiciera una exposición. Era el año 1998. Fue la primera. Ahora realiza en torno a tres al año, dos de las cuales las hace en Canarias. Y es que en aquella primera muestra conoció al pintor canario Siro Manuel, que se quedó fascinado con su trabajo. Desde entonces no cesó de darle consejos. Recomendaciones que ella no siempre acepta porque, además de definirse “autodidacta” en su modo de trabajo, se considera una mujer “muy independiente” que no acepta demasiado bien que le pisen su terreno. Por eso, la pintura es su “espacio”, el ambiente que se crea en torno a ella y que no permite que nadie le pise. “Antes mi espacio era la publicidad, pero desde que lo dejé, lo es la pintura”, explica, y añade: “Yo ya pintaba desde antes, pero lo que más me gusta es la acuarela”.

Ceuta, sala de muestras

Esta tarde, a las ocho, inaugura en el Museo del Revellín su exposición titulada ‘Acuarelas’. En la ciudad autónoma es la primera vez que expone. De hecho, nunca la había visitado. Un amigo le propuso exponer en el Revellín y ella pensó: “¿Por qué no? Así aprovecho para conocer Ceuta”. La muestra estará abierta hasta el 31 de agosto, y como los hoteles no le gustan demasiado, ella y su marido se han alquilado un piso en Ceuta en el que estar más a su aire.

A su llegada, lo peor fue pasar la aduana. “¿No será patrimonio nacional?”, le preguntaron los policías portuarios. “Son sólo mis acuarelas”, respondió ella. La primera vez que las sacó de Barcelona ya lo vivió con sobrecogimiento. “Iba a Canarias y las mandé por correo. Viví intranquila hasta que me llamaron para decirme que mis pinturas ya estaban allí”, explica. Exponía en uno de los centros de arte más importantes de las islas y estaba emocionada.

‘El techo de la cripta de la Colonia Güell’ es, según ella misma, “su mejor cuadro”. Son muchas las estampas catalanas en general, y ‘gaudianas’ en concreto, que ya ha pintado. Aunque su favorita es una acuarela que recrea algo más sencillo: una hoja de col. “Un día estaba en la cocina a punto de hacer la comida y me quedé mirando la col y dije la voy a pintar... Luego llegó mi hija y me dijo: Mamá cada día pintas cosas más raras”, explica la pintora mientras enseña los blancos y verdes de su cuadro.

El blanco, precisamente, es uno de los tonos más difíciles de recrear. “Porque el lienzo ya es blanco y si fallas un tono ya no sale el cuadro”, anota, mientras muestra las tonalidades de una ola del mar. También la nieve es uno de los motivos que más le gusta pintar.

En hacer cada uno de sus cuadros tarda aproximadamente un mes, durante el cual trabaja entre seis y ocho horas diarias. Le gusta dibujar tejas, y prefiere las hojas a las flores. Por ejemplo, las de las macetas de la casa de su hija. Aunque su nieto se empeñe en que, además de plantas, pinte los cochecitos con los que él juega. Ella le dice al niño: “Es que son más difíciles de pintar”.

Como muestra de la esencia de su pintura, lo que recoge el programa de mano del Revellín: “Hay un romanticismo en su obra, prescindiendo en todos sus cuadros de aquellos elementos externos al aspecto natural de las cosas, llegando a poetizar con realidad”.
 


‘Acuarelas’ podrá verse en el Museo del
Revellín desde hoy hasta el 31 de agosto

María Estrada Joval (Barcelona) se formó como publicista en la Escuela Massana y ejerció dicha profesión hasta los años noventa, cuando tuvo que abandonarla por motivos familiares.

Poco tiempo después, comenzó a pintar. Desde entonces, animada en gran parte por el acuarelista canario Siro Manuel, se dedica a la pintura, cultivando sobre todo la tendencia del hiperrealismo.

Su gran maestría es el dibujo y el uso del color, sintiendo una especial devoción hacia la recreación de las texturas y de las sombras. Sus obras podrán verse en el Museo del Revellín desde esta tarde -la inauguración es a las ocho- hasta el día 31 de agosto, en horario de 10 a 14 horas y de 19 a 21 horas, de lunes a sábados; y de 11 a 14 horas, los domingos y festivos.
 

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