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					Cualquiera que empieze a leer esto, seguro que tiene la 
					tentación de pensar que lo escribe un cura, un beato o, como 
					mínimo, un capillita. Pues bien, no soy ninguna de esas 
					cosas. Lo que si soy es un creyente y que, precisamente por 
					creer profundamente en Dios,creo también de manera profunda 
					y optimista en el ser humano. 
					 
					Si hay algo que no soporto son los pesimistas profesionales, 
					y de estos en Ceutlos teneSmos en abundancia superlativa. 
					Está el que en vez de acordarse de los aspectos positivos de 
					la ciudad, siempre está resaltando lo “atrasados” que 
					estamos con respecto al resto de España. 
					 
					Está el supuesto desengañado que nunca invertirá ni 
					trabajará en Ceuta, porque aquí no tenemos ganas de trabajar 
					ni estamos por la labor de cambiar. 
					 
					Está el que mantiene que no merece la pena montar nada en 
					Ceuta porque la administración es muy lenta y, además antes 
					o después Ceuta y Melilla se las “acabarán dando” a los 
					“moros”,o en otra versión tan repugnante como la anterior, 
					se las “acabarán devolviendo” a los “moros”. 
					 
					Está el que dice que somos unos paletos y además no tenemos 
					cultura, que no apreciamos la calidad y que somos vagos y 
					desidiosos. 
					 
					Está el especulador que viene, abre, hace dinero y se marcha 
					a Málaga o a Madrid con lo ganado, sin haber reinvertido un 
					euro, total para que se lo coman estos..... 
					 
					También tenemos el ejemplar que se cree que en Marruecos 
					atan los perros con longaniza y toma Ceuta como base para 
					sus inversiones en Marruecos; ahora, de invertir aquí ni por 
					asomo. 
					 
					Es verdad que tenemos muchos problemas, unos derivados de 
					nuestra situación geográfica,otros derivados de nuestra 
					excesiva dependencia del dinero público,otros de la desidia 
					y la ignorancia con que la izquierda en general y las 
					administraciones del psoe en particular han tratado a la 
					ciudad, no es menos cierto que un sector del empresariado 
					ceutí prefiere tener un mercado y un consumidor cautivo a 
					aceptar los cambios y competir. 
					 
					Como decía los problemas los conocemos todos porque los 
					sufrimos todos, pero no se trata ya de seguir hablando sobre 
					los mismos lugares comunes, sino de plantears soluciones. 
					 
					En una época como la que vivimos hay que tener el valor de 
					arriesgarse,hay que probar soluciones, fórmulas y métodos 
					nuevos,confiar en los jóvenes y abrirles caminos de 
					participación económica. El emprendedor tiene que tener un 
					lugar en la sociedad ceutí junto al empresario ya 
					instalado,los clanes familiares no pueden parar ni 
					entorpecer el progreso de una sociedad, 
					 
					Nuestra ciudad necesita optimistas, nuestra sociedad 
					necesita optimistas fanáticos que sueñen con una ciudad 
					donde una administración ágil y moderna promueva y valore 
					proyectos de inversión y desarrollo de empresas y 
					actividades productivas, y facilite su rápida puesta en 
					marcha. 
					 
					Nuestra ciudad necesita un tejido empresarial con capacidad 
					de autoregeneración donde la libre empresa sea la punta de 
					lanza de nuestra actividad económica. Tenemos los recursos 
					humanos necesarios,tendremos los recursos de capital y 
					financieros aunque les pese a los pesimistas de siempre; 
					pero amigos, necesitamos la esperanza que da la fe. 
					 
					Aunque los pesimistas de siempre no quieran, aunque a los 
					pesimistas de siempre no les guste, aunque a los pesimistas 
					de siempre no les parezca de buen gusto, aunque los 
					pesimistas de siempre no lo crean oportuno; con todos los 
					respetos que a los pesimistas de siempre les den por donde 
					amargan los pepinos. 
					 
					Churchill decía que el era optimista porque era mas práctico 
					que ser lo contrario,también dijo una frase famosa 
					dirigiendose a un grupo de jóvenes: “ya sea en lo grande o 
					en lo pequeño, en lo importante o en lo trivial; nunca,nunca, 
					nunca te rinda 
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