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					Abderramán Benyahya sigue en primera línea de la actualidad 
					local veinticinco años después de que fuera uno de los 
					grandes protagonistas del movimiento del 85, aquel en el que 
					se logró la regularización documental de los melillenses de 
					origen bereber. Con sus altibajos, Benyahya continúa en el 
					candelero, ahora desde el cargo de secretario general de la 
					Asociación Musulmana y abiertamente enfrentado a los 
					dirigentes de la Comisión Islámica (CIM).  
					 
					¿Cuál es la situación de la Asociación Musulmana después de 
					desligarse del actual dirección de la Comisión Islámica?  
					 
					-La Asociación Musulmana es entidad miembro de la Comisión 
					Islámica de Melilla, que es una federación de cuatro 
					asociaciones musulmanas, y la nuestra tiene un litigio con 
					los dirigentes de la CIM porque entendemos que se ha actuado 
					al margen de la ley y de las entidades miembros de la CIM. 
					Se han llevado a cabo unas elecciones fraudulentas, no ha 
					habido ningún tipo de control y donde quienes han votado no 
					son miembros de la CIM, ni de forma directa ni a través de 
					sus asociaciones, por lo que es un procedimiento 
					completamente ilegal. Esto hace que nosotros nos mantengamos 
					al margen. La CIM se convierte así en una asociación sin el 
					aporte lógico que debe tener cualquier federación, que es el 
					de las entidades que la conforman. Es en definitiva Badr con 
					la marca de la CIM. 
					 
					-Lo que pasa es que le han seguido otras dos asociaciones 
					más, como son la Asociación Comunidad Musulmana y el Consejo 
					Religioso Musulmán 
					 
					-Sí, estamos hablando de la asociación de Jimmi y del 
					Consejo Religioso, asociaciones que para celebrar las dos 
					juntas una asamblea, tienen suficiente con una cabina de 
					teléfonos. Desde nuestro punto de vista, no da mayor 
					legitimidad a la CIM. 
					 
					-De una tiempo a esta parte, la relación de la CIM con la 
					Ciudad Autónoma se ha caracterizado por el enfrentamiento 
					hasta el punto de que rompió relaciones ¿qué cree que ha 
					motivado esta situación? 
					 
					-El motivo es claro y es que cuando la CIM renunció a su 
					independencia y se convierte en un órgano más de un partido 
					político como es Coalición por Melilla (CPM), actúa al 
					dictado de esta formación. Aquí se invierten los papeles: 
					una entidad que en vez de estar por encima de 
					consideraciones políticas, porque como entidad religiosa sus 
					miembros pueden pertenecer a uno u otro partido o a ninguno, 
					lo que han hecho es convertirse en un órgano más de CPM y en 
					los voceros de un partido político. A lo largo del último 
					año y medio, la CIM no ha hecho más que ratificar aquellas 
					críticas que parten de CPM y cuando eran socios del PSOE, 
					los argumentos de CPM-PSOE. 
					 
					Cambiando de tema, recientemente se celebró el veinticinco 
					aniversario del movimiento del 85 que permitió la 
					regularización documental de los melillenses de origen 
					bereber. Vd fue protagonista principal del mismo ¿cómo lo ve 
					desde la distancia que da un cuarto de siglo? 
					 
					-El movimiento del 85, visto ya desde una perspectiva de 25 
					años después, no sólo ha sido un movimiento que ha supuesto 
					la emancipación de la comunidad musulmana, pasando de ser un 
					colectivo sin derechos a convertirse en sujetos con 
					derechos, ha pasado de ser un colectivo pseudoesclavizado 
					sin ningún tipo de derecho a convertirnos en ciudadanos de 
					pleno derecho. Pero lo más importante no es sólo el avance 
					en derechos del colectivo musulmán, sino lograr que Melilla 
					en el año 85 se transforme. Pasa de ser un megacuarteal, una 
					sociedad sin sociedad civil, militarizada, y gracias al 
					movimiento del 85 constituirse en una sociedad civil en 
					Melilla, donde el protagonismo del ciudadano varía 
					considerablemente entre antes y después de 1985.  
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