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sucesos - DOMINGO, 21 DE AGOSTO DE 2011


el velero rescatado. v.s.c.

salvamento
 

La Salvamar Gadir rescata un velero que llevaba varios días a la deriva

El ‘Brisa’ salió hace una semana de
Santi Petri rumbo a Ceuta, pero los problemas
técnicos lo dejaron aislado en el Estrecho
 

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los dos tripulantes del velero ‘Brisa’ salieron el pasado sábado desde Santi Petri para pasar unos días navegando y llegar a Ceuta. No obstante, el mal tiempo les hizo cambiar de idea y poner rumbo a Melilla. Un destino que nunca pudieron alcanzar debido a los problemas técnicos que sufrió el barco y que les dejó aislados en medio del mar, a la merced de los vientos y las tormentas durante siete días.

El pasado sábado el ‘Brisa’ partió desde el puerto de Santi Petri, en San Fernando, para emprender una travesía que se acabó convirtiendo en una auténtica odisea. Sus pasajeros decidieron echarse al mar en este barco, que ha estado dos años sin surcar las aguas. No obstante, la embarcación, que desde que se construyó en los años ochenta ha dado dos veces la vuelta al mundo, se encontraba totalmente equipada. Con un motor nuevo y todas las revisiones superadas, no parecía que nada impidiera a la pareja que se embarcaba disfrutara de unos días de navegación sin problemas.

El destino original de este velero iba a ser Ceuta, así que a primera hora, el barco puso rumbo a la ciudad acompañado por el buen tiempo. Sin embargo, el mal estado del mar a la entrada al puerto ceutí hizo cambiar de planes a la pareja de navegantes que iba en su interior, que decidió ir hasta Melilla. Un punto difícil de alcanzar cuando el motor es de 16 cv y no hay viento que impulse las velas del barco. Y es que, el velero se encontró con tres días sin vientos, siendo arrastrado sólo por la corriente.

Fuertes tormentas


La calma, que dejó al barco perdido en medio de las aguas durante varios días, se vio interrumpida por una tormenta. Las olas, el viento y las embestidas del mar hacían que todo se zarandeara en el velero y en medio de todo esto, la electricidad falló. Al intentar arrancar el motor este no respondió y con el se cayó todo el sistema de la embarcación. No había radio, ni cobertura móvil para pedir ayuda, según contaban los tripulantes. La mala mar provocó un nuevo cambio de planes. Nuevamente el destino a alcanzar iba a ser Ceuta.

El fuerte viento, que antecede a las tormentas, hacía imposible izar la vela, explicaba el propietario del velero. Así, que cada vez que intentaban avanzar hacia la costa ceutí, la noche volvía a arrastrar al barco en dirección contraria.

Lo peor aún estaba por llegar. Otra tormenta, en la noche del quinto día llevó a los dos pasajeros del ‘Brisa’ a encontrarse en una situación “preocupante”, ya que las olas sobrepasaban la embarcación. “Todo se movía en el interior del barco, los tarros se caían y tuve que limpiar los cristales”, explicaba uno de los dos tripulantes del velero.

Ya en el sexto día, la embarcación consiguió acercarse al litoral ceutí. “La fuerza del viento bajó y pude manipular la vela”, señalaba el otro pasajero. No obstante, cruzar el Estrecho se convirtió en misión imposible. La fuerza de las corrientes impedía que el velero avanzara, según contaban sus pasajeros, que tampoco consiguieron alcanzar la costa antes de que cayera la noche.

En la madrugada del sábado, el ‘Brisa’ tuvo que descansar ya en aguas de la bahía sur, con las luces de las costas ceutí y marroquí de fondo. Y con el amanecer de un nuevo día, llegó otro intento de los dos tripulantes del velero por poner rumbo a la península e intentar acabar así su particular travesía. La pareja llevaba una semana sin pisar tierra, se había quedado sin agua en los depósitos del barco, sin electricidad y ningún contacto con el mundo. Pero no todo estaba perdido. Casi alcanzando el mediodía, la Salvamar Gadir se encontraba de ronda por Punta Almina. “Cuando vimos a Salvamento Marítimo, los alertamos”, contaban los tripulantes. Con la ‘Gadir’ llegó el “alivio”, el que sintieron los dos pasajeros del ‘Brisa’ cuando pisaron tierra firme. “Han sido muy amables”, explicaba el propietario de la embarcación. A las 11.45 horas, Salvamento Marítimo remolcaba el velero hacía el puerto deportivo.

En reparación

Ya por la tarde, un técnico se acercó a la embarcación, que se encuentra amarrada en el puerto, para averiguar en qué estado se encontraba. Mientras, sus pasajeros, sabedores de que su aventura había tocado fin, pudieron descansar y disfrutar de una comida en tierra. Además, aprovecharon para pasear por la ciudad en las bicis que llevaban a bordo del velero. El próximo viaje “será en bicicleta, más calmado”, bromeaban a los pies del barco. No obstante, ambos aseguraban que volverán a navegar. Y es que, afortunadamente, esta odisea ha tenido un final feliz.
 

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