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					La vigilancia de las autoridades marroquíes en la costa sur, 
					que se había convertido este verano en un auténtico 
					“coladero” de la inmigración clandestina, ha surtido efecto, 
					aunque tras un parón de dos semanas, las mafias buscan rutas 
					alternativas. En los dos últimos días 14 personas han 
					accedido a territorio ceutí de forma ilegal, pero ya no a 
					través del Tarajal. En estos casos, salvo el de un pakistaní 
					al que transportaron ayer en una moto de agua, los 
					inmigrantes se lanzan al agua en la costa norte y tratan de 
					alejarse lo más posible, tanto para burlar el control 
					marroquí como para tratar de llegar a la península y no a 
					Ceuta. 
					 
					El 12 de agosto se produjo en la ciudad un parón en seco de 
					lo que se había convertido ese verano en una constante, la 
					entrada clandestina de inmigrantes por aguas del Tarajal, en 
					la bahía sur. Desde entonces y hasta el pasado martes 24, 
					sólo un inmigrante, el día 17, había logrado burlar a nado 
					la vigilancia desplegada por las fuerzas marroquíes, que 
					incluye una patrullera costera de la Marina Real. Entre el 
					miércoles y ayer han llegado sin embargo a territorio ceutí 
					otros 14 inmigrantes, todos subsaharianos y todos 
					localizados en la bahía norte, con la única excepción de un 
					pakistaní al que trasladaron ayer en una moto acuática hasta 
					la playa del Tarajal. Con estos suman 156 en lo que va de 
					agosto. 
					 
					El cambio de tendencia es evidente, tanto en la ruta de esta 
					inmigración ilegal como en la cantidad de personas que 
					logran alcanzar territorio ceutí. De hecho hasta el día 12 
					se habían producido 141 entradas clandestinas y a lo largo 
					del mes de julio fueron 315. Además, desde el momento en que 
					se vio en aguas fronterizas a la patrullera del país vecino, 
					apoyada en tierra por la Gendarmería, el Tarajal ha dejado 
					de ser la vía de acceso a Ceuta.  
					 
					En cambio, y según observa la propia Guardia Civil, los 
					inmigrantes salen al mar desde la costa norte de Marruecos 
					limítrofe con Ceuta pero tratan de “alejarse” lo más posible 
					del litoral de la ciudad, primero para burlar la vigilancia 
					marroquí y en segundo lugar, en un intento de llegar a la 
					península.  
					 
					Este fue el caso de la anteúltima embarcación rescatada, el 
					pasado martes, con 6 inmigrantes a bordo y a 5 millas de la 
					bocana del puerto ceutí, “casi más cerca de Algeciras”, 
					señalaban fuentes de la Benemérita. Ayer, de nuevo, los seis 
					subsaharianos trasladados al puerto de Ceuta por la 
					embarcación de salvamento marítimo de la Guardia Civil se 
					encontraban en el momento en que fueron localizados, pasadas 
					las 05.00 horas, a 1,5 millas de distancia de Punta Leona. 
					Según la información facilitada por Cruz Roja, los 
					inmigrantes presentaban cuadros de hipotermia leve, por lo 
					que no fue necesario su traslado al hospital. 
					 
					Un dato curioso es que si bien en Ceuta se ha detenido la 
					llegada de grupos numerosos, en Melilla ayer mismo, y tras 
					unos días de calma, según información recogida por Efe, 25 
					subsaharianos lograron llegar a la ciudad en dos 
					embarcaciones, una lancha a motor tipo zodiac y una 
					hinchable.  
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					Un puñado de casos de gente “depositada” en la costa 
					Entre las llegadas clandestinas a 
					Ceuta que se han producido a lo largo de este mes hay 
					algunas “curiosidades” en cuanto al modo empleado. Mientras 
					la inmensa mayoría de los inmigrantes llegan a bordo de 
					pequeñas embarcaciones de playa o a nado algunos han 
					“aparecido” ya en la costa, transportados por embarcaciones. 
					El primer caso se registró el pasado día 9, cuando a 
					mediodía la Guardia Civil se encontró a un hombre y una 
					mujer junto a un menor, todos también procedentes del África 
					subsahariana, en la playa del Sarchal. Al no hallarse junto 
					a ellos embarcación alguna, se sospecha que fueron dejados 
					allí por otras personas que les ayudaron a llegar a la costa 
					de la ciudad autónoma. A esta se sumó la aparición, el 
					martes, de un subsahariano en Calamocarro y ayer mismo, de 
					otro hombre, procedente de Pakistán que, en esta ocasión se 
					sabe llegó a la playa del Tarajal a bordo de una moto de 
					agua conducida por un individuo que tras depositarlo en 
					tierra se dio a la fuga hacia Marruecos. 
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