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					Un total de 5.386 actuaciones (2.792 desinsectacciones y 
					2.594 desratizaciones) realizaron durante julio los 
					trabajadores del servicio de control de plagas, 
					perteneciente a la Consejería de Sanidad y Consumo. Ayer, EL 
					PUEBLO estuvo con la plantilla en una de sus jornadas de 
					trabajo, que se intensifican en verano. Además de 
					desinfectar de ratas una zona de el Polígono, los empleados 
					acudieron a un aviso puntual: una plaga de pulgas en la 
					calle Fuerte de la barriada del Príncipe. Los vecinos llevan 
					dos años denunciando el problema. En las últimas tres 
					semanas, Sanidad ya ha tenido que acudir en cuatro 
					ocasiones. 
					El servicio de control de plagas, perteneciente a la 
					Consejería de Sanidad y Consumo, volvió a acudir ayer a la 
					calle Fuerte, en la barriada del Príncipe, donde los vecinos 
					de la zona -tres familias con niños pequeños- han denunciado 
					una plaga de pulgas. Los primeros problemas comenzaron hace 
					dos años. “La primera vez que fumigamos, salimos todos con 
					el mono cubierto entero de pulgas”, explican los 
					trabajadores. Juan Miguel, Antolín, Josué, Diego y José son 
					los cinco empleados que integran la plantilla, coordinados 
					por Rebeca Benarroch. Un trabajo que realizan en 
					colaboración con la FPAV (Federación Provincial de 
					Asociaciones de Vecinos).  
					 
					Las familias afectadas por las pulgas aseguran que los 
					bichos están entrando en sus casas y achacan el foco de la 
					plaga a algunos perros de la zona. Desde aquella primera 
					intervención han sido numerosas las veces que los técnicos 
					de Sanidad han tenido que desplazarse hasta esa zona. 
					“Cuatro veces en menos de tres semanas”, explican los 
					trabajadores haciendo referencia al último periodo de 
					actuaciones.  
					 
					Ataviados con un mono blanco, guantes y mascarilla han 
					desinfectado la zona, gran parte del lugar repleto de 
					basuras. “Ha mejorado mucho desde la última vez, hoy apenas 
					hemos encontrado pulgas”, explican.  
					 
					En esta ocasión, se ha tratado de una salida puntual para un 
					problema concreto. Mientras tres de los trabajadores estaban 
					allí, otro de los compañeros estaba en San Amaro atendiendo 
					una plaga de garrapatas. Además de las salidas puntuales a 
					las que acuden siempre que se les avisa, el grueso del 
					trabajo lo conforman las salidas programadas. El equipo 
					realiza un ‘planning’ de desinsectacciones y desratizaciones 
					por toda la ciudad, dividido en zonas según las barriadas, a 
					las que acuden cada quince días. Sólo en el mes de julio han 
					realizado 5.386 actuaciones, de las cuales 2.792 fueron para 
					eliminar los insectos y 2.594 para las ratas. “El verano es 
					especialmente intenso”, explican los trabajadores.  
					 
					Las cucarachas son el principal problema de la época 
					estival. Como las que ayer fumigaron en la barriada del 
					Polígono. “Habría unas quinientas”, asegura uno de los 
					trabajadores. La desinfección consiste en levantar una 
					arqueta, echar un producto que las elimine, así como 
					introducir “una brocheta” compuesta por unas pastillas de 
					veneno. Ahora están probando un nuevo producto que además de 
					las cucarachas, elimina los huevos. Tras echar el producto, 
					sellan la alcantarilla. Por su parte, en invierno el 
					principal problema es el aumento de ratas. 
					 
					Durante el año 2010 realizaron un total de 43.352 
					actuaciones, de las cuales 12.306 fueron desinsectaciones y 
					31.046 desratizaciones. Las zonas en las que más actuaciones 
					relativas a los insectos se han llevado a cabo son la zona 
					centro (3.530), el Hacho (2.090) y Hadú (1.455). En cuanto a 
					ratas, el mayor control ha sido en el centro (8.454 
					actuaciones), Hadú (2.916), El Príncipe-Tarajal (2.834) y en 
					El Morro-Hospital Militar (2.649). 
					 
					Un trabajo coordinado 
					 
					El servicio de control de plagas realiza también 
					tratamientos periódicos (849 desinsectacciones y 4.155 
					desratizaciones) y tratamientos particulares (1.999 y 
					3.649), aunque no actúa en viviendas privadas. Para llegar a 
					los máximos puntos y cumplir el ‘planning’, el equipo se 
					divide el trabajo “casi sin descansar”, según explican los 
					integrantes de la plantilla, los cuales destacan “una buena 
					coordinación” entre ellos como principal ventaja operativa. 
					 
					Además de estas zonas, destacan el trabajo que realizan en 
					sitios como los mercados (a los que acuden un sábado por la 
					tarde cada tres meses) o en las instalaciones oficiales.  
					 
					Los trabajadores explican que anualmente se gastan entre 
					1.500 y 1.600 kilos de raticida, así como unos 130-150 
					litros de insecticida. 
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