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cultura - DOMINGO, 28 DE AGOSTO DE 2011


El equipo de restauración pictórica. cedida.

patrimonio
 

El tríptico de la Catedral entra en
la última fase de su restauración

Los tres óleos anónimos, originales
del siglo XVIII, estarán listos para su
reposición el próximo mes de diciembre
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El tríptico eucarístico de la Santa Iglesia Catedral, cuya restauración comenzó en diciembre de 2010, se encuentra ya en la última fase de su recuperación. El grupo de restauración pictórica, compuesto por un restaurador y seis auxiliares, prevé la culminación del mismo para el próximo diciembre, con lo que los tres óleos podrán ser devueltos a su emplazamiento original, en una de las naves de la catedral.

Ocho meses después de que se iniciara el proceso de restauración del tríptico eucarístico localizado en una de las naves laterales de la Santa Iglesia Catedral, las fotografías mediante las que se ha ido documentando todo el proceso muestran el importantísimo lavado de cara al que se han sometido estos tres cuadros, obras anónimas “probablemente hechas a medida” para la propia catedral en el siglo XVIII, según explica el restaurador del proyecto, Jesús Pérez Rivera.

Los tres lienzos, de 2,9 metros de altura por 1,45 y 1,15 de ancho respectivamente (el cuadro central es más estrecho que los laterales) relatan varios pasajes bíblicos: ‘Las bodas de Canaán, ‘La Recogida del Maná y ‘La Santa Cena’. Todos ellos se encontraban en un estado de conservación bastante malo, según explican en el equipo de restauración, que actualmente se afana en el estucado de lagunas pictóricas, o lo que es lo mismo, la reintegración volumétrica de las lagunas donde se ha perdido la pintura por el paso del tiempo.

Hasta el momento, los cuadros han pasado ya por un minucioso proceso de recuperación que comenzó por su análisis físico-químico con la observación a través de microscopio y luz utravioleta y continuó, entre otras fases, con la retirada del bastidor, el empapelado de protección de la capa pictórica, la fijación de la capa pictórica, limpieza mecánica y desinfección de la tela por el reverso, consolidación del soporte mediante reentelado, o el montaje de la tela en un nuevo bastidor móvil previamente tratado contra ataques biológicos.

Según Pérez Rivera todas y cada una de las fases de la restauración tienen una gran importancia para conseguir un buen resultado, aunque destaca la consolidación del soporte como algo vital para la recuperación de los cuadros. “Es algo invisible pero trascendente para la pervivencia del lienzo a lo largo del tiempo”, explica. Para ello, el grupo de restauración pictórica ha reforzado cada uno de los lienzos originales con un tejido sintético que sella termoplásticamente los cuadros. Todas las mañanas, mientras se desarrolla la eucaristía o en el silencio de la catedral, el equipo de restauración, compuesto por el restaurador Jesús Pérez Rivera y las auxiliares María del Carmen Reyes García, Rosa Alamino Escalante, Luisa Rodríguez Baró, Saida Mustafa Mohamed, Concepción Haro Quero y María García Carrillo, trabaja meticulosamente, algunos de ellos incluso con una faja para proteger la zona lumbar, que puede resentirse al trabajar en la postura que exigen cuadros de estas dimensiones.

Las fotografías de los lienzos, tal y como se encontraban cuando se empezó a trabajar sobre ellos, hablan por sí mismas de la belleza que se encontraba literalmente sepultada bajo el efecto del paso del tiempo. Mientras los restauradores siguen afanados con paciencia y delicadeza en distintos rincones de los cuadros, cada vez queda menos para poder redescubrir qué es lo que escondía el tríptico catedralicio.
 


Un conjunto pictórico con gran calidad narrativa dentro de la liturgia cristiana

El restaurador del conjunto que forman ‘Las Bodas de Canaán’, ‘La última cena’ y ‘La recogida del maná’ valora los cuadros que componen este tríptico especialmente por su “sentido compositivo” y “su forma de narrar a efectos litúrgicos”. Según explica, aunque los cuadros, que datarían de finales del siglo XVII o principios del XVIII, “no presentan un buen estudio anatómico, o de la luz como el que podría observarse en un lienzo del periodo barroco maduro”, tienen un gran valor patrimonial en su conjunto, siendo quizás de los cuadros más antiguos de estas dimensiones que se conservan en la Catedral.
 

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