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					Lunes. 22 
					 
					Por si no teníamos bastante con la crisis económica, y los 
					males derivados de la misma, que a poco que salte una chispa 
					encuentra el gas de la mala leche flotando al nivel 
					apropiado para que se produzcan declaraciones incendiarias y 
					enfrentamientos descarnados, también nos ha tocado vivir, 
					con la visita del Papa, las disputas religiosas entre 
					jóvenes que dicen ser creyentes de verdad y los que no dudan 
					en dar muestras de su laicismo. Los componentes de ambos 
					bandos, me voy a referir sólo a los jóvenes españoles, me 
					imagino que tendrán conocimientos suficientes de cuando en 
					España se impuso el catolicismo como norma de vida. Y no se 
					dudaba en airear lo siguiente: “¡En España o se es católico 
					o no se es nada! Los españoles caminan en la verdad porque 
					España está tan unida a nuestra Santa Madre Iglesia, que 
					disfruta de la particular bendición de Dios”.”Hay que 
					recristianizar a esa parte del pueblo que ha sido 
					pervertida, envenenada por la doctrina de la corrupción”. 
					Corrían los años duros de nuestra posguerra y la Iglesia 
					española y el régimen de Franco estuvieron a partir 
					un piñón. A eso se le llamó nacionalcatolicismo. En aquel 
					tiempo de imposiciones, la Iglesia procura traer a su redil 
					a los descarriados, pero quizá no acierta con el 
					procedimiento. Así, el canónigo Gómez Arboleya se 
					queja al arzobispo Eijo y Garay: “Antes no 
					venían a misa y ahora nos lo traen formados”. Actualmente, 
					las encuestas dicen que un setenta por ciento de españoles 
					son católicos. Pero que sólo un trece por ciento cumple con 
					los preceptos de la Iglesia. Benedicto XVI, sin 
					embargo, ha avisado de que solo se puede seguir a Jesús en 
					la Iglesia. Y nos llama a los católicos a ir a misa, 
					confesar y comulgar. Como no nos lleve formados, creo que 
					los deseos del Papá no se verán cumplidos. Alguien ha 
					escrito que Jesús es, ante todo, un personaje literario. Lo 
					cual no es ningún desdoro. Un personaje, quizá literario, 
					pero cuyo legado nos sigue pareciendo admirable. Si los 
					jóvenes leyeran más sobre nuestra religión, quienes viven 
					ésta como algo íntimo (aunque traten de negarlo, que los 
					hay) y los que han decidido hacer proselitismo de ella, se 
					abstendrían de montar trifulcas callejeras. Por ser tan 
					absurdas cual peligrosas. 
					 
					Martes. 23 
					 
					He venido leyendo, desde hace unos días, la denuncia de 
					Caballas sobre las intenciones del Gobierno de vender el 
					Hotel Tryp. Mejor dicho: según los dirigentes de la 
					coalición más que vender lo que tratan de hacer los 
					gobernantes es malvender el establecimiento hostelero para 
					poder cuadrar las cuentas en 2012. Y no tengo más remedio 
					que censurar las actuaciones de ambas partes; o sea, tanto 
					la correspondiente a los gobernantes como a la de los 
					miembros de la oposición. Los primeros, porque con su 
					ligereza en el decir, sin venir a cuento, han propiciado que 
					los empleados del hotel estén ya viviendo en la siempre 
					insana incertidumbre. Puesto que la noticia es tan 
					desagradable como capaz de sacar de quicio a las personas 
					que están trabajando en el hotel. Los segundos, es decir, 
					los de siempre, Aróstegui y Mohamed Alí, por 
					aprovecharse de las circunstancias para echar más leña al 
					fuego y confundir aún más al personal. Personal que debió 
					ser el primero en enterarse de las intenciones de los 
					gobernantes. Y, por si fuera insuficiente comportamiento tan 
					negligente por parte de los políticos, resulta que diez 
					empleadas decidieron ponerse enfermas el mismo día, a la 
					misma hora y en el mismo sitio. Por lo que la empresa 
					explotadora del negocio ha creído conveniente que las 
					mujeres se sometan a un estudio sicológico. Lo que aún no sé 
					es si todas las mujeres dadas de baja pertenecen al mismo 
					sindicato de clase. Vamos, a CCOO. Pues eso sería ya el 
					colmo de la desfachatez.  
					 
					Miércoles. 24 
					 
					Tres de la tarde. Juan Vivas camina hacia su casa 
					acompañado por varias personas de su confianza. Yo me 
					encuentro en sitio por donde el presidente ha de pasar. Me 
					saluda y yo le respondo con la misma efusividad. Entonces, 
					Vivas me regala el oído: “Pocas personas he visto yo que 
					sepan analizar cuestiones futbolísticas como tú”. Su halago 
					no me sorprende. Pues no pocas veces el presidente creyó 
					conveniente exponer tal opinión en público. Mi respuesta no 
					se hace esperar: Presidente, el domingo publicaré lo que me 
					acabas de decir. “Hazlo, claro que sí; pues estás en tu 
					perfecto derecho. Porque tú sabes que hace ya muchos años 
					que yo vengo diciendo la gran facilidad que tú tienes para 
					ver el fútbol tan bien como para luego explicarlo”. A partir 
					de ahí, debido a mis palabras pronunciadas con desparpajo y 
					alegría, la risa cunde entre quienes forman parte de la 
					reunión improvisada. Vivas, como buen madridista que es, me 
					tira de la lengua para saber qué pienso yo de su equipo. Que 
					es el mío también. Y mi explicación parece que le alegra la 
					vida. Que buena falta le hace. Porque me imagino que será 
					muy desagradable para Vivas levantarse todos los días 
					pensando en que habrá de soportar el aliento viciado de los 
					muchachos de Caballas. Expertos en hacerle marcajes como el 
					que le hizo Mangriñañ -futbolista del Valencia- a 
					Alfredo Di Stéfano. El primero fue un 12 de septiembre 
					de 1953. El entrenador del Valencia era Iturraspe. Un 
					adelantado del fútbol a quien tuve la suerte de conocer y 
					charlar con él acerca de la evolución del más importante y 
					atractivo de todos los deportes. 
					 
					Jueves. 25 
					 
					Hacía tiempo que yo no escribía de Mohamed Alí. Pero 
					hoy he decidido hacerlo para recordarle algo tan sencillo 
					como que uno es prisionero de sus palabras y dueño de sus 
					silencios. Y si echo mano de este dicho sentencioso, 
					sabiduría popular, es para recordarle al segundo hombre de 
					la coalición Caballas que bien podría haberse mordido la 
					lengua antes de ponerse a airear que le han ofrecido mi 
					cabeza periodística si su partido ayuda a la causa de quien 
					está dispuesto a ofrecerme a mí en sacrificio. Como si yo 
					fuera moneda de cambio en operaciones de baja estofa. El 
					problema de Mohamed Alí es que se ha ido dando pote por 
					diferentes sitios acerca de que era dueño de mi futuro en 
					cuanto a escribir en periódicos. Y lo ha ido propalando, 
					digamos que presuntamente, como si fuera la gran noticia del 
					verano. Más o menos ha sido así: “A mí, quien puede…, me ha 
					ofrecido la posibilidad de impedir que De la Torre 
					vuelva a escribir más…”. Y, por lo oído, miraba a su 
					alrededor con la ufanía de quien se creía que estaba siendo 
					portavoz de la noticia más importante de este verano. No 
					pensaba yo, ni por asomo, que Mohamed Alí fuera tan 
					lenguaraz. Que nada tiene que ver con el gusto por 
					conversar. Ahora bien, el segundo dirigente de la coalición 
					Caballas debe saber que su comentario me ha venido de 
					perilla. La mar de bien. Ya que me permitirá, cuando lo crea 
					oportuno, tomar las decisiones que a mí me plazcan. Está 
					comprobado que, a veces, hay correveidiles que valen un 
					Potosí.  
					 
					Viernes. 26 
					 
					Cuando tomo las vacaciones -aunque en mi caso no hayan sido 
					totales, pues he seguido escribiendo esta miscelánea-, no sé 
					si las tengo merecidas, pero no opongo la menor resistencia. 
					En la duda de que alguien desconfíe de que yo las necesite, 
					estoy seguro de que habrá lectores que, por el bien de su 
					descanso, me lo agradezcan eternamente. Así que no tengo el 
					menor inconveniente en decir que no es el cansancio físico 
					lo que me hace dejar de escribir, durante el mes de agosto, 
					mi columna de opinión, titulada ‘El Oasis’, sino el respeto 
					que les debo a quienes llevo dando la tabarra durante muchos 
					meses. Los hay, en cambio, que siguen con su actividad 
					frenética, buscando destacar cuanto más mejor con el fin de 
					estar unos instantes en la cresta de la ola. Pocas 
					expresiones tan exactas para definir la altura y la 
					precariedad simultáneas de quienes buscan subir como la 
					espuma, adueñándose de una fuerza ajena, para caer 
					desplomados antes de lo previsto. Conviene, pues, cuando el 
					calor aprieta de lo lindo y las tardes agosteñas invitan a 
					la siesta, recordar que quienes tratan de abarcar mucho 
					acaban dando un petardo como el que dio Cagancho en 
					Almagro. Tan sonado como para haber quedado como ejemplo de 
					mala actuación en todos los sentidos.  
					 
					Sábado. 27 
					 
					Comenzaré diciendo que no tengo el gusto de conocer a 
					Ricardo Martínez. Que jamás he cruzado palabra alguna 
					con el responsable autonómico de la Central Sindical 
					Independiente y de Funcionarios (CSI.F) de Ceuta. Y, sin 
					embargo, no tengo el menor empacho en destacar dos 
					actuaciones suyas durante la semana que está tocando a su 
					fin. La primera fue su defensa de los empleados del Hotel 
					Tryp. Alegando que los políticos, antes de hablar de 
					posibles negocios relacionados con el establecimiento 
					hostelero, deberían haber reunido a los trabajadores para 
					explicarles que cualquier noticia publicada al respecto, no 
					tendría por qué alarmarles. El sindicalista hizo, sin duda 
					alguna, la justa defensa de cuantas personas trabajan en el 
					hotel. Su segunda intervención ha sido para arremeter contra 
					Comisiones Obreras. En vista de la tan conocida manía 
					persecutoria que tienen sus dos principales dirigentes 
					contra los empleados del Centro de Reforma de Menores de 
					Punta Blanca. Ambos sindicalista, con tal de salirse con la 
					suya, son capaces de todo, denuncia Martínez. Incluso de 
					poner en duda las actuaciones de jueces, fiscales, 
					trabajadores, familiares y de todas las personas que se 
					atrevan a negar la ausencia de torturas en el reseñado 
					centro. Ni siquiera las aclaraciones del Defensor del Pueblo 
					les sirven a los de CCOO para dejar ya de atentar contra la 
					plantilla del centro. Aróstegui, en su carrera desenfrenada 
					por ser todos los días protagonista de todos los medios, 
					está yendo demasiado lejos en sus acusaciones. Una actitud 
					que lo está envejeciendo a pasos agigantados. Puesto que el 
					rencor, que es tóxico, está horadándole hasta el alma. 
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