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ACTUALIDAD - VIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2011


Pilar Rojo Noguera. cedida parlamento gallego.

PILAR ROJO NOGUERA/ PRESIDENTA PARLAMENTO GALLEGO
 

 «Los 1.200 kilómetros que separan Ceuta de Galicia son sólo reales en lo geográfico»

La presidenta del Parlamento Gallego, Pilar
Rojo, repasa su trayectoria y habla de objetivos entre ambas ciudades; es la encargada de pronunciar hoy uno de los discursos de las Medallas de la Autonomía
 

CEUTA
Paula Zumeta

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Titulada por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de La Coruña en las especialidades de Edificación y Urbanismo, Pilar Rojo Noguera, la presidenta del Parlamento Gallego, posee también los diplomas de directivo de la Xunta y de Alta Dirección del Institución Nacional de Administración Pública. Casada y con dos hijos, fue miembro de la Comisión de estudio de la Reforma del Estatuto de Autonomía de Galicia. Entre 2003 y 2005 fue diputada autonómica del Partido Popular Gallego. Desde abril de 2009 se es presidenta del Parlamento, puesto del cual ha destacado que su “obligación” es “procurar las mejores condiciones para que los diputados trabajen de la mejor manera posible”.

Pregunta.- ¿Ha visitado alguna vez Ceuta? ¿Qué es lo que espera encontrar en la Ciudad Autónoma?


Respuesta.- Es la primera vez y tenía muchas ganas de venir. Por las referencias que tengo, es que, además de una ciudad muy bonita, se trata de una ciudad dinámica, hospitalaria y con un enorme futuro. Una ciudad, además, que puede presumir de una gestión brillaten fruto del trabajo diario del presidente Juan Jesús Vivas.

P.- ¿Cuál es el balance que hace del segundo año de legislatura de la Xunta con el PP al frente?

R.- Acabamos de superar ya el ecuador de la legislatura y, frente a la legislatura anterior, con un bipartito enredado en disputas entre ellos y carente de proyectos, Galicia cuenta ahora con un Gobierno sólido, con un líder carismático, el presidente Feijóo, que apostó en nuestra Comunidad por una forma de gobernar que ahora se extiende a otros territorios. Galicia impulsó un programa serio de austeridad cuando nadie hablaba de ello y que ahora se ha convertido en obligación para todos. Además, apostó por una forma de gobernar con medidas que sirven de ejemplo a otras comunidades autónomas. Yo destacaría la implantación, por ejemplo, de un catálogo priorizado de fármacos para ahorrar en gasto farmacéutico y garantizar la viabilidad del gasto sanitario. Pese a que fue recurrido por el Gobierno central ante el Tribunal Constitucional, el tiempo ha acabado por dar la razón a Galicia. Se recuperó el bilingüismo cordial. Y Galicia fue la primera Comunidad que ha fijado un techo de gasto por ley. Son sólo algunos ejemplos, pero podría añadir muchos más.

P.- ¿Qué significa ser presidenta de un Parlamento como el gallego? ¿Es muy diferente a ser diputada?

R.- Es un auténtico honor y una enorme responsabilidad que agradezco a mis compañeros y al presidente de mi partido, Alberto Núñez Feijóo. Lo cierto es que se trata de una tarea que abarca, además de la representación institucional y la presidencia de los Plenos, que es lo que se ve, tareas de gestión diaria y mucha negociación y diálogo con los diferentes grupos parlamentarios. Creo que si hay una buena relación personal entre nosotros -y eso intento cada día-, será más fácil rebajar la tensión y lograr debates y trabajos fructíferos en los diferentes órganos de la Cámara. Mi obligación es también procurar las mejores condiciones para que los diputados trabajen de la mejor manera posible.

P.- Galicia y Ceuta están en puntos opuestos de España en cuanto a situación gegoráfica se refiere, ¿hay tanta distancia en los objetivos y el trabajo diario?

R.- Honestamente, creo que no. Los 1.200 kilómetros que nos separan sólo son reales en lo geográfico. Creo que hay una sintonía y unos valores compartidos por todos los españoles que nos permiten superar cualquier otro obstáculo: trabajo, esfuerzo o solidaridad son algunos ejemplos.

P.- ¿Cómo se trabaja en un Parlamento en el que hay alguna parte de crispación?

R.- Como acabo de señalar, creo necesario dedicar cuantas horas hagan falta a hablar y a negociar. Mi guía es la búsqueda de la concordia y, francamento, creo que algo hemos avanzado en Galicia en estos dos años. Debo reconocer que los primeros meses fueron broncos y tensos en más ocasiones de las que me gustaría, pero vamos mejorando. Y creo en la responsabilidad de todos porque, con la que está cayendo, los ciudadanos no entienden que podamos perder el tiempo debatiendo sobre cuestiones estériles.

P.- ¿Qué fórmula sigue usted para ‘controlar’ a los diputados?

R.- Más que controlar, se trata de aplicar el Reglamento de la Cámara, que es la norma que rige nuestro funcionamiento. Y aplicarlo a todos por igual, con independencia del partido en el que milite cada diputado. Creo que esa es la clave.

P.- El bloque del Partido Popular en el Parlamento Gallego está consolidado, al igual que ocurre en la Ciudad Autónoma, ¿cuáles son las claves del éxito?

R.- La política no es una ciencia exacta pero considero cuáles son los factores determinantes: un liderazgo sólido, creíble y con capacidad para ilusionar, el protagonizado por Alberto Núñez Feijóo; decir la verdad a los ciudadanos; estar en la calle y hacernos eco de los problemas que preocupan en cada momento. Y trabajo constante, en la calle y en el despacho.

P.- ¿Cómo es ese trabajo diario con el presidente de la Xunta?

R.- Le conozco desde hace ya algunos años. De hecho, llegamos los dos al Gobierno gallego en la última etapa de Manuel Fraga. Después compartimos cuatro años en la oposición, él como presidente del Partido Popular de Galicia y presidente del Grupo, y yo como portavoz de Urbanismo y Vivienda, primero, y portavoz adjunta del Grupo después. Y en la actual legislatura, después de la victoria electoral que le llevó a la Presidencia de la Xunta, como presidenta del Parlamento. En todas estas etapas siempre he encontrado en Alberto Núñez Feijóo a una persona íntegra, trabajadora hasta el extremo, con las ideas claras y siempre dispuesto a escuchar a los demás, lo que hace muy fácil trabajar con él.

P.- ¿Qué desea hacer del Parlamento de Galicia? ¿Pretende modificar parte del Reglamento?

R.- Me conformaría con que, al acabar esta legislatura, el conjunto de los gallegos considerase que hemos realizado un trabajo útil para la mayoría. En ello pongo todo mi empeño, que sé es compartido por los restantes diputados de la Cámara. Aspiro a que la concordia lo impregne todo, incluida una hipotética reforma del Reglamento pero no estoy segura de que se vaya a acometer en lo que resta de mandato. Las reformas de este tipo, sean del Reglamento o del Estatuto de Autonomía, deben hacerse por consenso. Si la reforma crea nuevos problemas o tensiones insuperables, mejor esperar a otro momento. En cualquier caso, esta es una responsabilidad de los grupos políticos, no de la presidenta del Parlamento que, llegado el caso, pondrá todos los medios para los que los trabajos se desarrollan con el mayor de los éxitos.

P.- ¿Cree que el período de reacción del Parlamento gallego es el correcto? ¿Se tarda mucho en reaccionar en relación a los asuntos de prioridad?

R.- Puede que, en algunos casos, los plazos sean excesivos, pero no es menos cierto que existen fórmulas -y en esta legislatura así lo estamos haciendo- para que los debates sean sobre asuntos de actualidad. Siempre es cuestión de buena voluntad por parte de todos y de una buena organización y previsión de los grupos.

P.- Por último, ¿qué espera llevarse de la Ciudad Autónoma de Ceuta?

R.- Estoy segura de que el mejor de los recuerdos y las ganas de volver.
 

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