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					La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 
					número 6 dictó ayer sentencia condenatoria contra la 
					limpiadora de BBVA y su pareja sentimental por el hurto de 
					17.000 euros de la sucursal bancaria. La acusada tendrá que 
					hacer frente a una pena de cuatro meses de prisión por el 
					delito de hurto que ella mismo reconoció mientras que para 
					el acusado la condena se aplicó en los mismos términos pero 
					por el delito de receptación que también confesó. 
					 
					La figura jurídica de la conformidad hizo ayer posible el 
					juicio rápido por el que resultaron condenados la limpiador 
					de BBVA y su pareja sentimental tras la desaparición de 
					17.000 euros que se encontraban en la sucursal bancaria de 
					la Plaza de los Reyes. 
					 
					Ante el reconocimiento de los hechos por parte de los dos 
					imputados, la titular del Juzgado de Primera Instancia e 
					Instrucción número 6 dictó sentencia condenatoria en base a 
					las peticiones solicitadas por la representante del 
					Ministerio Fiscal en la ciudad que, en el caso de la mujer, 
					fueron de cuatro meses de prisión por el delito de hurto, 
					recogido en el artículo 234 del Código Penal. Y en los 
					mismos términos para el hombre, pero por un delito de 
					receptación. En ambos casos y al carecer de antecedentes 
					penales, la jueza suspendió la pena privativa de libertad 
					por la condición de que no volviesen a delinquir durante un 
					periodo de dos años.  
					 
					Los hechos se produjeron el pasado jueves, cuando el 
					apoderado de la entidad bancaria situada en la Plaza de los 
					Reyes denunció en la Jefatura Superior de Policía la 
					sustracción de 17.228 euros en efectivo, depositados en 
					dicha entidad y que se encontraban en un saca procedente del 
					servicio de Arbitrios del Palacio Autonómico. El dinero fue 
					entregado en la oficina bancaria por la empresa de 
					transportes ‘Loomis’ el pasado lunes, recibiendo la saca una 
					de las cajeras que la dejó al lado de su mesa para 
					posteriormente hacer el ingreso. Pero, debido a la 
					sobrecarga de trabajo de cara al público, al finalizar su 
					jornada laboral, abandonó la sucursal junto al resto de 
					empleados y olvidó su contabilización, dejando la saca en 
					dicho lugar. Todos los empleados abandonaron la oficina, 
					excepto otra empleada y la limpiadora; mientras la empleada 
					realizaba ciertas gestiones, la acusada comenzó su trabajo, 
					recogiendo los papeles y la suciedad del suelo en una bolsa 
					de basura que posteriormente fue tirada en los contenedores 
					de la calle Millán Astray.  
					 
					Al día siguiente, la entidad bancaria recibió la llamada del 
					Ayuntamiento poniendo en conocimiento que no se había 
					procedido al ingreso de la cantidad entregada, respondiendo 
					la empleada que había olvidado hacer el ingreso del dinero 
					pero que ella lo había dejado junto a sus pies en el lateral 
					izquierdo de su caja. 
					 
					Al comprobar que la saca con el dinero había desaparecido, 
					el apoderado hizo constar en su denuncia que tanto la 
					empleada de la limpieza como la empleada de la entidad, que 
					permanecieron hasta el cierre de la sucursal, no observaron 
					paquete alguno al abandonarla ni al limpiar el banco. 
					Creyendo que la bolsa podía estar en el vertedero de basura, 
					el denunciante se desplazó al día siguiente hasta Santa 
					Catalina, donde en compañía de cuatro empleados de Urbaser y 
					el encargado registraron el contenedor donde supuestamente 
					arrojaron las dos bolsas, encontrando sólo una bolsa vacía 
					que había contenido, según los datos de la entidad, la 
					cantidad de 2.403,16 euros. 
					 
					Las actuaciones fueron traspasadas a la UDEV para la 
					investigación de la que resultó que entre las 11:00 y las 
					13:00 horas del pasado lunes, la entidad bancaria recibió 
					dos bolsas con dinero, una con 2.403,16 euros y la otra con 
					17.228,88 euros, siendo esta última la que había 
					desaparecido.  
					 
					De las investigaciones realizadas, los funcionarios de la 
					UDEV concluyeron que la única persona que tuvo acceso al 
					dinero desaparecido era la limpiadora de la entidad 
					bancaria, que acabó confesando que se había llevado la saca 
					con el dinero y se la había entregado a su pareja 
					sentimental, habiéndola escondido en las inmediaciones de su 
					domicilio, en un agujero, tapando el mismo con una piedra.
					 
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