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                     Con José Tomás y la plaza llena, 
					con cartel de no hay billetes, se cerró, posiblemente, para 
					siempre la Monumental de Barcelona. 
					 
					Esta puede considerarse la penúltima felonía de los 
					parlamentarios catalanes a cualquiera de las cosas que 
					“huelen” a España, porque nadie nos va a decir ahora que 
					dichos parlamentarios y quienes les han empujado a esto son 
					personas preocupadas por el trato a los animales. Eso no se 
					lo cree nadie y lo que sí nos creemos todos es que si la 
					tauromaquia formara parte, en sus orígenes, del entramado 
					cultural catalán, no sólo no lo habrían erradicado, sino que 
					lo habrían subvencionando. 
					 
					Los parlamentarios catalanes han echado la llave a una de 
					las dos plazas de toros con más prestigio de España y lo 
					realmente lamentable es que la primera vuelta de llave se 
					haya dado cuando era presidente de la Generalidad de 
					Cataluña un andaluz, si es que no estamos equivocados, de 
					Rute. 
					 
					Vaya ejemplar que emigró de Andalucía para tierras 
					catalanas, aunque él se defienda y diga, a quien le quiere 
					oír, que no ha partido de él la idea, pero lo que sí le 
					podemos decir es que esa idea se engendró siendo él 
					presidente y él mismo no hizo nada por ponerle un freno. 
					 
					Los parlamentarios catalanes hacen bien en preocuparse de 
					todo lo que afecte a Cataluña, con lo que habrán sabido 
					medir las consecuencias que eso les va a traer, como puede 
					ser, por ejemplo, y a ello incito desde esta columna que, 
					nadie del mundo del toro vuelva a comprar y consumir cava 
					catalán. 
					 
					Es la primera reacción que debiera haber en el mundo de los 
					toros y en cuanto aparecieran los primeros síntomas de 
					bajada en el consumo de ese producto ya veríamos por donde 
					salían esos ilustres parlamentarios. 
					 
					Las navidades están cercanas, el cava está ya preparado, en 
					gran parte, para ser distribuido a media España, sería bueno 
					que se quedara ahí donde está y que los parlamentarios 
					corrieran con las pérdidas habidas en las distribuciones. 
					 
					Pero hay otro “favor” que acaban de hacer a Cataluña y es 
					que, como en el sur de Francia no sólo seguirá la fiesta de 
					los toros, sino que se va a acrecentar el número, los 
					restaurantes, una buena parte de ellos, de ciertas zonas de 
					Cataluña se resentirán los días de festejos en Francia, 
					porque a pesar de la prohibición, en Cataluña hay y seguirá 
					habiendo muchos aficionados a los toros que se irán a 
					Francia a los toros y de paso a comer allí. 
					 
					Sea como sea, la acción ahí está, algo normal en muchas 
					fiestas de pueblos ha quedado suprimido de un plumazo por 
					esos parlamentarios que, algunos, puede que sepan mucho de 
					cuernos, pero muy poco de lo que es, de verdad, una corrida 
					de toros. 
					 
					Por los años 50 del pasado siglo, la plaza de toros de 
					Barcelona era la que más festejos y mejores daba. Ahora ya, 
					desde estas mismas fechas, eso se verá como simple historia 
					y como algo que, por proceder, especialmente de España, en 
					ese rincón español que es Cataluña, no tiene cabida alguna. 
					 
					Los catalanes, de Barcelona en concreto, sí han tenido la 
					suerte de poder ver, en directo, el día que se iba a echar 
					la llave a su plaza, al mejor torero de hoy, a José Tomás, 
					que una vez más ha vuelto a llenar, por sí solo, todo el 
					aforo de la Monumental de Barcelona. 
					 
					El de Rute, aunque por esta nefasta acción contra algo de su 
					propio país, puede pasar a la historia, como uno de los 
					artífices de la suspensión de los toros en Cataluña. 
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