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					Seis años de prisión, por el delito contra el derecho de los 
					ciudadanos extranjeros, y otro año más por el delito de 
					falsedad documental, fueron las penas solicitadas por la 
					representante del Ministerio Fiscal en la ciudad para un 
					matrimonio que ayer ocupó el banquillo de los acusados de la 
					Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta. La 
					tercera imputada, una ciudadana marroquí, eludió la cita 
					judicial y la defensa, por su parte, solicitó la absolución 
					de sus clientes al entender que esta última llevaba un 
					pasaporte que ni la Policía, a simple vista, podía confirmar 
					que hubiera sido manipulado. 
					 
					Los hechos se produjeron el pasado 29 de mayo, sobre las 
					20:20 horas, en la zona de preembarque de vehículos de la 
					Estación Marítima cuando los tres acusados viajaban en el 
					coche del matrimonio junto con la marroquí. Cuando los 
					agentes del Cuerpo Nacional de Policía les solicitaron la 
					documentación pertinente, observaron que la fotografía del 
					pasaporte presentado por la inmigrante no se correspondía 
					porque “los bordes estaban mal recortados”. Motivo por el 
					que lo pasaron por un escáner para comprobar su veracidad y 
					resultó ser falso. Mientras que el permiso de residencia y 
					los pasaportes del matrimonio eran correctos.  
					 
					Ante tales hechos, la pareja declaró durante el juicio haber 
					conocido a la joven en la agencia de viajes y al comentarle 
					que se dirigían a Málaga para una “operación quirúrgica”, 
					esta les pidió como favor que la llevasen porque tenía una 
					“maleta muy grande” y debía “coger un vuelo”. En un acto de 
					“buena fe” así lo hizo la pareja. A preguntas de la Fiscalía 
					y la defensa, ambos negaron haber pactado ningún dinero por 
					el transporte. 
					 
					Aunque la inmigrante no compareció en el juicio, sus 
					declaraciones ante la Policía fueron leídas en la sala y de 
					ellas se desprendió que la pareja “desconocía” que el 
					pasaporte que llevaba fuera falso, que lo había comprado en 
					Tetuán y que había cruzado ella sola la frontera del Tarajal 
					con la intención de coger en Ceuta el barco y llegar a 
					Málaga, donde “conocía a mucha gente”. En calidad de testigo 
					declaró una agente del Cuerpo Nacional de Policía quien 
					admitió que “un profano no sería capaz de reconocer a simple 
					vista que la fotografía del pasaporte había sido 
					manipulada”. Argumento que valió a la defensa para 
					solicitar, una vez más, la absolución de sus clientes. 
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