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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Del Pacto y del consenso sobre el turismo


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

En el transcurso del devenir de una ciudad existen asuntos cuya relevancia superan con mucho los intereses partidistas y las discrepancias tanto ideológicas como de gestión de la “res pública”. Es entonces cuando todas las fuerzas políticas deben aunar sus esfuerzos con un solo objetivo: el bien común. Que equivale a decir el interés superior de la colectividad que está por encima de cualquier acción mezquina ya que el pragmatismo ha de superar a la tendencia de Gobierno y oposición, o de Gobierno y “cierta” oposición, a mantener posturas enfrentadas. Y el caso concreto en el que urge un Pacto Ciudadano reside en la sempiterna queja de “Ceuta ciudad closed”. Ciudad cerrada precisamente durante los días en los que los visitantes acuden o podrían acudir a realizar sus compras y disfrutar de todos los servicios que se ofertan, lo que supone una importante fuente de ingresos inexplotada por la estupidez supina que supone el volver la espalda a la evidencia y negarse a seguir el ejemplo de tantas ciudades y más concretamente de la Costa del Sol y de su capital, Málaga, ciudad “open”. Lugares con “abierto total” de cara a obtener la máxima ganancia y de superar con el turismo de “week end” de fin de semana, el descenso de las ventas motivado por la crisis y que ha supuesto el cierre de todos aquellos comercios y establecimientos que no han sabido o no han querido evolucionar y adaptarse a las nuevas tendencias. En Málaga, en Marbella y en la práctica totalidad de las localidades costeras los sábados y los domingos presentan un ambiente entre navideño y festivalero con un “abierto total” y sin horarios, mientras la gente ande por las calles y el potencial público no se retire a descansar la oferta sigue en pie. Pero Ceuta arrastra la fama de una ciudad desértica durante los días festivos y eso espanta a los visitantes y no hablemos del turismo de trasatlántico que en el caso de Málaga tardó un tiempo ingente en recuperarse ya que arrastraba el sambenito de “estar muerta” cuando llegaban los viajeros. Cuando un lugar no oferta servicios los barcos dejan de ir y eligen otras escalas más animadas donde los empresarios estén más abiertos a trabajar y a ganar buenos dineros.

Y aquí tiene que haber “un culpable” porque es imposible el que todos los comerciantes de Ceuta den la espalda, por las buenas, a las ganancias y prefieran pasar los fines de semana rascándose los huevos mientras la ciudad pierde oportunidades de prosperar. Muchos señalan con el dedo a los sindicatos, pero no me figuro a los sensatos representantes de la UGT metidos en un contubernio con CCOO para perjudicar a la ciudad ya que de ser así se habría denunciado públicamente para que el rechazo social fuera abrumador y que el tema llegara a tomar el sesgo de acabar ante los tribunales en caso de “presiones” a los empresarios. No, no creo que los sindicatos sean “los únicos culpables”, pero el hecho es que de alguien es la culpa de la calamitosa situación actual y de la pérdida de ingresos. Hartos estamos de oír hablar de “pactos” en temas cuya solución aparece claramente determinada en los programas de según qué partidos, pero el “Pacto por el turismo” permanece “missing” en Consejos de Gobierno y Plenos mientras se debaten, entre tema y tema serio, auténticas pamplinas para seguir el refrán de “entre col y col, lechuga”. Lo que si podemos afirmar, a parte de tratar de determinar quien es el ROC es decir el “Ruinero Oficial de Ceuta” es que esta ciudad ha sido elegida por los rusos para abastecerse y que este fin de semana llegan a Ceuta cuatrocientos cincuenta tripulantes, oficiales, marineros, mandos y rusos en general con ganas de compras y de esparcimiento, dispuestos a beberse hasta el agua de las fuentes y a gastar lo que no pueden durante sus tediosas navegaciones por el Mediterráneo. No voy a contarles nada que no sepan y menos aún voy a hablar de la capacidad adquisitiva de cuatrocientos cincuenta rusos sueltos por el centro comercial y ávidos de desquitarse del rancho de a bordo con nuestras gastronomía. Y Ceuta con aspecto de vivir una jornada de Viernes santo de los años cincuenta cuando estaba prohibido hasta poner música e ir al cine. De hecho, si el Gobierno, la oposición y las famosas “fuerzas sociales” no reaccionan con rapidez, cazan al vuelo la oportunidad de conseguir ingresos y desperdician la ocasión por pasotismo, apatía o simple falta de criterio, realmente habría que planearse la idea de que, con el potencial que encerramos, no sabemos explotar nuestros recursos y que las ocasiones de prosperar y remontar llegan y son desechadas por incapacidad organizativa. Aquí no hay excusas. Porque si algún saboteador dispuesto a hundir a la ciudad se opone al crecimiento de todos, donde no alcanzan los Pactos alcanzan los Gobiernos a quienes respalda una mayoría absoluta y a quienes, esa mayoría, exige redaños y testiculina, firmeza y rigor para cumplir con los compromisos de crecimiento y de bienestar colectivo. Pacto, componenda, cónclave, consenso, acuerdo entre todos para que a todos alcance lo meritorio de la acción, pero caso de zancadillas o de acción de dinamiteros, contundencia y compromiso, sin civilizado “consenso” las mayorías absolutas viven, pero sin satisfacción de las expectativas depositadas por el pueblo en sus Gobernantes electos, se corre el riesgo de perder la credibilidad y eso es políticamente letal.

Este fin de semana se cierra o se abre, open o closed, se gana o se deja de ganar, se aburren los visitantes o se marchan con un grato recuerdo. Regresan o deciden no volver. ¿Qué opción elegirán nuestros políticos?.
 

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