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					La consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, 
					acusó ayer a Marruecos del repunte que se está produciendo 
					en los últimos días en la entrada de menores inmigrantes, al 
					considerar que el país vecino “no hace lo que tendría que 
					hacer al otro lado de la frontera” para impedir que los 
					niños y adolescentes de su país entren a la ciudad de forma 
					ilegal.  
					 
					Garbín eludió “entrar en polémicas” con el Gobierno central 
					o las Fuerzas de Seguridad del Estado por este asunto, ya 
					que estas dos instituciones y la Ciudad Autónoma están “en 
					la misma situación” y el Ejecutivo local es consciente “de 
					la problemática y de lo que está ocurriendo”. 
					 
					Mientras se produce alguna reacción por parte de Marruecos, 
					la consejera afirmó que la Ciudad Autónoma establecerá “los 
					canales oportunos” con el Gobierno central para seguir 
					colaborando con ellos, tal y como ha hecho desde que empezó 
					a producirse este repunte. 
					 
					Así, recordó que por lealtad institucional, la Consejería de 
					Bienestar Social contactó la semana pasada con la Delegación 
					del Gobierno para avisarle de la mayor entrada de menores, 
					con el objeto de que investigara y viera las fórmulas 
					necesarias para solventar la situación antes de convocar 
					ninguna reunión de la Junta Local de Seguridad. 
					 
					Por su parte, el diputado de CPM Abderrahim Mohamed mostró 
					su deseo de que la Ciudad Autónoma y el Gobierno central 
					aúnen esfuerzos futuros “antes de salir a la protesta 
					informativa” por la mayor entrada de menores, ya que “la 
					imagen que se ha presentado ante los medios es de menores 
					que agujerean el vallado y aduaneros que hacen la vista 
					gorda” para dejarlos pasar. 
					 
					Al hilo de esta cuestión, el diputado cepemista preguntó a 
					la consejera de Bienestar Social cuántos educadores trabajan 
					en el centro de menores de la Purísima, a lo que Garbín 
					respondió que ocho entre educadores sociales y maestros.  
					 
					Ante la consideración de CPM de que podrían ser 
					insuficientes para tanta cantidad de menores, Garbín se 
					mostró en desacuerdo al recordar que los menores de 16 años, 
					que son el 66,26% del total, están escolarizados en centros 
					educativos de la ciudad, tal y como establece la Ley 1/96. 
					Los mayores de esa edad, que son el 33,7 por ciento 
					restante, acuden a talleres para aprender un oficio y a 
					cursos de formación profesional. En el caso de los menores 
					en reforma, Garbín explicó que cuentan con los educadores 
					necesarios, dado que por su situación no pueden salir del 
					centro. 
					 
					Chabolismo 
					 
					El fenómeno de la inmigración también estuvo presente en 
					otra pregunta de CPM, que puso sobre la mesa el problema 
					social que se está produciendo en el Cerro de la Palma Santa 
					con motivo de la proliferación de chabolas.  
					 
					Sobre esta cuestión, el presidente de la Ciudad Autónoma, 
					Juan José Imbroda, afirmó que las administraciones públicas 
					están “maniatadas” para poder erradicar el poblado de 
					chabolas que están instalando varios extranjeros sin papeles 
					en los alrededores del Centro de Estancia Temporal de 
					Inmigrantes (CETI), en el que murieron tres subsaharianos en 
					un incendio en marzo. 
					 
					Imbroda aseguró que si este problema no se ha solucionado 
					ya, desde que empezaron a extenderse las infraviviendas hace 
					algo más de un año, es porque “hay verdaderos problemas para 
					sacarlos” [a los inmigrantes] sin cometer una ilegalidad. 
					 
					No en vano, recordó que una actuación policial contra el 
					poblado de chabolas sería delito, de ahí que pidiera que 
					este asunto vaya al juzgado “para que un juez dicte sobre 
					esas viviendas para poder echarlos y que no ocurra más”, 
					aunque advirtió de que puede surgir otro problema, y es que 
					las chabolas se instalen en otro lugar diferente. 
					 
					En su opinión, esto ocurre “porque el CETI está súper 
					colapsado y esos inmigrantes no quieren ser sacados ni 
					repatriados y se esconden”, por lo que consideró que la 
					solución definitiva pasa por una bajada de inmigrantes en 
					ese centro, que en la actualidad alberga a más de 850 
					personas pese a tener una capacidad máxima para 480. 
					 
					Imbroda insistió en que la Ciudad Autónoma está “en 
					colaboración estrecha” con la Delegación del Gobierno para 
					solucionar este asunto, dado que el Gobierno local es 
					consciente del peligro que comporta este poblado de chabolas 
					en caso de incendio o lluvias torrenciales.  
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