OPINIÓN - MARTES, 4 DE OCTUBRE DE 2011

Fiesta de los Ángeles Custodios
y de los Ángeles de la Seguridad

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

En la jornada de ayer, en la que la Policía celebraba a los Santos Ángeles Custodios mientras que los invitados y los medios celebrábamos a la Policía, el condecorado Hotel Ulises presentaba una auténtica saturación de uniformes y un lleno total del “quien es quien” de las personalidades de Ceuta. Gobierno y oposición es decir Carracao y su gente aplaudieron con entusiasmo a quienes iban recibiendo las distinciones que consistían en medallas otorgadas por Su Majestad el Rey. Y el acto en sí resultaba emocionante porque cada condecoración parecía ir contando una historia novelada de trabajo, profesionalidad, humanidad y méritos personales y a los distinguidos se les puede llamar “agraciados” porque es algo importante el presentar excelencia, esa virtud impagable y que te la reconozcan en un público homenaje presidido por el Jefe José Luis Torres, el Delegado de Gobierno y la Presidenta en funciones (Vivas estaba de visita zarzuelera) Yolanda Bel. ¿Uno de los rasgos más destacables de la ceremonia? El estricto protocolo que se observó en todo momento, en la colocación de los asistentes, en las atenciones antes y durante el acto y en la excelente organización donde hasta las pausas y los silencios parecían programados. Otro aspecto a resaltar tal vez fuera el legítimo orgullo de José Luis Torres y del Delegado cuando iban ensartando las condecoraciones en los uniformes y del propio Jefe, siempre tan cercano y tan accesible para quienes le han necesitado, al recibir el reconocimiento expreso a sus propios méritos. Que son muchos y que muchos ciudadanos esperamos con cierta expectación que el Presidente Juan Vivas “mueva ficha” en el próximo Ministerio del Interior para que cuando llegue el tsunami regenerador que mueva a “los de Rubalcaba” (algunos ya se han “movido” prudentemente y el ayer todopoderoso Oliveras es hoy jefe de seguridad de tele 5 y vela por Belén Esteban, que es lo que le pega) que cuando plante el ministro a buena gente y buenos profesionales al frente de las jefaturas “nuestro” ángel particular el Jefe Torres permanezca aquí, porque este Jefe no es un político sino un policía de raza dispuesto a servir a los ciudadanos y a velar por ellos y a romperse las pelotas en el esfuerzo. ¡A ver ese Presidente Vivas, que no se vaya a decir que los del PP somos ingratos y traicioneros! ¿Les parece que tomemos alguna iniciativa al respecto como un manifiesto con recogida de firmas? Yo me adhiero. Y más aún tras el discurso que nos dispensó (se utiliza el verbo “dispensar” cuando se venden los remedios en las boticas, los medicamentos “se dispensan” no se venden, que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo)y he querido decir “dispensó” porque sus frases eran auténticos remedios ya que mientras en toda España los delitos crecen de forma abrumadora aquí descienden de manera genérica y por algo será, lógico que eso alivie sobre todo si se compara con lo que cotidianamente vemos en los telediarios. Buena intervención, algo técnica pero parece que se trataba de dar un sesgo literario a las estadísticas y de dotar de contenido numérico a la afirmación de que la Policía protege el ejercicio de nuestros derechos y libertades ¿Y eso lo va a negar alguien que esté mentalmente equilibrado? Frases ajustadas que dieron paso al discurso del Delegado de Gobierno que fue bueno, lo llevaba repasado y rezumaba contenido, buena gente este Delegado ¡Qué pena, penita, pena que sea socialista, con el juego que podría dar en política!.

¿Una omisión? La intervención, aunque hubiera sido breve de Yolanda Bel, elegante y minimalista con un traje de chaqueta rosa poudre, que hubiera insuflado aún más ánimo a los presentes porque cuando la Vicepresidenta agarra el hilo de una intervención levanta a la gente de las sillas y el graderío se viene abajo. Falto a la verdad. En el salón del Ulises no había graderío que es una vulgaridad, sino mucho caché, mucho glamour, muy buen tono, mucho ángel camuflado bajo uniforme azul y pecho reventando de medallas, militares de gala y guapetones, fallo estrepitoso al no sonar el Himno Nacional y paliativo con la arquetípica invitación a “una copa de vino español”. ¿Se puede ser más genuino y auténtico? Lógico que como habían condecorado al Hotel Ulises dieran el do de pecho con una exhibición de “delicatessen” tipo “nouvelle cuisine” que demostraban auténtica consideración hacia los invitados, es decir, que la Dirección del Hotel “consideraba” que los asistentes a la “copa de vino español” poseían bastante cultura gastronómica como para apreciar la presentación de los aperitivos, el diseño de los cuencos, la delicadeza de los manjares y el tamaño de la paella que no era “nouvelle cuisine” sino pura “celtiberia show” detalle muy celebrado y que también denota por parte del hotel Ulises un respeto a nuestras raíces. Y la Policía anfitriona ejerciendo de anfitriona enmedallada, condecorada, con los guantes blancos y las gorras cuidadosamente depositadas en el lugar correspondiente y las alas en el guardarropa para no estropearlas con el ir y venir de grupo en grupo, porque no se trata tan solo de “invitar” sino de “saber invitar” y de hacer que los asistentes disfruten del momento y luego lo recuerden con agrado. De hecho yo lo recuerdo con un sentimiento de contento, aunque me hubiera gustado escuchar de boca de los condecorados el por qué han sido distinguidos porque todos tienen que guardar buenas historias en el corazón y un cúmulo de experiencias entre pecho y espalda que “merecemos” conocer, porque me consta que aunque en la “copa de vino español” se invitó a la bendición de Dios, si además nos hubieran relatado las historias de esos hombres de bien habríamos acabado ahítos y satisfechos, como si amen de la paella hubieran servido callos, fabada y un puchero de coles.

¿Resumen de la Festividad de los Ángeles? Pues eso, un cónclave de Ángeles de Dios. Oídme Ángeles y vuestro Jefe Torres: gracias. Pero no de boquilla sino de verdad.