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                     Lo suficiente para conocer el 
					talante, que no el talento, de alguno que estuvo con cargos 
					relevantes y que aspira a algo más. 
					 
					El mes y medio que falta para las elecciones del 20-N, desde 
					mi punto de vista, va a dejarnos las cosas muy claras de lo 
					que es el hambre de poder, o de lo que es el no querer pasar 
					al ostracismo, tras mucho años en poltronas de 
					responsabilidad. 
					 
					Y me parece muy bien eso de querer seguir, siempre y cuando 
					hayas llevado una orientación ordenada y correcta, pero que 
					ahora, en los mítines que se avecinan, algunos se presenten 
					como salvadores, tras haber formado parte de los esquemas 
					más denigrantes de la democracia, eso me parece una sandez y 
					una poca vergüenza. 
					 
					Desde los estratos más bajos se están organizando todos los 
					pormenores para que ese día, sólo ése, las cosas salgan a la 
					perfección. 
					 
					Luego después, “una vez montados en la borrica”, las cosas 
					que sigan como están, por aquello de “más vale lo malo 
					conocido...”, y va siendo hora de decirles a más de un 
					“jeta” de esos que se presentan a las elecciones que para ir 
					al Congreso o al Senado a apretar un botón, lo mejor es que 
					se queden en su casa. Eso a unos, a los de relleno, y a los 
					otros, a los pesos pesados, especialmente si son del PSOE, 
					que ya han bastado casi ocho años, desde que de una forma un 
					tanto estrambótica llegaron al poder, y que desde entonces 
					hemos visto aflorar leyes y proyectos para favorecer, 
					únicamente, a la progresía barata, para buscar más votos 
					pero, mientras tanto, el País se ha ido resquebrajando y los 
					únicos que han salido ganando han sido los que nunca 
					aportaron nada para la marcha, de una forma correcta, de 
					nuestro país. 
					 
					Uno tiene que reírse, por no ponerse a llorar cuando 
					Rubalcaba habla de creación de puestos de trabajo, cuando 
					hasta hace tres meses él ha pertenecido al Gobierno que más 
					personas ha dejado sin trabajo. 
					 
					Pero que nadie se engañe, y que los del PP se aten bien los 
					machos ( en toda España salvo el Cataluña, porque allí se 
					han prohibido los toros) y que no prometan más de la cuenta, 
					ya que “el cortijo” se lo van a encontrar como un patatal, 
					pero sin patatas, con lo que para hacerlo producir, otra 
					vez, se tendrán que encomendar a todos los santos, a todos 
					los dioses e incluso a los jefes de los mismísimos 
					infiernos, porque esta ruina es difícil salvarla en cuatro 
					años. 
					 
					Y poco a poco, también hay que hacer alusión a los partidos 
					pero aquí, en Ceuta, dando unas explicaciones, todos ellos, 
					que no se corresponden con la realidad de lo que son unas 
					elecciones generales. 
					 
					Y es que hay muchos que confunden las generales con las 
					autonómicas o con las municipales, sin darse cuenta de que 
					Ceuta o mi pueblo entran en el mismo saco, en la misma 
					programación que Navalcarnero, Olot o Navalmoral de la Mata. 
					 
					Risa, repito, le da a uno cuando a los altos cargos les oyes 
					prometer “la resurrección de la carne”, sin ser creyentes y 
					pena le da a uno, cuando oye a algún intelectualillo local 
					que quiere prometer para después del 20-N algo que ya 
					veremos si puede entrar en la lista de los repartos que hay 
					que hacer. 
					 
					Han pasado ya muchos años desde las primeras elecciones de 
					aquel 15- J y a pesar de ello seguimos sin saber lo que se 
					vota, o si lo sabemos lo disimulamos mucho. 
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