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OPINIÓN - LUNES, 17 DE OCTUBRE DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La niebla
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No es uno de los fenómenos atmosféricos que más faciliten cualquier tipo de actividad normal. Es más, siempre representa un obstáculo, especialmente para la circulación, por tierra, por mar o por aire.

Sin embargo, la densa niebla del pasado viernes, por la mañana, facilitó la entrada de otros 37 subsaharianos a Ceuta. La “patulea” aprovechó esa circunstancia para arropándose en una oscuridad añadida colarse de rondón a Ceuta.

Fue a primerísimas horas de la mañana y el control de la Guardia Civil, en Arcos Quebrados, daba la voz de alarma, antes del amanecer, con lo que además de la propia Guardia Civil se movilizaron la Policía Nacional y la Policía Local.

Aquí no hay tregua y cualquier circunstancia es aprovechada por los subsaharianos, o por otros tipos de “inmigrantes” para llegar a Ceuta, al saber que, de aquí, no les va a echar nadie, bajo ningún concepto, con lo que Ceuta se tiene que estar adaptando a estas masivas llegadas de “inmigrantes con o sin papeles”, en vez de ser al revés.

Y nos vamos a explicar. Desde hace varios años y para evitar que toda esta gente anduviera a sus anchas, de día y de noche, sin control alguno, se montó el CETI que está costando un riñón, si no los dos, a Ceuta.

El CETI, y no es poco, dispone de 512 plazas, ¡¡Ya está bien!!. Pues bien, desde hace tiempo, se nos ha quedado chico y en estos momentos tiene, cuando estoy escribiendo, en la tarde del sábado, 687 acogidos.

Esta situación es, realmente, inaguantable, porque ahora que había una mínima rebaja, el mismo día que estaba programada una salida de 10 subsaharianos y 1 argelino, nos llega la propina de que se cuelan, de rondón, otros 37.

Lo único positivo que está teniendo el CETI para algunos ceutíes es que ha creado unos cuantos puestos de trabajo y al paso que vamos, si esto sigue creciendo así, el paro se puede paliar, casi por completo aquí, con este lugar.

Pero volvamos con los aspectos de la niebla. Todos los inmigrantes eran subsaharianos y se colaron por la orilla limítrofe con Marruecos, superando ese espigón vallado del Tarajal y a través del agua.

Las fuerzas fronterizas de Marruecos no se enteraron, es de suponer que así fuera, y las españolas otro tanto de lo mismo, hasta que la Guardia Civil ya los divisó en Ceuta.

Durante varias horas hubo un trabajo extra, con esta llegada de personajes a los que ni se les había llamado, ni se les esperaba, y fue después del mediodía, cuando en las distintas operaciones de búsqueda ya se habían interceptado 31 inmigrantes.

Hemos hablado de trabajos y así fue, porque los voluntarios de Cruz Roja llevaron a cabo una decena de curas a estos inmigrantes, además de tener que trasladar a uno de ellos al hospital por presentar politraumatismos que se había producido en una caída cuando trataba de esquivar a la Policía.

Mucha actividad, pues, en Cruz Roja, ya que atendió, sanitariamente a los inmigrantes, además de entregarles ropa.

Y aquí, además, ya no hay límites de edad, aunque averiguarla, en muchos casos, sea un auténtico enigma. Así, de los más de una treintena de inmigrantes interceptados en los diferentes lugares, en los que se les iba cogiendo, diez de ellos manifestaron que eran menores de edad, con lo que hubo que activarse, para ellos, otro protocolo distinto al que se activa para los mayores.
 

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