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OPINIÓN - MARTES, 18 DE OCTUBRE DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

“Rearme afectivo y Revolución afectiva”


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La intervención de Juan Luis Aróstegui en el Pleno de ayer en lo relativo a un Pacto por la Educación me pareció, sencillamente “irreal”. Habló como es lógico del fracaso escolar y argumentó que “no se encuentra repartido sino que, desgraciadamente, se concentra en el colectivo musulmán” proponiendo como solución algo tan singular como un “rearme afectivo” y “querer a los alumnos porque son héroes”. Efectivamente, existen niños y niñas que son heroicos, les he conocido en barriadas azotadas por la marginalidad y por la droga, con uno de sus progenitores en prisión, cuando no los dos y comiendo gracias a Cáritas, niños con gravísimos problemas familiares y muchos de ellos víctimas de malos tratos en sus casas, con la perenne presencia de la asistente social “controlando” y el riesgo latente de que si las familias están excesivamente desestructuradas a los niños “los retira la Junta de Andalucía”. He conocido a muchos pequeños héroes en la Palmilla, en las Castañetas, en la Corta, en los Asperones y ya no hablemos de los de las chabolas madrileñas. Hay muchos que lo primero que les entra caliente por la mañana en el cuerpo es la leche que les dan en la escuela. Sí, Aróstegui, en la desgraciada España de ocho millones de pobres existe mucha heroicidad. Pero nunca hasta ayer me encontré con la sorpresa de que se pidiera públicamente un “rearme afectivo y una revolución afectiva” porque “no se puede enseñar a quien no se quiere”. Eso es, que nos lo cuenten a los niños y niñas que padecimos las escuelas del franquismo, allí lo que se dice amor no nos daban y de métodos didácticos andaban un poco escasos, pero aprendimos y aquí estamos. Por dos cosas: Porque había una durísima disciplina en el hogar y en la escuela y nos “obligaban”a aprender y por otra parte éramos muy conscientes de nuestros deberes y encima temíamos las consecuencias del mal comportamiento. ¿Fuimos héroes los niños y niñas del franquismo? Y cuando Aróstegui habla de que “no se puede enseñar a quien no se quiere” ¿Se está refiriendo a que los maestros de Ceuta no quieren a los alumnos? ¿Y por qué no les van a querer? Faltan las razones de ese “supuesto” rechazo o al menos las hipotéticas causas. Y que no me hablen de la lengua refiriéndose a que los alumnos hablan el árabe dariya, porque si esos alumnos son españoles tienen que hablar, por su bien, el español y estudiar en nuestro idioma oficial, sin que pueda existir una especie de “segregación” por razones idiomáticas. De hecho aclaro que entre las muchas nacionalidades que concurren a la escuela pública española predominan los rumanos y nunca jamás se ha hecho mención a que tengan que serles impartidas asignaturas en rumano, al contrario, se les obliga a la “inmersión linguística” por su bien y en un curso ya hablan, escriben y estudian en español y encima superan en capacidades a los nacionales. Y dejen a los rumanos y cojan a los alumnos chinos, excepcionalmente tenaces y competitivos. Supongo que en ese tema como en otros, determinadas nacionalidades de inmigrantes tienen mucho que enseñarnos y nosotros mucho que copiar de ellos, porque son dignos de admiración. ¿Y que solución hay para el fracaso escolar ceutí? ¿Impartir las asignaturas en un idioma extranjero? Porque el dariya es lengua coloquial marroquí y no se trata del árabe clásico que al menos podría ser idioma vehicular para estudiar en determinados países.

¿Se encuentran concienciados los padres de los niños que padecen fracaso de la importancia fundamental de la educación tanto en la escuela como en los propios hogares? En la Península existen innumerables “Escuelas de padres” pero en Ceuta hasta el propio Aróstegui parece pasar sobre el problema de puntillas, haciendo culpable a la ciudadanía en general y sin duda a los maestros en particular. Un consejo : en uno de los dominicales de hace un par de fechas, creo que era en el de El Mundo aparecía un extensivo análisis sobre la importancia fundamental de recobrar los valores tradicionales en los colegios . Curiosamente se hablaba de elitistas colegios privados donde los padres llevan a sus hijos porque ofrecen una dura disciplina británica donde tan solo está prohibido el castigo físico, por lo demás es espartana. Y pagan una fortuna por ella, porque funciona. ¿Un ejemplo? El Kings College madrileño,el Pinosierra en Tres Cantos, el Monfort, el Saint Michael´s en Segovia y todos los disciplinados y eficaces colegios del Opus Dei repartidos por España. Y en la enseñanza privada no se da la “revolución afectiva” ni el “rearme afectivo” sino la exigencia de unas normas y castigos a los infractores, más la expulsión a quienes no se atienen a las reglas, porque para eso son privados. No, no es cuestión de “afecto” sino de “auténtico respeto” al alumnado, obligándole a asumir y seguir unas normas y unos principios e inculcándoles hábitos de disciplina y de esfuerzo, a los alumnos y a los padres de los alumnos. Con la ventaja de que nunca he oído en Ceuta referirse al pavoroso fenómeno andaluz de que, el niño absentista, el que no acude aseado, el de mal comportamiento por no recibir educación en sus hogares o el hijo o la hija que se encuentra desatendido en algún aspecto “se lo lleva la Junta de Andalucía al internado”.

La intervención de Aróstegui en plan “paz y amor” fue irreal. De los años setenta cuando “los hijos de las flores” idílica, bucólica y pastoril, amen de ineficaz. Hace falta mucho más que “rearme afectivo” para paliar el fracaso escolar, hacen falta diagnósticos por si existiera algún déficit de atención, hace falta el informe del entorno familiar, es irrenunciable el marcar pautas a los padres y exigir que los hijos las cumplan. Y que el “rearme” sea de valores, de principios y de normas de obligado cumplimiento, sin opciones. Buena conducta= premio. Mala conducta= castigo. Sin normas no se puede ni vivir, ni convivir, ni prosperar, ni evolucionar, sin normas es el estancamiento, la desmotivación y la intolerancia a la frustración. Aróstegui, con su mejor voluntad, se equivoca, la educación no va por ahí.
 

 
OPINIÓN / SERPIENTE DE OTOÑO

“Los papeles”


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

¡Santos Serafines tened compasión de mí, alma perdida! Confieso que en el Pleno de ayer falté a la caridad al sentirme especialmente burlona (es mi defecto señero, lo admito) ante la detallada exposición del portavoz de Caballas, Juan Luis Aróstegui sobre sus amarguras y vicisitudes cada vez que quiere “un papel” del Gobierno de la Ciudad Autónoma. Porque al sindicalista le privan “los papeles” tiene querencia por los documentos, los contratos, las actas, los requerimientos, los análisis, las infructuosidades y los arrejuntamientos de folios escritos en negro sobre blanco y letra redondilla. Pero con lo que no contaba Aróstegui es con que, tanto en el palacio de la Asamblea como en el resto de las dependencias de los Consejeros hay multitud de espíritus burlones, en una palabra, que aunque se diga por lo bajini para no dar mal vagío a los funcionarios son “edificios encantados” igualito que el madrileño Palacio de Linares que está a la vera de donde Ruiz Gallardón ha montado en el que fuera Nuestra Señora de las Telecomunicaciones, el impresionante palacio de correos de Cibeles, su despacho particular, por eso le llaman ahora al edificio “Ambiciones” ya que el despacho del alcalde haría llegar al frenesí de admiración al mismísimo Jesulín de Ubrique. ¡Lujo y poderío!. Pues en más sencillo, pero con clase y abolengo, nuestro Palacio está embrujado, como el de Linares y hay poltergeist, de hecho me dicen en el facebook que una vez llegaron los de las revistas “Enigmas” y “Más Allá” con las grabadoras y los equipos para buscar la paranormalidad , pero que salió Yolanda Bel, agitó el flequillo y les echó por “quintacolumnistas” Se fueron cabizbajos y sin recoger suspiros ni gemidos, nada de fantasmogénesis, si acaso por los bancos de la oposición algún fantasmón. Y los espíritus burlones que esconden los papeles, de ahí que Aróstegui nunca los encuentre para hacerles fotocopias y ponerse a rumiar para tratar de pillar a “alguien” en “algún” renuncio. “¿Y el contrato de Urbaser?” Pues estará en una caja si no le han metido mano los primos de “las caras de Bélmez” Pues no está. Guillermo Martínez actúa de Portavoz y pinta requerimientos en las paredes advirtiendo a los espíritus de que van por mal camino y que va a mandar traer a Aróstegui vestido de exorcista y con las hisopaduras y el grimorio de cabecera. Pero ni con esas. Por más que le hayan colocado hasta una mesa al sindicalista en una de las Consejerías para que inquiera, indague, investigue y husmee con comodidad revolviendo legajos y encantándose con los Codex del PGOU. Cierto es que le han instalado en una mesilla cutre, nada de sublimes scriptoriums de luces tamizadas, pero para lo que hace es más que de sobra y encima tiene hasta una silla. ¿Malversación de caudales públicos? ¿En que artículo del Reglamento se contempla el que los opositores tengan derecho a poseer mesas y sillas en dependencias ajenas? ¿Prevaricación? ¡Que manden llamar a los policías de Rubalcaba y le monten una macrooperación y luego “filtren” su foto al Sálvame! El caso es que el sindicalista pide papeles y se los dan, pero cuando los examina ya no son los que “él quería” sino otros y le dan los otros. De hecho podrían proporcionarle un carnet de “ojeador” para que lo mire todo. O que se meta a “cazafantasmas” y se arregle una licencia para temas paranormales y pida libre acceso a todos los despachos en busca de “papeles” con bilocaciones, que hoy están aquí y al tiempo allí. Y de paso ¡Que llamen a los del “Más Allá”!
 

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