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					Veintitrés de Octubre del 2008, se fue mi vida, mi infancia 
					y mis ilusiones. 
					 
					Un día cualquiera continúo pensando en ella, en su carita, 
					en sus manos, en su pelo, en sus besos… 
					 
					Dulce, cariñosa y paciente; una princesa preciosa, que 
					contaba solo historias bonitas y alegres porque odiaba la 
					pena, las malas caras y los finales tristes. 
					 
					Una cordobesa guapa y risueña, que con la alegría por 
					bandera disfrutaba de los suyos, su mirada radiaba luz, su 
					sonrisa transmitía felicidad y su expresividad te colmaba de 
					energía. 
					 
					Toda una señora, que con la elegancia que la caracterizaba 
					traía armonía y serenidad a casa. Ella era nuestra unión y 
					es por eso que la necesito a mi lado, necesito que me guíe, 
					necesito oírle cantar, bailar, sonreír y sobre todo estar 
					horas y horas abrazándola. Quiero decirle que intentamos ir 
					mejorando, cumpliendo los objetivos que le prometimos para 
					que esté tranquila y para que nos vea felices. 
					 
					Me ha enseñado a querer, a perdonar, a ser independiente y a 
					luchar por mis sueños. Recuerdo que me decía que la vida era 
					una lucha, pero una lucha bonita. Luchaba por el bienestar 
					de sus hijos, de su marido. 
					 
					Echo de menos las largas horas de charlas, sus consejos, los 
					desayunos y meriendas que hacíamos las dos juntitas. Mamá, 
					tengo que contarte tantas cosas… 
					 
					Me rodea gente buena, que fue fiel a tu amistad y ahora 
					siguen siéndolo cuidando de nosotros, como Aurora y Manoli a 
					las que estaré eternamente agradecida. Y otras muchas a las 
					que fui encontrándome en el camino, como Paula que no ha 
					dejado un solo instante de apostar por mi o Toñi a la que 
					adoraré siempre por quererme como lo hizo, sin juzgarme, ni 
					pedirme nada a cambio. 
					 
					Sé que me he podido equivocar en muchas cosas y que los 
					sinsabores de la vida me tienen que ir enseñando, pero si 
					algo he aprendido es a vivir queriendo a los míos, 
					cuidándolos y disfrutando de ellos. Crear mi carta de 
					presentación para poder vivir libremente y ser feliz con lo 
					mucho o poco que tenga, valorando siempre el día a día. 
					 
					Homenajeo a mi madre, Mari Carmen García, que con sólo 
					cuarenta y ocho años nos dejó teniendo una vida por delante. 
					A mis hermanos, por ser valientes, valiosos y buenas 
					personas. A mi Queco que con sólo ocho añitos supo 
					representar la bondad y sabiduría de nuestra madre y a mi 
					hermana por ser toda una matriarca en su pelea por 
					protegernos. 
					 
					Nadie dijo que la vida fuera fácil, pero sí bella; por tanto 
					sigo andando y haciendo camino con vosotros, con su recuerdo 
					y con esa lucha diaria para lograr contar de mi vida una de 
					las historias bonitas que contaba mi madre. 
					 
					Gracias a ella por hacer de mí lo que soy, a mi familia y 
					hermanos por cuidar de mí, a mis amigas de la península y a 
					las de siempre (Anita, Ali, Gabri, Bego, Marina, Rocío, 
					Virginia…) porque pase lo que pase han estado ahí en mis 
					malos momentos, haciéndome sacar una sonrisa en cada una de 
					las situaciones tristes. 
					 
					Ánimo y fuerza a mis tres amigas Cristina, María y Vanesa 
					que desgraciadamente se han visto en la misma situación que 
					yo pero que sólo con mirarlas, sé que la vida les va a 
					compensar por el dolor que están pasando porque son tres 
					niñas maravillosas, con genio y coraje que conseguirán todo 
					lo que se propongan. 
					 
					En un día como hoy, día internacional de la lucha contra el 
					cáncer de mama, me tiño de rosa y pido más investigación 
					contra esta lacra que tristemente se ha convertido en un 
					importante problema de salud, provocando tantas pérdidas de 
					gente querida. Para que estas madres sigan criando a sus 
					hijos, para que estas jóvenes sigan creciendo y disfrutando 
					día a día, para que estas mujeres sigan viviendo su vida. 
					Luchemos. 
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