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OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE OCTUBRE DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Las encuestas, esas en las que no creo, dan una victoria por mayoría absoluta a los populares. Y digo, porque siempre lo he dicho, que no creo en las encuestas auque últimamente estén fallando muy poco, más bien acertando de pleno, puesto que en las únicas encuestas en las que creo es en aquellas que da el ministro del Interior cuando se cierran los colegios electorales y empiezan a llegar los resultados finales.

En el caso de que las encuestas acierten y la victoria de los populares sea por esa mayoría absoluta que dicen las mismas, Rajoy va a tener problemas y de los gordos por culpa de las centrales sindicales. Tiempo al tiempo.

Las grandes centrales sindicales han jugado un papel vital en la consolidación de la democracia en nuestro país. Pero naturalmente ha contado con que, en las dos grandes centrales sindicales, había al frente de las mismas dos grandes sindicalistas, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que defendieron a capa y espada el derecho de los trabajadores pero, al mismo tiempo, estas dos grandes personalidades sindicales miraron por los intereses de España y de todos los españoles.

Según la denuncia del presidente del Instituto de Estudios Económicos: “Esta claro que los acosos sindicales a los empresarios, con exigencias laborales incesantes, han contribuido a deteriorar el tejido empresarial, provocando eres y cierre en perjuicio de los trabajadores”

Ante estas situaciones y opiniones que no dejan muy bien parado a las centrales sindicales más importantes de nuestro país, acude con más fuerza que nunca, a la memoria de los trabajadores españoles, los nombre de esos dos grandes sindicalistas, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que tanto y tan bueno hicieron por los trabajadores españole, sin olvidar nunca que España era lo más importante.

Pero esto ya no tiene vuelta de hoja, para desgracia de los obreros españoles, ni Marcelino Camacho ni Nicolás Redondo, volverán más a estar al frente de la dos más importantes centrales sindicales de nuestro país. Las cosas claras.

Puede que algunos piensen que eran otros tiempos y que, en estos tiempos nuevos las cosas han cambiado. Quizás lleven razón, pero lo que ha cambiado no ha sido el tiempo, si no las personas y la forma diferente de ver las cosas.

El tiempo sigue siendo el mismo, con el agravante de que han cerrado miles de empresas y tenemos cinco millones de parados y los que te rondaré morena del alma mía. ¿Hubiésemos tenido éste paro, con Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, al frente de la centrales sindicales?. Nunca lo sabremos porque ellos ya no están.

Rajoy, no cabe duda alguna, va a tener problemas con manifestaciones y huelgas, por el simple hecho de realizarlas, sea con razón o sin ella. La cosa es darle caña al líder de los populares, en el caso de que llegue a gobernar, ante la posibilidad de que algunos dejen de “chupar de la teta de la vaca”, sin dar un palo al agua. Y sucederá porque es muy bonito vivir del cuento o como decía la sabia de mí abuela: “vivir a cuerpo de rey”, basando toda su teoría con amenazas de poner pitos en las bocas.

Las encuestas, esas en las que no creo, dan una victoria por mayoría absoluta a los populares. Y digo, porque siempre lo he dicho, que no creo en las encuestas auque últimamente estén fallando muy poco, más bien acertando de pleno, puesto que en las únicas encuestas en las que creo es en aquellas que da el ministro del Interior cuando se cierran los colegios electorales y empiezan a llegar los resultados finales.

En el caso de que las encuestas acierten y la victoria de los populares sea por esa mayoría absoluta que dicen las mismas, Rajoy va a tener problemas y de los gordos por culpa de las centrales sindicales. Tiempo al tiempo.

Las grandes centrales sindicales han jugado un papel vital en la consolidación de la democracia en nuestro país. Pero naturalmente ha contado con que, en las dos grandes centrales sindicales, había al frente de las mismas dos grandes sindicalistas, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que defendieron a capa y espada el derecho de los trabajadores pero, al mismo tiempo, estas dos grandes personalidades sindicales miraron por los intereses de España y de todos los españoles.

Según la denuncia del presidente del Instituto de Estudios Económicos: “Esta claro que los acosos sindicales a los empresarios, con exigencias laborales incesantes, han contribuido a deteriorar el tejido empresarial, provocando eres y cierre en perjuicio de los trabajadores”

Ante estas situaciones y opiniones que no dejan muy bien parado a las centrales sindicales más importantes de nuestro país, acude con más fuerza que nunca, a la memoria de los trabajadores españoles, los nombre de esos dos grandes sindicalistas, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que tanto y tan bueno hicieron por los trabajadores españole, sin olvidar nunca que España era lo más importante.

Pero esto ya no tiene vuelta de hoja, para desgracia de los obreros españoles, ni Marcelino Camacho ni Nicolás Redondo, volverán más a estar al frente de la dos más importantes centrales sindicales de nuestro país. Las cosas claras.

Puede que algunos piensen que eran otros tiempos y que, en estos tiempos nuevos las cosas han cambiado. Quizás lleven razón, pero lo que ha cambiado no ha sido el tiempo, si no las personas y la forma diferente de ver las cosas.

El tiempo sigue siendo el mismo, con el agravante de que han cerrado miles de empresas y tenemos cinco millones de parados y los que te rondaré morena del alma mía. ¿Hubiésemos tenido éste paro, con Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, al frente de la centrales sindicales?. Nunca lo sabremos porque ellos ya no están.

Rajoy, no cabe duda alguna, va a tener problemas con manifestaciones y huelgas, por el simple hecho de realizarlas, sea con razón o sin ella. La cosa es darle caña al líder de los populares, en el caso de que llegue a gobernar, ante la posibilidad de que algunos dejen de “chupar de la teta de la vaca”, sin dar un palo al agua. Y sucederá porque es muy bonito vivir del cuento o como decía la sabia de mí abuela: “vivir a cuerpo de rey”, basando toda su teoría con amenazas de poner pitos en las bocas.
 

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